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Me sentía tan idiota, pero de verdad que quería patear mi propio trasero arrogante.
Sí, yo misma había terminado a Peter, no porque no fuera atractivo, porque era claro que él podría sacarse mucho partido si tan sólo dejara ese estilo tan nerd. Bueno, ésa había sido una de las principales razones.
Otro motivo era que el castaño era un tanto, ¿cómo decirlo sutilmente? Ah sí, A-BU-RR-I-DO.
Suena un poco cruel, sí. Pero no era todo culpa de él, sino mía, ya que sabía la clase de chico con él que me estaba metiendo cuando Peter, por fin, tuvo el valor de decirme lo que sentía. Y ni siquiera había sido él, fue su amigo Ned al empujarlo sobre mi y correr luego de gritar:
—¡Peter esta enamorado de ti!
Y bueno, lo demás es obvio. Estuvimos juntos, todo fue miel sobre hojuelas, y blah blah blah, comenzó a aburrirme su comportamiento extraño, su complejo de nerd, y su inexperiencia en la cama.
No es que el sexo fuera todo lo que me importaba, sino que Peter era demasiado respetuoso y tímido, incluso si tomaba mi cintura se ponía nervioso.
Nunca tuvo mucho juego, así que lo terminé. Pero ahora lo veía hablando y coqueteando con Liz Allan o Lizorra como la llamo, y simplemente no puedo evitar sentirme... idiota. Oh no, Peter Parker sigue siendo mío.
—Deja de mirarlos, te ves patética. —habló Michelle a mi lado, ni siquiera sabía porque me hablaba.
—Tu sarcasmo es patético, Jones —le dije antes de caminar hacía el lugar donde se encontraban Liz y Peter.
—¿Podemos hablar? —pregunté al castaño con una sonrisa, ignorando por completo a Allan.
—S-seguro —titubeó él—. Nos vemos luego, Liz —se despidió de la zorra, perdón, de la chica a su lado con un ademán.
—Sígueme —le ordené, dándole la espalda para comenzar a caminar lejos de ahí.
El obedeció sin vacilar y caminó detrás de mí hasta que llegamos al gimnasio, que se encontraba vacío por fortuna. Me gustaba llevar ahí a Peter entre clases para besarlo detrás de las gradas. Esta vez era una situación diferente.
Me detuve frente a él, iba a ir directo al grano.
—¿Qué diablos hacías con Liz Allan? —cuestioné, cruzando los brazos en mi pecho. Su rostro se deformó en un gesto de total incredulidad.
