Capítulo 22

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Poco a poco, Deshelia se fue calmando y su agarre en torno al cuello de Optimus fue perdiendo fuerza. Él por su parte, lo notó, y solo pudo pensar que aquel abrazo había acabado demasiado pronto.

A diferencia de la joven femme, el legendario Prime recordaba perfectamente porqué habían estado tanto tiempo apartados, con esa tensión que había empezado mucho antes de que él acudiera a Protimax: una Deshelia muy enfadada con él por no dejarla pelear con su mejor amigo (con malas consecuencias para el Rastreador), le había dado un empujón que le había dejado el pecho ligeramente hundido y había dañado su sistema de refrigeración. Y al darse cuenta de lo que le había hecho, su propia hija había pensado que la temía.

¿Temerla? ¿Él? Optimus no podía comprender como su sparkling podía pensar aquello. Era absurdo. Temía por ella, eso sí, en todo momento. Pero no la temía a ella.

La depositó en el suelo ya que, debido al impulsivo abrazo y los diez metros de estatura de Optimus, Deshelia había quedado colgada del cuello de su padre a pesar de sus siete metros y medio.

- Lo... lo siento mucho- la oyó tartamudear. Optimus la miró sin comprender.

- ¿Por qué?

Un pensamiento rebotó en el procesador de la joven femme. Porque he matado a uno de tus soldados.

Pero no... no podía decírselo. No ahora. Acababa de volver después de meses sin verlo, la estaba mirando con cariño, y... no podía despedirse de eso tan pronto.

Tragó Energion. Desvió la vista hacia su hombro herido. Ver aquella herida hizo que recordara la que ella misma le había infligido en un momento de enfado... y el miedo con el que la había mirado.

- Yo... siento... el empujón... te hice daño... yo... perdóname, papá, no quería...- tartamudeó, recordando el aspecto del pecho de su padre tras el empujón.

- Está bien- la tranquilizó Optimus, posando una mano en su hombro-. Sé que no querías. Y apenas fue...

- Me miraste- interrumpió ella, temblando-, y me tenías miedo. Lo vi.

Optimus se arrodilló ante ella para sujetarla de dos hombros. Deshelia trató de apartar la mirada, pero su padre era enorme y ocupaba todo su campo visual. Imposible de evadir.

- Nunca te tendré miedo, Deshelia. Estaba preocupado por ti, eres más fuerte de lo habitual...- el Prime se frenó, no queriendo divagar sobre la extraordinaria fuerza de su hija. Nada que pudiera reavivar sus ganas de unirse al ejército- Quiero mantenerte a salvo.

- Lo sé- murmuró ella.

- Todo lo que hago, es para mantenerte a salvo.

- Lo sé- repitió ella-. Aunque a veces... a veces pienso que son los demás los que necesitan protección... de mí- bajó la cabeza, mirándose los servos.

Recordando, de nuevo, los ópticos llenos de odio del Guardia cuando la había acusado de matar a su compañero.

El horror golpeó a Optimus como uno de los brutales golpes de Megatron. No. No podía permitir aquello. No podía permitir que su hija pensara que era un monstruo. Puede que fuera impetuosa, perdiera las formas con facilidad y fuera un poco demasiado fuerte, pero... él había visto a los verdaderos monstruos. Y sabía que su hija no era uno de ellos.

- Deshelia...- empezó, pero ella se sacudió sus servos de los hombros y retrocedió un paso.

- No quiero discutir ahora. Llevas mucho tiempo fuera, sé que Megatron estaba allí, y yo...- se obligó a hacer una pausa para calmarse- Tenía mucho miedo por ti, papá.

Transformers Prime: Hija de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora