Solo por ti.

Capítulo 11.

Era de noche. El frío se colaba en mi descubierto cuerpo, aún me debatía en bajar a enfrentarme con bob y corroborar que finalmente llego o quedarme aqui en el sótano y esperar que shelsea traiga el traje de esta noche.

Me decidi por la segunda opción. Después de todo, una discusión no cambiaría nada.

Escuché un escándalo en la sala de estar. Como pude camine hasta las escaleras y me escondí detrás de una mesa con un florero. A lo lejos veía a un bob distraído conversar con un ¿Señor viejo? No lo sé, no logro visualizar muy bien, pero mis oídos si que estan atentos a todas las preguntas que salen de la boca del señor desconocido, y los monosilabos que da en respuesta bob.

—¿Esta aqui?– preguntó el “Señor viejo”.

—Si.– respondió bob mientras encendía su asqueroso cigarrillo.

—¿Esta lista?

—Aun no.– dio unas cuantas caladas a su cigarrillo.

—¿Me dirás que estudia y donde?– ese señor se veía muy interesado en mí.

—Joder no. Ya tienes lo que querías desde hace un mes. No pidas más. Ya la tienes específicamente para lo que la necesitas, lo demás no te incumbe, sergey.

Ese nombre se grabó en mi cabeza a fuego. Nunca lo había escuchado, pero el simple hecho de pronunciarlo me hacia sentir arcadas de vómito.

Si ese tipo te quiere no es para nada bueno, comentó mi conciencia.

Pero no. El no me quiere, el me tiene. De una u otra manera bob negoció algo con este tipo que le convenga a los dos, y yo sería su pago..

O eso quisiera pensar.

Y obviamente, bob solo hace trato en donde el pueda ganar, si no, ni le interesara. Pero como el es una mugre rata, no le importa vender a su hija por unos cuantos millones más.

—Calmate. Recuerda nuestro trato. Intenta algo, y no ganaras absolutamente nada.– espeto y seguidamente se dirigió a la puerta. Pero antes de salir, se paro y dijo: —Ah, y una cosa más, dile que se apure, ahí en esa bolsa que esta en el sofá se encuentra su nuevo atuendo. Más le vale que se porte como tal, bob.

Y se fue.

No quise escuchar más, para mi ya era suficiente saber que bob fanáticos dinero gracias a mí, pero no soporto la idea de estar involucrada en un sucio negocio, en donde él gana y sus socios. Y esa ecuación no tiene cabida para mis sentimientos, necesidades, para mi cuerpo, para mi mente, para olvidar...

Olvidar es lo que más desearía en toda mi vida. Olvidar hasta mi nombre. Rehacer mi vida, cambiar mi nombre y borrar el historial de los hombres que se acostaron conmigo.

Pero eso solo pasa en los cuento de Alicia en el Países de las maravillas. En la vida real, el dolor queda marcado ya sea con solo una palabra o un golpe. Es como un tatuaje, te duele al hacerlo, se adhiere a tu piel y se queda ahí recordando el dolor constamente; pero llega un dia en donde te cansas de esa marca, y quieres quitarla... Pero recuerdas que es un tatuaje, y asi como duele al hacerlo, duele al quitarlo o al taparlo con otro más grande. Algo asi es el dolor. Un tatuaje que siempre estará ahí, nunca saldrá, y si llegase a salir, te dejara una marca horrible, quedarás marcada siempre asi intentes mil y una vez borrarla siempre quedara ahí.

Me encontraba sentada en el piso hecha un ovillo, recuerdos vagaban por mi mente, no eran recuerdos bonitos.

Siento pasos cerca y se perfectamente quien es. Shelsea.

—Por favor. Ya no más.– ruego.

—Eso no lo decido yo pequeña.– se agacho en el piso conmigo. Dejando la bolsa del atuendo a un lado.