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El príncipe de las travesuras había permanecido la última media hora en el diván junto a Thor observando con el ceño inexpresivo la manera en que su novia bailaba con vaivén sugerente sólo pegada a las caderas de su mejor amiga, ésa chica Maximoff. Sabía que ella estaba enfadada por haber llegado tarde a la fiesta de Stark y dejarla plantada por al menos dos horas, pero odiaba las frívolas parrandas de los terranos, en especial las de Tony.
No había sido su intención llegar tan tarde, por supuesto, pero en lugar de disculparse como ella esperaba, le soltó un desinteresado: te dije que no deseaba venir. Y, ahora, la mujer le evitaba a toda costa, usando de excusa a Wanda para provocar la tentación del Dios con sus pretenciosos pasos de baile de aquellas pegajosas melodías que, al parecer, ya podía dominar.
Bien, esto es ridículo. Gruñó Loki dentro de su cabeza antes de abandonar su asiento cuando su novia ya estaba lo suficientemente cerca del rostro de la gemela Maximoff como para besarla.
Se acercó al par de amigas, de muy mal humor, y tomó con firmeza el brazo de la chica.
—Discúlpate diciendo que vas al baño —le ordenó sobre el oído y se fue de ahí sin decir otra palabra.
Esperó pacientemente en el pasillo de las habitaciones en el segundo piso y, en cuanto la descubrió llegando con una sonrisa, la empujó dentro de la primera habitación que encontró sin importarle a quien pertenecía. Trabó la puerta con el pestillo y se aproximó a ella tan rápido que su espalda se golpeó contra la pared.
—Tranquilo, bestia —rió ______ cuando él intentó besarla.
—Tú te buscaste esto —replicó Loki, pegando sus caderas contra las de ella para hacerle sentir la semi erección que comenzaba a crecer dentro de su pantalón negro. La tomó del cuello e hizo otro amago de besarla. La chica volvió a detenerlo.
—No, tú te lo buscaste —musitó con sorna—. Así que está vez, yo mando.
—¿Enserio crees que puedas...?
Su novia le interrumpió con sus labios sobre los de él mientras una de sus largas piernas le rodeaba el costado de su cadera, frotándose mínimamente. Maldición, eso había funcionado. No había nada que lograra ponerlo tan firme como el cuerpo de lujo que su novia poseía como una diosa, y eso era exacto lo que ocurría en ése momento. Lo estaba besando de una manera tan ardiente que la erección comenzó a doler en sus entrepierna, ¡y eso lo había logrado sin tocarlo! En cambio cuando sintió sus manos sedosas en su cuello y deslizándose hacía abajo para quitarle el saco y la camisa negra, se sintió a punto de explotar con tanta excitación acumulándose más la adrenalina de hacerlo en la habitación de alguno de los Avengers. Sintió como ella empezaba a frotar su entrepierna contra la suya con más descaro que antes al punto de que parecía que estaban cogiéndose en la pared. Loki no resistió más y llevó sus dedos a los tirantes del vestido de su chica, sin embargo, ella lo obligó a apartarse de su cuerpo, esbozando una pequeña sonrisa con picardía.
