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Mis manos se enrollaron con más fuerza sobre el torso de Scott cuando sentí su intento de alejarse, mirándolo como una niña pequeña que no quieren que le quiten a su osito de felpa. Él volvió sus ojos a mi con una sonrisa socarrona.
—Nena, ya te dije que no es una tarea de alto riesgo. Sólo tengo que entrar en el túnel cuántico y sacar la... cosa no sé qué súper científica —insistió mi novio en otro intento por apartar mis preocupaciones.
—Pero y si —observé fugazmente a la familia Pym, quiénes se mantenían ocupados con su máquina—... Te ocurre lo mismo que a Janet —dije en un tono más bajito. Scott bufó, tomando mi cintura.
—Estas siendo paranoica, amor. Todo está planeado y, además, si algo sale mal, ellos ya saben cómo resolverlo —sonrió él, causando que yo también pudiera al fin esbozar una pequeña sonrisa.
—De acuerdo. Ve —acepté con más optimismo que antes.
Mi chico inclinó su cabeza hacía la mía hasta que pudo tomar mis labios en un beso corto, luego depositó juguetonamente más de esos en mis mejillas hasta llegar a mi cuello. Reí por la sensación. Dios, ése hombre realmente me hacía feliz.
—Estas loco —murmuré aún entre risas. Él salió de mi cuello para dejar un último beso sobre mis labios.
—Tú, señorita dramática, me vuelves un loco —se defendió Scott—. Y es una de las razones por las que te amo.
—¿Ah sí? —levanté una ceja, acercándome— Dime otra razón.
—Tendré que mostrartela cuando vayamos a casa —me aseguró en un tono pícaro.
—Si tendrá que ser en casa porque ahora quiero que metas tu trasero en ése túnel —la voz de Hank nos interrumpió, haciendo que Scott se acalorara.
—Okay —dijo avergonzado mi novio antes de meterse en la cápsula bajo la mirada divertida de Janet y Hope.
—Aquí vamos —anunció Pym antes de activar el mecanismo que encendía su máquina.
La cápsula que mantenía a mi Scotty encerrado desapareció de mi vista en un pestañeo y mordí mi labio en una clara señal de angustia que sólo Hope detectó. Ella se acercó hasta tomar mi hombro con una sonrisa.
—Hey, relajate un poco. Esto sólo llevará un minuto —afirmó la primogénita de Hank.
Me giré para mirarla, tratando de sonreír de nuevo... eso hasta que me percaté de una extraña anomalía que ella aún no había notado.
—Hope... tú-tú estás... ¿desapareciendo? —farfullé al no hallar otra palabra que pudiera describir lo que presenciaba anonadada.
Ella miró la manera en que sus manos se desvanecían en el aire como cenizas, girando al momento para ver a los otros dos científicos.
—¿Papá? —pudo decir antes de desvanecerse por completo.
—¿Hank... qué demonios está pasando? —exclamé con los ojos como platos.
Él no pudo responder, o su cónyuge, ambos se habían vuelto polvo a mis pies, dejándome con una gran incertidumbre que seguramente me volvería loca.
—Hey, chicos, ya estoy listo para salir —escuché a Scott a través de la radio—. Chicos... ya pueden sacarme de aquí.
Aún consumida por el pánico, tomé el comunicador con mis manos temblorosas para llevarlo hasta mi boca.
—S-Scott...
—¿Nena? ¿Qué sucede? ¿Dónde están los chicos? —cuestionó él rápidamente.
—Yo... ¡no lo sé! Sólo se fueron como polvo, desaparecieron. No sé qué pasó —expliqué entre balbuceos.
—Amor, si esto es una broma, no es nada graciosa. Diles que me saquen de aquí ya —pidió Scott, incrédulo.
—¡Scott, te lo juro! Por favor, sé que suena como una puta locura pero es verdad —insití, al fin rompiendo en llanto.
Al reparar en mi sollozos fuera de control, Scott pudo afirmar lo que más temía.
—No. No, no, no, no —negó de inmediato, asustado—. Tengo que salir, nena. Por favor, no quiero quedarme aquí adentro.
—Lo siento, no sé qué hacer —gemí, mirando entre lágrimas los controles de la máquina sin tener una maldita idea de que botón presionar. La solución estaba tan lejos pero al mismo tiempo tan cerca.
—Escúchame, tienes que buscar a alguien, quien sea —propuso mi chico con un último atisbo de esperanza—. Llama a Luis.
—Si... de acuerdo —asentí nerviosamente, buscando el celular en los bolsillos de mi pantalón hasta que...
—¿Nena... sigues ahí? —dudó Scott.
—A-amor... me estoy desvaneciendo también... —pude decir al fin, mirando mis dedos desaparecer.
—¡No! ¡Tú no, por favor! —exclamó él, desesperado.
—Te amo, Scott —susurré.
—¡NO!
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no desaparecí, me hice polvito y me quedé atrapada dentro de la piedra del alma ): ah no
Bueno, ya sé que prometí un especial bien fogoso para darle gusto a sus hermosas mentes pecaminosaspeeeero como no tenía wi-fi y sin wi-fi no hay Wattpad y sin Wattpad no hay actualización pues tendrán que esperar un poco más ):
Ant-Man and The Wasp me rompió lo que me quedaba de alma, ¿ok?
esta semana también me pondré al tanto con el resto de mis historias... si es que hay alguien por aquí que lee las chorradas que escribo (':
gracias por seguir leyendo y los 100 k de vistos<3 jsjsjs las amo, se merecen mil shots con smut pero sólo puedo darles los prometidos uwu
