Capítulo 25

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Deshelia no esperó ni un segundo: en el mismo momento en el que oyó la puerta de su dormitorio cerrarse tras ella, encendió el micro. Lo había colocado bajo el brazo de su asiento al levantarse, sabiendo que su padre se fijaría más en sus movimientos exhaustos en vez de en sus servos colocando el micro.

El cansancio no era fingido, sin embargo. Seguía sin poder recargar demasiado, pero se obligó a apartar ese preocupante dato de su mente y se centró en las voces que salían del micro: su padre y Bumblebee.

- Bumblebee, quería hablar contigo sobre la Wrecker bajo sospecha de traición.

- ¿Sigue siendo sospechosa, señor? Con el debido respeto, pero...

- Aún hay acusaciones en su contra, pero muchas de ellas se han retirado. Pero aún, así el protocolo exige que la acusada testifique, y estamos teniendo dificultades en ese tema. Esperaba que pudieras ayudarnos con eso.

- Siento decepcionarle, señor, pero no es que tenga mucho que decirle. Nunca la había visto antes, no tengo demasiado contacto con Wreckers. Solo sé que me salvó la vida, a mí, al médico y a unos cuantos más.

La voz de Bumblebee sonaba tan evidentemente nerviosa que Deshelia no sabía cómo su padre no le había pillado ya. Rezó porque la razón de que ella pudiera notarlo con tanta facilidad fuera la larga amistad que les unía, no porque fuera realmente así de evidente.

Oyó chirriar su litera, luego silencio, y de nuevo un chirrido. Cerró los ópticos con fuerza, deseando que Bumblebee se estuviera quieto antes de delatarse a sí mismo.

- ¿No te dijo su nombre?

- No. Bueno, yo no lo oí, al menos. Puede que me lo dijera, pero estaba demasiado ocupado gritando por la lanza.

-¿Y dices que no la habías visto nunca antes de la batalla?

- Nunca, señor.

Otra pausa. Deshelia cambió el peso de un pie a otro cuando oyó a su padre sentarse en su asiento. Tragó Energion, pidiéndole a Primus que no descubriera el micro ni lo aplastara por error.

- Bumblebee, hay testigos que dicen de haberte visto abrazando a la Wrecker dentro de Protimax, una vez terminó la batalla. Si no la habías visto nunca, ¿por qué tuviste esa muestra de afecto con ella?

Chatarra. Chatarra, chatarra, chatarra.

- Me salvó la vida, señor, poniendo en riesgo la suya. No me conocía, no tenía por qué hacerlo, pero... lo hizo. Yo... me salió, sin más.

- ¿Te... salió?

- Eh, sí. Me había salvado la vida. También le prometí una jarra de Energion sobrecargado si alguna vez iba a Twin City, pero no llegó a decirme nada. Y después de todo esto, no sé si le apetecerá, en realidad.

Buena esa, Bee.

- ¿La viste hablar con alguien más? ¿Algún Wrecker?

- Sí, señor. Con Wheeljack.

Era parte del plan: redirigir a su padre hacia Wheeljack, que aportaría datos más cercanos sobre su falsa personalidad, pudiendo ampliar su testimonio con más Wreckers a los que habían convencido de que hablaran bien de la misteriosa femme si alguien preguntaba.

- Hablaremos con él- Deshelia reprimió un grito de júbilo: su padre había picado-. Necesito que me cuentes exactamente todo lo que ocurrió desde que te salvó hasta que se despidió de ti.

- Pues... emm...

Deshelia oyó a Bumblebee contar a su padre toda la historia, con ligeras modificaciones, desde luego, para mantenerla en el anonimato. Mientras escuchaba toda la conversación, de nuevo agradeció internamente tener un amigo como Bumblebee. Se la estaba jugando por ella.

Transformers Prime: Hija de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora