Capítulo 2.

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      Mis parpados aun permanecían cerrados, trataba de abrirlos pero me resultaba complicado. Me removí un poco en el suelo, estaba helado, y sentí un dolor agudo, proveniente de mi zona íntima y toda mí espalda. Otro dia más en este infierno.

      Como era costumbre vi mi reflejo en el espejo, y si antes estaba asqueada por mí apariencia, ahora todo era el triple. Pude notar hematomas por todo mi cuerpo, aun llevaba el traje de conejita pero rasgado por completo. Mis pechos, y mí sexo,  escurrian unas gotas de sangre por mi cuerpo; podía notar las marcas de cuatro dedos alrededor de mi cuello. Mordidas, chupetones, todo era horrible, un desastre...

      Fui directamente al cartón que tengo como cama y saque debajo de él una mini navaja, me iba cortar, y no era la primera vez que lo hacia.

      Preferiría cien cortes hechos por mí misma, que por los jodidos clientes sadomasoquista que encontraban bob y shelsea.

***

     Hoy por fin, era un día de semana. Eso significaba solo una cosa: saldría de ese infierno por unos momentos, y seria capaz de crear mi propia burbuja en el exterior, donde nadie podría dañarme nunca.

     Hoy iría a la universidad. A pesar de que todas las noches, o en  casi todas, pasaba lo mismo con mi cuerpo, cuando asistía a la universidad, vivía en mi mundo de fantasía. Allí podía ser libre, y ser invisible. Esa era la única recompensa que la vida me daba.

      Todo esto significaba que  shelsea haría su puta magia, su mentira. Ella era una profesional cuando de maquillaje se trataba. Y eso hacía, me dejaba como toda una barbie humana si era posible, para que nadie notara lo horrible y jodida que estoy  realmente. Eso era lo único que dejaba que me hiciera sin protestar, este maquillaje, esta mentira, también entraba en mi burbuja, porque sino espantaria más que un niño en Halloween.

***

      Me encontraba cruzando la entrada de la universidad. Y me sentí en paz, era un paraíso, por lo menos para mí...

      Aquí se vivía todo, cosas que no se me permitían a mí. Como por ejemplo: el amor, el odio, y la tristeza. Entre todos esos tres, lo único que sentía era: odio y tristeza. Ya que el amor solo lo vivía en mis sueños irreales.

      Me encontraba caminando por el pasillo del edificio de ciencias, normalmente mi rostro siempre estaba en modo neutro. Hice una parada por mi casillero, y busque los libros que hoy utilizaría. En algún momento empecé a escuchar pasos acelerados,  yo me encontraba de espalda, y apenas gire sobre mis pies. Ahí estaba él.

     Un chico realmente guapo, besándome.

     Sí, estaba besándome.

      Sentí como su cálida lengua se introdujo aceleradamente en mi boca, embriagándome con su sabor a caramelo, y tomo mi cabeza entre sus torpes y aceleradas manos, dándole profundidad al beso. Y ahí estaba yo, literalmente viviendo un sueño irreal...

      Mierda.

       Puse mis manos en su pecho y lo empujé con todas mis fuerzas, al instante lo vi, y vi en su rostro nada mas que una expresión de confusión.

      No dije nada, él no dijo nada. Y mis ojos hablaron por si solos.

      Estaba llorando como una niña pequeña.

      -Oye, lo siento. Me equivoque.. yo.. pensé que eras otra persona.- decía mientras  se pasaba nerviosamente una mano por su nuca.

      -¿Por-q-qué.. lo hiciste?- pregunte sorbiendo por mi nariz.

Solo por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora