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—¡No, tú no serás un Vengador! —clamó un Tony Stark molesto, apuntando con su dedo al chico pelinegro sentado frente a él.
Todo el equipo estaba reunido en el gran comedor, tú como siempre estabas al lado de tu extrovertido esposo disfrutando de la cena al igual que los demás, o bueno, eso hacían hasta que tu joven primogénito de 17 años abrió la boca para anunciarle a su padre que ya estaba entrenando con su tía Nat para convertirse en un Vengador justo como sus padres.
Ahora, sabías lo que venía: Verías a Tony y a Jimmy comenzar a discutir delante de todos. Ambos eran tan orgullosos, típico de un Stark.
—Tranquilo viejo, es mi vida y yo decido que hacer —le contestó Jimmy con voz neutra y una sonrisa zorruna.
—¿Viejo? ¡Soy tu padre, mocoso! Muéstrame un poco de respeto —lo regañó Tony, alzando un poco más la voz.
—Cariño... —trataste de calmar a tu esposo, tomando su mano con una cálida sonrisa.
—¡No soy ninguna mocoso! Ya casi cumplo 18 —protestó tu hijo con los brazos cruzados.
—Me importa un carajo cuantos tengas, no serás un Vengador —afirmó el Stark mayor.
—Lenguaje —le dijo divertido Steve como siempre.
—¡Tu no te metas! —le ladró Tony, matando con la mirada al rubio.
Los demás no pudieron evitar reír por lo bajo al ver a Stark rojo por el enojo.
—Amigo, tranquilo. Respira y cuenta hasta 10 —le sugirió Bruce.
—¡Estoy tranquilo, maldita sea! —gritó el magnate.
—Tony, deja de gritar ya —lo regañaste para tratar de controlarlo ya que parecía que mataría a todos con el tenedor en su mano.
—¡No estoy gritando!
—Anthony, basta —advertiste severa.
—Bien, pero nuestro hijo no se volverá un vengador —repitió él. Tu muchacho frunció el ceño.
—Que pesado —se quejó el joven Stark—. Mamá ya me dejó, ¿por qué tú no?
Tony volteó su mirada molesta ahora a ti.
—¿Le dijiste que sí? —inquirió, tratando de no explotar contra ti.
—Sí —respondiste nerviosa.
—¡Eres una traidora! ¡Todos son unos traidores! —exclamó mirando al equipo como un niño molesto y se levantó casi echando humo por las orejas— Y tú —señaló a su hijo—, James Howard Stark, no te volverás un Vengador nunca.
