Capítulo 15.

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Emilio black:

Se hallaba sentado en la orilla de su cama, viendo a la nada y pensando en todo. Por su mente pasaban imágenes de lo patética que ha sido su vida.

Sus recuerdos se basaban en su Madre. Aquella hermosa mujer de ojos grises que se caracterizaba por su dulce personalidad, era un sol que irradiaba armonía en cada lugar donde colocaba un pie. Emilio aún se preguntaba ¿Cómo su madre se pudo enamorar de su padre? Ese hombre despiadado que había hecho su vida miserable.

Se levantó de la cama y se froto la cara con sus manos, necesitaba un respiro. Pero en esa casa no lo obtendría. Camino hasta la mesita de noche que estaba al lado de su cama, se detuvo y la observó hasta que tomo esa fotografía en sus manos, realmente su madre era hermosa. Una lágrima salió por su ojos derecho, se limpio la misma y volvió a colocar la foto donde iba. Su madre siempre estaría en su corazón.

Aún recuerda el día que recibió la noticia. Tenia apenas unos dieciséis años de edad, era muy apegado a su madre, era su heroína, así solía decirle. El catorce de febrero, ese día que debería de ser feliz. El día de San Valentín su vida dió un vuelco por completo. Ese día despertó ansioso, pues le regalaría un hermoso regalo a su novia carla, su madre y el se habían esforzado al elegir el obsequio de la adolescente. Recibió la noticia de qué su madre había muerto, Díez minutos después de levantarse. Al instante se quedo traumadp al recibir esa noticia, pensó que se trataba de una broma de su padre, pero supo que no lo era. Se echo en el piso a llorar, era imposible que su madre estuviese muerta.

Ese día fue el peor, desde que luz murió, su vida se había puesto peor de lo que era, su padre seguía ...

Emilio no quiso seguir torturandose al recordar lo de su madre, lo que aún más le duele es su madre era una mujer sana, activa y muy hermosa, y para él era imposible que todo eso se fuera como si nada, porqué así había sido, había muerto la mujer de su vida y no le dieron explicaciones de como fue, o que pasó. Solo ella lo sabe.

Se quito su camisa negra y sus jeans azules, y los tiro en el cesto de ropa sucia, bufo al recordar que le tocaba lavar, ya que dicha cesta estaba rebosante de ropa. Caminó por el amplio cuarto y se metió en el baño. Recargo su manos en el lavamanos, mientras se veía en el espejo. Su semblante era triste, y lo único que iluminaba su rostro eran aquellos ojos grises con pintas verdes que había sacado de su madre. Enseguida se metió a la ducha, abrió el grifo y dejó que el agua cayera por todo su cuerpo.

Su padre no estaba en casa, por lo que seria más fácil salir de aquel infierno. Salió de la ducha sacudiendo su cabello mojado con su mano. Se acercó al closet y saco una camisa mangas largas de líneas blancas y negras, y unos pantalones jeans negros.

Se vistió, arregló su cabello y se dispuso a salir. Iría a una fiesta por ahí. Eso necesitaba, un descanso que no tenia la dicha se gozar siempre.

Bajó las escaleras de su casa rápidamente, fue a la cocina y encontró a marta, la ama de llaves. Le dio un beso en la coronilla, y se fue.

Recordó un famoso bar que estaba a unas cuantas manzanas, sería fácil llegar en carro.

Su padre tenía un garaje con distintos autos, eran últimos modelos y le molestaba que su hijo tomara esos carros sin su permiso; pero a Emilio no le importó y eligió el primer auto con que se encontró, era un ranger negro mate. Se montó en el auto, lo puso en marcha y salió de aquel lugar que lo atormentaba.

Mientras iba en el camino recordó a su novia actual. No tenía una desde carla, desde allí había salido con una que otra chica pero nada iba en serio. Y esta no era la exepción, aquella Chica que llamaba novia, era una máscara, una figura publica que opacaba su pasado, o más bien su presente. Estando con ella todo se mantenía relativamente estable. Y aunque no la amara le tenía un cariño inigualable, ella era como una niña pequeña, era muy caprichosa, era una buena persona... o por lo menos con él era así.

Cuando se dió cuenta que ya había llegado a su destino se estacionó en un lugar cercano. Maldijo internamente al notar la larga fila que había para entrar en aquel antro. Se encaminó hasta el sitio, llegó a la fila y empezó a caminar hasta la punta de esta, sonrió cuando ció que el guardia era un viejo amigo de él. Iba a entrar, cuando de repente noto un pequeño cuerpo cubierto por un vestido rojo, la chica estaba tratando de entrar. Le hablo a su amigo y los dos entraron.

Cuando aquella mujer le dió las gracias supo quien era. Claro que era ella, enma. Se veía realmente hermosa en ese vestido, y en ese maquillaje que destacaba sus inigualables ojos.

Ella estaba un poco avergonzada o nerviosa, y solo le dijo que iba a ir al baño, así que no le dió mucha importancia.

Se dirigió a la barra y pidió una cerveza ligera, eso sería refrescante para alivianar aquel momento, el antro estaba en su punto máximo, luces, humo, y musica invadian todo el lugar.

Pasaron como quince minutos cuando dejó de escuchar aquella música pegajosa, y solo se escuchaban gritos de la gente quejándose.

Caminó a través de la gente que estaba en medio de pista, todo se quejaban en una dirección. Todos tenían una especie de círculo formado alrededor de ese alguien que se estaba ganando la queja de muchos en aquel lugar. Eso a él les provocó curiosidad, quería saber que rayos estaba pasando, él siempre asistía a fiestas así y nunca había pasado algo como eso.

Al llegar al lugar lo primero que vió fue a esa gran mata de cabello castaño que había visto hace poco. Se acercó aún más a ella y la ayudó a levantarse de aquel suelo. Un silencio invadió por completo el lugar mientras Emilio estaba inmerso en los ojos de aquella muchacha que estaba tan desubicada en ese lugar, se veía frágil, parecía que en cualquier momento se echaría a llorar a sus pies, y el no quería aquello..

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