Capítulo 12.

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¿Como sana un corazón? Nadie tiene idea, el tiempo lo dirá; pero ¿Que tanto es capaz de soportar un corazón? Solo dios tiene respuestas. He escuchado por ahí que dicen que cuando te maltratan tanto al tiempo te haces algo así como ¿Inmune? Pero que mierda, ¿Porque a mi no me pasa? ¿Como se puede ser inmune a tu vida diaria? ¿Como confiar en la vida, si las personas primarias en mi vida —Mis padres— me hecharon a un estanque lleno de tiburones? ¿Como superas el dolor? Simplemente para mí nunca lo Sera.

Lo único que sé es que todo esta jodido por todos lados, no tengo escapatoria, ni la dichosas salida de emergencia.

Estaba hecha una bolita en el patio de la casa, donde se hallaba la casita del perro. Mis pies descalzos sentían la grama hacer cosquillas a la plata de mi pie. Estaba allí, sola.. pensando en la ironía de la vida.

El perro tiene su propia casita, su taza de comida, su taza de agua y una manta para abrigarse, ¿Me tengo que sentir mal porque el esta mejor que yo? Definitivamente no, me alegro que su vida sea serena.

A veces sueño que soy un pequeño pájaro carpintero. Voy de sitio en sitio haciendo un hogar que se adapte a mí, obviamente eso es lo que quiero, un nuevo comienzo..

Aún recuerdo las palabras desesperadas del llorón, en algún momento dijo que todo se estaba jodiendo. ¿Pero que diablos? No hay nada que nos ate, no hay motivos para que el me diga que su vida se esta jodiendo más de lo que aparenta.
—Es hora de que te vallas, estúpida.– anunció bob.

Era hora de ir a la universidad.

No respondí a su llamado, camine hacía el sótano, y cogi mi bolso que estaba en una mesita—Donde se hallaban todas mis cosas— junte los apuntes y los meti. Abrí la gaveta principal y saque una cajita, saque todo hasta que quedo solo lo que buscaba, mi telefono... mi ventanita al mundo real.

Me dirigí hacia mi intento de closet. Que contaba con unas tablas en donde doblaba mi ropa, y en la parte del piso estaban los zapatos, la mayoría eran tacones de aguja.

Dentro de esos tacones se hallaban mis converse rojas, ya estaban un poco rotas, me las puse y sali de la casa. Ya no tenia que vestirme porque ya estaba lista, llevaba un sweater negro con dibujo de una tijera en el medio de esta, y unos pantalones rasgados que halle por ahí.

Me monte en el carro sin dirigirle la palabra a bob, nunca le había alzado la voz. Y las cosas estaban realmente feas entre nosotros dos; haciendo a un lado el extraño comportamiento de shelsea y su papel de madre arrepentida.

Las cosas nunca en la casa habían estado tan fría, siempre se hallaba con musica, y tal vez los asquerosos amigos de zack fumandose un cigarrillo por cada rincón de la casa. Antes, bob no se la pasaba tanto dentro de la casa ya que tenía negocios sucios a los cuales atender. Y a sucios me refiero es a otras prostituciones, no.. yo no soy la única. Mi papa es dueño de un burdel en donde hay miles de mujeres a la fuerza, o en contra de su voluntad. Yo nunca he ido allá, pero por lo último que he investigado estos días, sé que ahí las mujeres pueden ser vendidas por grandes sumas de dinero, y obvio son negociadas solo con personas de alto nivel; y bueno, se rumorea que algunas mujeres ya han salido de la vida de dama de compañía, ya que los hombres se aburren, le dan su libertad y buscan carne fresca.

En fin, muchas de ellas corren con suerte. Pero al parecer, ser la hija de el bastardo de bob tiene sus acuerdos, y es que no soy exclusiva de ese burdel, solo de los negocios millonarios que hace mi padre con grandes personalidades, la mayoría son viejos.

—Vas muy tarde.– dijo y encendió su cigarro.

—Se nota que te importa.– ironice.

—Claro que no me importan estúpida, pero hay negocios que requieren de mi presencia; es más, nosé que hago contándote estas cosas, no eres nadie.– musito.

Solo por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora