Mientras Deshelia destrozaba todos los falsos Decepticons que el Simulador programaba, Bumblebee observaba a su amiga con preocupación tras la pared de cristal. Trataba de permanecer tranquilo, aquello solo era un entrenamiento. Pero había visto el comportamiento de su amiga, la manera de luchar. Aquella pericia, la frialdad, la eficiencia... eran las de una máquina. Nada que ver con los combates de entrenamiento que ellos dos habían mantenido hacía varios años ya.
Le gustaría poder decir que tenía una solución para su amiga, pero lo cierto es que estaba en blanco. Solo podía observarla y sentir una cierta inquietud: Deshelia no era ella misma dentro del Simulador.
Un golpe, una muerte.
Un golpe, una muerte.
Deshelia los estaba aniquilando.
Tuvo que apartar la mirada: Deshelia peleaba con los servos desnudos, sin armas, pero ya había perdido la cuenta de los hologramas que había desintegrado. Era brutal.
A su alrededor, los Wreckers vitoreaban o se quejaban, dependiendo si Deshelia había superado ya el nivel por el que habían apostado. Sin darse cuenta del problema, de la realidad.
Trató de eliminar la preocupación de su cara cuando notó a alguien pararse a su lado.
- Nunca había visto a nadie luchar así- miró de reojo al mech y se irguió con un carraspeo.
- Seaspray- el imponente Wrecker le dedicó un asentimiento de cabeza y Bumblebee trató de sonreír con guasa, recordando que Deshelia había puesto en ridículo al Wrecker la última vez que habían estado allí-. Llegas tarde, lleva un rato ahí dentro.
Seaspray lo miró, mortalmente serio.
- Estaba ocupado- Bumblebee reprimió una sonrisa.
- Seguro.
Pero un chirrido espantoso seguido de más vítores le hicieron volverse de nuevo hacia el interior del Simulador, y reprimió a duras penas un escalofrío: Deshelia le acaba de arrancar la cabeza a un holograma, que cayó al suelo con su cuello decapitado echando chispas. Ella no dio muestras de sentir nada: soltó la cabeza y se giró para asesinar al siguiente con fría y brutal eficiencia.
Bumblebee suspiró y se contuvo para no delatarse. No quería que vieran su preocupación. Sabía cuánto quería Deshelia integrarse en el ejército, y él de verdad opinaba que su amiga podía marcar la diferencia. Pero no lo haría si los Wreckers se ponían inquietos al verle nervioso: como amigo suyo, Bumblebee debería estar a la cabeza de los que la vitoreaban. Pero con cada golpe, se hacía más evidente que Deshelia era parte de la Generación de la Guerra y por mucho que le pesara, Bumblebee sabía que era mejor que aquello no se conociera aún.
Seaspray lo miró de reojo y cruzó los brazos sobre su pecho:
- No pareces muy emocionado... tu amiga está reventando a esos Cons como si fueran una lata vacía, ¿y tú ni siquiera sonríes?
- No son Decepticons de verdad- replicó él. Seaspray arqueó una ceja.
- No parecía que te importara eso la última vez. Recuerdo que no dejabas de reírte.
- Bueno, la cara que se os quedó a todos era bastante divertida- trató de burlarse Bumblebee.
Pero no le salió del todo bien: Deshelia estaba combatiendo contra quince decepticons a la vez, pero aún así, resultaba evidente que los iba a destrozar en pocos ciclos. Ni siquiera parecía notar los ocasionales golpes que recibía. Tragó Energion. Seaspray lo miró, sospechando.
- ¿Qué estáis ocultando?- preguntó, con un tono que distaba mucho de lo amable.
Antes de que pudiera responder, el Simulador volvió a cambiar y esta vez, solo había un enemigo. Bumblebee miró aquello extrañado; ¿sólo uno? Después de todos los niveles que Deshelia había superado, deberían haberle puesto al menos una veintena.
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Transformers Prime: Hija de la Guerra
FanfictionLa guerra por Cybertron ha comenzado. Dos bandos han sido creados: Autobots y Decepticons. Una nueva Generación ha surgido. La Generación de la Guerra. Más fuertes, rápidos, inteligentes, pero también más arrogantes, crueles, sádicos. Muchos...