Capítulo 6.

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—Si, otra vez yo.– Declara con su expectacular sonrisa, mostrando cada uno de sus perfectos y blancos dientes.

Ser tan bello debería de ser ilegal..

Ser tan bello debería de ser ilegal.– susurre estando en el tercer cielo.

—Creeme que si.

—¿Que?–Sali de mi trance en donde no sabia que pasaba. Ahora si estaba en mis cabales.

—Nada. Solo que acabas de decir que debería ser ilegal que yo sea tan irresistible. – susurro en mi oreja.

—¡Claro que no!– exclame.—Yo no dije eso.– y le regale una de mis mejores miradas de desprecio.

Claro que dijiste eso estúpida. Es mas, yo lo dije y tu lo repetiste alto y claro..

Pura conciencia.

Es que cuando las repartieron, me dieron a la más estúpida y fea de todas.

—Oh si, claro que lo dijiste. Pero tranquila, no caigamos en discusión por cosas que sabemos que es verdad.– bromeo.

De verdad este chico cree que después de besarme en el pasillo, puede venir a tratarme como si nada. Pues no.

—Como quieras. Yo, ya me voy. Adiós.– di una media vuelta y empecé a caminar a pasos alargados.

—¡Espera! Aún no quiero que te vallas.– me tomo por e brazo, me giro y quede justo con las manos en s fuerte pecho. Y sus ojos, eran hermosos, una mezcla de verdes con gris, ese iris era el más bello de todos.

Estaba en las nubes.

—¡Dejeme! Usted no me conoce.– espete. Hice fuerza y me solte de su agarre.— no se me vuelva a acercar.– lo amenace señalandolo con mí dedo índice.

Todo duro absolutamente nada. Era un mierda cargar con todo esto. Me sentía agusto en sus brazos, pero recordé. Recordé que el es un maldito hombre igual a todos. Son como hechos de fabrica, en los cuales todos vienen con los mismos pensamientos.

Sexo.

Camine lo más rápido que pude a una parada de autobuses. Vi a lejos una banca, camine hasta ella y me sente.

Pasaron alrededor de cinco minutos, cuando un carro extremadamente grande y negro se estaciono frente a mi.

La sangre dejó de circular por mi cuerpo.

El miedo era el protagonista en mi rostro.

Y mi piel ya tenia un brillo anacarado causado por el sudor.

No sé ni como se llamaba el auto. Nunca lo había visto, era muy grande. Poco a poco vi como se fue bajando el cristal negro completamente.

Y pude verlo. Esos ojos verdes con gris eran inconfundibles.

—Dijiste que no te conozco, pero lo único que me falta conocer de ti, es tu personalidad; porque tu boca ya tuvo el placer de conocer a la mía.– me guiño un ojo.— y para que no digas que soy un desconocido, te dire mi nombre. Me llamo Emilio Black.– Lanzo un beso al aire y subió la ventanilla del auto.

Estaba estática. No sabía que pensar, nunca nadie había tenido esa clase de comportamiento conmigo, a excepción de Elina; pero ella es mujer. Un hombre nunca me había hablado sutilmente, a menos que quiera sexo. Nunca me habían tratado normal, y esa era una sensación extraña.

No sé si deba agradecerle a shelsea por esto que hizo. Quizás tuvo dobles intenciones, aunque nunca la había visto asi tan demacrada, me dejo un poco perturbada.

Solo por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora