Enma se encontraba en la soledad de su casa, analizando el extraño episodio que había vivido hace unas cinco horas. Recordó como después de todo ese show él solo se fue por la puerta, dejándola aturdida. La pobre muchacha no sabía que pensar, por su cabeza rodaba esa imagen de él besándola de aquella manera que jamás alguien lo hubiese hecho. Se paso sus dedos por sus labios, y remojo los mismos al recordad ese beso. Los labios de aquel chico eran tan suaves como el terciopelo, era una cascada de agua fresca.
Se levantó del suelo en donde estaba sentada y se fue hasta el mueble de la sala de estar, la casa estaba sola. Las cosas en ese higas no volvieron a ser como antes desde aquella discusión con su padre, y la muerte de su hermano. Supuso que su padre estaba en el burdel trabajando, no sabía donde se hallaba su madre; pero le pareció extraño que no estuviese allí para ella a la hora que llegase.
Enma sentía la necesidad de contarle a alguien un poco de su vida, desahogarse. Pero al parecer la vida se ensañaba con ella.
Se recostó de cuerpo completo en el sofá, no estaba cansada, hacía mucho que no lo estaba; casi tres meses exactamente.
Una sensación extraña la invadia por completo, ya estaba cansada, quería experimentar un poco más de los limites prohibidos para ella. Justo en ese momento una idea un poco absurda le pasó por su mente. Lo analizó por unos minutos más, hasta que tomo la desición. Ya nada sería como antes.
Se levantó de golpe y cruzó la toda la casa en busca de la habitación de su madre. Rápidamente llego al lugar indicado, abrió el gran armario de su madre, allí se hallaba una cantidad de ropa hermosa que su madre últimamente no usaba, pues le guardaba luto a su hijo; pero enma no hacía semejante cosa. En una esquina del closet, en la parte del piso, visualizo una gran cantidad de bolsas de ropa de diseñador, era la ropa que su madre le compraba y la tenía ahí guardada para cada semana.
Apartó la mirada de alli y, eligió un vestido color carmesí, era ajustado para su cuerpo; pero acentuaba cada parte de el.
Se lo puso y le encantó el resultado. Fue al sótano en busca de unos tacones que le combinaran a la perfección con aquel vestido. ¡Bingo¡ fue lo que dijo cuando encontró los zapatos de aguja que se adaptaban muy bien. A pesar de que no le agradaba mucho la idea de ponerse aquellos zapatos excesivamente altos, sabía perfectamente que eso se necesitaba para la salida que realizaría esa noche.
Era la oportunidad perfecta, saldría ya que nadie se hallaba en casa, no le importaba si su padre la castigaba, pues la vida era un riesgo... o más bien la vida de ella.
Se maquillo excesivamente con un maquillaje ahumado, pues no quería ser reconocida por nadie, no quería arriesgarse y más aún cuando no llevaba su antifaz consigo. Así qué el maquillaje le pareció lo suficientemente bien, de ese modo podría camuflajearse con otras mujeres que ojala encontrase en el lugar a donde se dirigía.
En su cartera de mano llevaba su celular, lo sacó y buscó la dirección del bar más cercano; pero se sorprendió aún más cuando vio que el aparato le indicaba que el lugar más cercano era a unas calles de su casa...
Camino por las distintas calles de su vecindario, se inclino a la opción de caminar, pues quería conocer más a fondo el lugar donde había vivido toda su vida.
La noche era serena, estaba un poco fría; pero a enma le gustaba así. Llevaba caminando como unos quince minutos, en los cuales a ella le encantó el recorrido. Su casa estaba ubicada en un vecindario de clase media; pero ella sabia admirar la belleza de cada casa. Todas se veían pacíficas y hogareñas, y eso era lo que ella quería en su vida... una familia.
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Solo por ti.
Lãng mạnLa pequeña enma y su terrible vida, padres drogadictos, prostitución, maltrato. ¿Sobrevivirá? Créditos de la portada a: Bkcarmo