Capítulo 7

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Me removi en el piso un poco. Todo mi cuerpo estaba cubierto de una paleta de colores morados, grises y verdes. Eran hematomas, gracias a mi padre. Es una nueva manera de castigo, pero ahora incluía algo más.

Levante mi cabeza y pude ver mi alrededor. Todo el cuarto estaba cubierto de espejos rotos, y no era solo eso, estaba encadenada.

Todo era tanto literal como verdad. El espejo reflejaba lo que era y como estaba, y las cadenas me ataban a esa vida.

Jamás saldría de esto.

Recuerdo que no solo yo fui golpeada, sino también mí madre, aunque yo quede peor.

Era hora.

Saque la hojilla que siempre tengo debajo del cartón y empecé a trazar rayas sin sentido en mi piel. Cada vez que me rayaba decía algo como:

Eres una mierdas.

Nunca saldrás de esto.

Todos te odian.

Das asco.

Maldita vida.

Maldita vida... asi estaba, total y completamente maldita.

Llore como una magdalena todo el dia.

***

Ya había transcurrido dos semanas, en la cual no fui vendida a causa de los graves golpes de mi cuerpo, estaba marcada, y nadie querría la mercancía en ese estado.

Después de esas dos semanas bob se arrepintió de esa golpiza. Perdió mucho dinero, más de lo que quería, y eso no le convenía. Estaba totalmente loco, todos los días venía a revisar cada zona de mi cuerpo para verificar que hubiese sanado.

No es que estas dos semanas hayan sido muy buenas. Pero las tome como si fueran mis vacaciones superar express.

El sol amenazaba con despertar . Y más atrás todos despertaríamos con el; el cielo estaba totalmente azul, con una que otra nube adornandolo.

Me encontraba sentada en la parte trasera de la casa, me había tocado dormir allí.

Solo contaban con mis pantalones de licra, una sudadera de mickey mause, y unas medias. La noche anterior no había comido nada, pero por suerte este dia sería mejor.

Pasadas ya las ocho de la mañana, me aliste con mí ropa comoda, y mis converse viejas, escondí mi nuevo celular por los bordes del pantalón para que no lo vieran. Me lo quitarían obviamente.

Bajé escalon por escalon hacia el área de la cocina. Hoy no sería el perrito faldero detras de la comida, aun me quedaba un poco de dinero, asi que me compraría un buen desayuno.

—¿No comeras?– soltó shelsea.

—No,gracias. Bob, apresurate llegó tarde.– espere parada en la puerta.

Era tentador.

—Te esperas. Nadie te esta esperando niña insolente.– exclamó soltaldo el tenedor en su comida con expresión de fastidio.

Solo bufe.

—Como digas.

Treinta minutos después ya iba en camino a la universidad. Como amaba ver las calles, sus coloridos, las costumbres, todo era tan diferente.

Solo por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora