This is how it feels when you're bent and broken.
La femme estaba recostada en su soporte, jugueteando con un holograma. Este mostraba un cañón de plasma muy sencillo. La robot hizo que el holograma girara sobre su eje y amplió la zona del cañón. Miró de reojo a la pantalla que le mostraba el pasillo que llevaba hacia su habitáculo, para comprobar que a nadie se le hubiera ocurrido ir a hacerle una visita.
No es que no le gustaran las visitas, de hecho, las agradecía muchísimo. Pero a su padre no le haría gracia si la pillaran diseñando un cañón de plasma.
Y es que, ¿qué más podía hacer? Era una de la Generación. Llevaba la guerra en sus sistemas pero no tenía opción a entrar en la milicia. Solo porque su padre tenía miedo a perderla.
- A veces es una chatarra que seas el líder de los Autobots...- refunfuñó ella.
Se centró de nuevo en el holograma, tratando de volverlo más ligero para poder portearlo con más comodidad pero sin restarle potencia de fuego.
Su padre había conseguido que no pudiera alistarse, pero no podía impedirle que desarrollara armas especializadas o compuestos líquidos altamente efectivos para regenerar heridas o eliminar el óxido, compuestos que podrían considerarse sacrílegos debido a su método de fabricación. Deshelia suspiró. Aquel trabajo clandestino era aburrido, pero era lo mejor que podía hacer, al menos hasta que su padre cambiara de opinión.
Por suerte, no todos pensaban igual que él. Su mejor amigo desde que podía recordar formaba parte de las milicias, era un Rastreador, y también era su contacto para introducir sus prototipos de armas en el ejército. De esta forma, para cuando los altos mandos querían averiguar de donde había salido el nuevo estilo de arma, nadie podía decírselo con exactitud.
El Rastreador se llamaba Bumblebee. Eran grandes amigos y aunque en teoría Deshelia no perteneciera al ejército, había recibido un entrenamiento por parte de Bumblebee. Claro, que todo esto fue antes de que el mech se enterara de quien era hija, ya que Bumblebee le guardaba un profundo respeto a Optimus Prime.
Para cuando se enteró, ya eran demasiados cercanos cómo para que Bumblebee dejara de entrenarla sin sentirse culpable, así que tras una pausa de un año para que el robot lo asimilara, siguieron con sus entrenamientos. Ahora, a la temprana edad de cinco milenios, Deshelia sabía luchar a la perfección a pesar de que nunca lo había hecho en un enfrentamiento real.
Oyó unos pasos apresurados dirigiéndose hacia su habitáculo y cuando volteó hacia la pantalla, se relajó al ver que era Bumblebee. Se levantó y se acercó para abrirle la puerta.
- ¿Qué ocurre, Bee?- el mech de piezas amarillas pasó junto a ella y cerró la puerta.
- ¡Tengo fantásticas noticias!- gritó recostándose. Deshelia lo miró mal.
- ¡No grites! Te recuerdo que se supone que no nos conocemos- refunfuñó un poco, pero enseguida sonrió-. ¿Qué noticias?
- Es sobre la metralleta a un brazo que ideaste, para que se desplegara sobre el servo de un Autobot- dijo. Su amiga se sentó junto a él.
- ¿La M-5.8.6? ¿Qué pasa con ella?- frunció el ceño- No me digas que al construirla no funciona...- empezó a lamentarse ella, pero Bumblebee agitó sus servos en el aire.
- ¡Que va! Para empezar, a ningún armero querían construirla. Según ellos, mi ingeniero se pasó demasiado con la potencia de fuego como para que funcionara- Deshelia agrandó sus ópticos.
- Pero justo por eso le puso el tercer soporte interno... Bee, ¿cómo van a ser eso buenas noticias?
- Si dejas de interrumpirme, a lo mejor te acabas enterando- dijo el mech mientras la miraba mal. Ella alzó ambos brazos y Bumblebee sonrió-. Bien, pues el caso es que después de eso utilicé la R.I.A, la Red Interna de Armeros, para difundir tus hologramas, para saber si a alguien le interesaba construirla y, ¿a qué no adivinas quien ha venido esta mañana preguntando por tu diseño?
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Transformers Prime: Hija de la Guerra
FanfictionLa guerra por Cybertron ha comenzado. Dos bandos han sido creados: Autobots y Decepticons. Una nueva Generación ha surgido. La Generación de la Guerra. Más fuertes, rápidos, inteligentes, pero también más arrogantes, crueles, sádicos. Muchos...