El fin de una era

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La vida en Hogwarts continuó su paso normal, y Rose y Scorpius tenían una mejor actitud desde San Valentin. Se divertían y se seguían juntando con Hanna, a veces con las amigas de Rose y a veces con Cameron y Aaron. Los nervios crecían a medida que se acercaban los EXTASIS, y además, ese año la final se disputaría entre Slytherin y Ravenclaw.

Había mucha rivalidad entre el guardián de Slytherin y uno de los cazadores de Ravenclaw, Scorpius nunca le perdonó a Ralph Boot el atrevimiento que tuvo con Rose el año pasado, y el Ravenclaw le guardaba mucho rencor al rubio por haberle partido la cara por algo tan simple... A su modo de ver al menos. Ambos sentían que tenían cuentas pendientes y esta era su última oportunidad de ver quién era quién.

Así que la final fue un encuentro muy pasional y cargado de odio y rivalidad, que hacía recordar a los maestros a ciertos buscadores de Gryffindor y Slytherin de hace 25 años... Uno de ellos, padre del Slytherin involucrado, el otro, el niño que vivió y salvó al mundo mágico...

Había excesiva violencia por parte de Malfoy y Boot en sus encuentros frente a los haros, muchos insultos, y varios golpes de ambos lados. No les importaba el marcador, sólo hacerse el mayor daño posible. Y se habían hecho mucho daño. Sin embargo, el marcador favorecía a Slytherin, y cuando finalmente atraparon la snitch, el juego terminó y Slytherin ganó ese año la copa de quidditch. Rose corrió de inmediato al campo, había visto los encontronazos de Boot con su rubio y temía que no fueran a dejarlo aunque el juego hubiera terminado.

Efectivamente ya estaban haciéndose de palabras y a punto de los golpes cuando la pelirroja llegó y trató de mediar la situación, llevándose a Scorpius con el pretexto (y no pretexto) de que necesitaba ir a la enfermería. Scorpius estuvo tres días en la enfermería del colegio, debido a que tenía dislocado un hombro y varias heridas en la cara y demás partes del cuerpo.

Era tiempo de los EXTASIS, esa semana, Albus y Helga regresaban a Hogwarts, tenían que quedarse en Hogsmeade, ir y venir al colegio todos los días, pero ya eso había hecho a Scorpius y Hanna muy felices, de tener de vuelta a sus amigos aunque fuera unas horas al día.

Y asi, en un abrir y cerrar de ojos, las clases terminaron. Era tiempo de las despedidas. Siete años se habían ido en un suspiro y a todos les parecía que fue ayer cuando recibieron su carta de aceptación en Hogwarts, cuando viajaron por primera vez a Diagon Alley a comprar su primera varita en Olivander's, cuando cruzaron por primera vez el anden 9 y 3/4 y vieron al expresso de Hogwarts listo para llevarlos, que llegaron a Hogsmeade y vieron por primera vez, a la distancia, el castillo que sería su hogar por los próximos siete años, que se subieron a los barcos que cruzaron el lago negro y los dejaron en Hogwarts, cuando entraron al comedor encantado a esperar que el sombrero les asignara una casa, una familia que sería parte de ellos no sólo por siete años, sino por siempre...

Recordaron cómo los que ahora se consideraban hermanos, se habían conocido, de los inicios de su amistad, de aventuras, travesuras y pleitos, de largas noches de platicas y fiestas en sus salas comunes, de interminables horas en la biblioteca haciendo tarea, de lágrimas y risas, de amor y des amor, de amistad y rivalidades, de triunfos y derrotas, todos estaban melancólicos. Rose y Scorpius miraban el panorama, abrazados e igualmente melancolicos

— Rosie, sólo me queda decirte una cosa: gracias. Gracias por haberme dado la oportunidad de acercarme a ti y ser parte de tu mundo, gracias por las lecciones de quidditch, gracias por aceptar ser mi novia, por no rendirte conmigo cuando me comporté como un idiota, gracias por tus consejos y tus regaños, gracias por estos años, que sin ti no habrían sido tan divertidos, te amo, quiero continuar siendo parte de tu vida, siempre

Ella comenzó a llorar en cuánto él empezó a hablar, ella no tenía palabras para comenzar a decirle a él lo mucho que había significado su compañía para ella, pero tenía que intentarlo, así que seco sus lágrimas con su túnica y le dijo

— Yo soy quien te debería dar las gracias, tú pusiste mi mundo de cabeza, me hiciste cuestionar sobre todo lo que yo creí como verdad absoluta, derribaste todos mis muros, uno por uno, te metiste en mi corazón y en mi alma y no quiero que te vayas jamás. Te amo Scorp, para siempre, no importa lo que pase. Te amo

Se besaron en el patio, en medio de todo el barullo de sus compañeros a su alrededor, la leona y la serpiente, enamorados y felices, haciéndose hermosas promesas e imaginando una vida juntos.

Sólo faltaba la fiesta de graduación. Celebrar con todos sus amigos y sus familias la ocasión especial. Nuevamente Rose dejó a Scorpius con la boca abierta con su atuendo. Se veía sumamente hermosa y madura. Ron lloró nada más la vio, su niña se veía como toda una mujer.

Además, no fue sorpresa para nadie, pero Rose fue nombrada la mejor alumna de su generación.

En la fiesta los chicos reían y bailaban contentos, celebrando que después de su arduo trabajo, al fin eran graduados, de la mejor escuela de magia y hechicería del mundo. Aún Albus y Helga con su redondo vientre bailaban felices.

Scorpius estaba muy orgulloso de su novia, sumamente enamorado de ella. Se escaparon de la vista de sus padres y del barullo de la fiesta y en un rincón apartado, la besaba apasionadamente recorriéndola con sus manos por encima del vestido. De todas las sensaciones que había sentido besando a esa chica, en esta ocasión, una de ellas predominaba: mareo. Primero pensó que era por la emoción, luego consideró que Cameron y Aaron cumplieron con su amenaza de poner alcohol en el ponche, pero finalmente no pudo pensar nada... Todo se puso negro y Scorpius se desplomó... Un grito retumbó por encima del ruido de la fiesta. Rose Weasley lloraba histérica sobre el cuerpo inconsciente de Scorpius, sus compañeros se arremolinaban alrededor de ellos, los padres y maestros se abrían paso, a Draco Malfoy se le detuvo el corazón por un momento, se puso aún más pálido que de costumbre y sintió que el mundo se desplomó sobre él.

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