Capítulo 1.

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      Corría, corría y corría,  sentí como un cuerpo se dejó caer encima del mío, y me esparcia cosquillas por mi estomago, y por mi cuello.

      Íbamos camino a casa agarrados de la manos los tres: "Papi, mami, y yo". Me dormían, y me daban besitos en la frente.

      -¿Mami?- La llame antes de meterme a la cama por completo.-¿Papi y tú, me quieren?- y me tape de pies a cabeza temiendo a la respuesta.

      -Princesita, claro que te queremos. De aqui al cielo.-Me respondió esa mujer tan dulce, marcando un beso en mi frente.

 Y finalmente caí profundamente dormida, al lado de mi osito de peluche.

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Agua.

Mierda, era agua.

      -Hora de levantarte, alimaña.- anunciaba mi padre hechandome un cubetazo de agua helada.

      Lleve mis manos hasta mis ojos, y sentí  agua tibia que salir por ellos. Estaba llorando. Y no solo por mi manera de despertar, estaba llorando por mi puta vida, porque mi sueño era solo eso, un sueño más, uno más del montón.

      Como pude me levante de mi intento de cama, se trataba de un cartón roto con una funda de almohadas rellena de papel de periódico.

     Aun estaba entumecida, el frío recorría por todo mi cuerpo, debido al agua fría. Me miré en frente del espejo y vi, lo que mis padres ven: una chica de 18 años horrible, gorda,y fea, muy fea. Me odiaba a mi misma. Posicioné  las manos en el espejo en un intento de romperlo, pero me detuve.

      Si quería marcar mi cuerpo lo haría yo misma, no un espejo roto.

      Odio los espejos, refleja lo que eres, todo tus facetas, toda tu esencia, refleja lo que a veces no quería ni saber.

      Como todos los días por la mañana, baje las escaleras. Apenas llevaba un saco que cubría todo mi cuerpo, mis padres no se preocupaban por comprarme ropa. Llegué al comedor y me sente en el piso -los unicos que podían sentarse en la mesa eran mis padres, y mis dos hermanos mayores-.

      Mientras ellos comían, yo esperaba para comer sus sobras.

      Era eso, o nada.

      -Come, come perrita.-me decía uno de mis hermanos, zack el mayor.

      Yo solo asentí con la cabeza, e hice un ademán para coger la comida que lazaban al piso.

      Después de eso solo corrí a mi habitación, si se podría llamar asi.

      Lloré.

      Lloré.

      Y lloré, hasta que sentía que debía tomar agua para seguir llorando.

      Vivía en una casa un poco acomodada, pero no era para todos, yo estaba excluida de todos esos "lujos". No tenía ningún privilegio.

       Demás estaría decir que mi  habitación es el sótano y, mi baño era solo un excusado  y nada más. Y por si era poco, debía  ducharme con una manguera de agua.

        Estudiaba en una universidad privada, mis padres dicen: "Es mejor que seas pura inteligencia, que solo basura. Cuando te gradúes costarás más". Esa era la razón de mis estudios en el área de sexología, la carrera que me habían obligado a elegir.

Solo por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora