Capitulo 22

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Sebastian

-Oh, eres tú-el novio de Alec, me abrió la puerta con cara de pocos amigos.

-Magnus-sonreí.

- ¿Se te ofrece algo? –enarco una ceja.

-Vengo a ver a Alec...

- ¡Sebastian! –Alec, se abrió paso entre Magnus y la puerta. Me recibió con una leve sonrisa en el rostro. Parecía... un poco diferente...- Creí que ya no llegarías.

-Sí, bueno. Me entretuve con algunas cosas.

-Mmm... está bien-se encogió de hombros-. Entra entonces.

Pase por un lado de Magnus, que me había dejado solo un espacio muy estrecho.

- ¿Tú noviecito seguirá mirándome de esa manera?

-Si no te gusta cómo te miro, puedes irte...

-Magnus...-Alec, lo miro un poco serio.

-Bien, bien... -suspiro-. Pasare por ti antes de las diez.

-E-está bien...-camine hacía la cocina, necesitaban espacio.

La mesa del comedor estaba repleta de envases de comida china, mi estómago protesto. No había alcanzado a comer algo, y tampoco me había dado cuenta de lo hambriento que estaba.

¿Le molestaría que fuésemos por algo de comer primero? No creía poder concentrarme por completo, con el estómago vacío.

-Lo siento...-Alec entro en la cocina, traía una sonrisa en el rostro.

-Descuida, supongo que lo hice enojar-me encogí de hombros-. ¿Podemos ir por comida antes de comenzar?

Se acercó a la mesa-: Quedo un poco de comida, trajeron un poco de pollo y arroz extra. O podemos ir por otra cosa...

- ¿No es para tú hermana?

-No, puedes tomarlo, en serio.

-Gracias-tome el envase blanco con letras rojas, que me estaba entregando.

Mientras comía lo seguí hasta su habitación.

Me sorprendió encontrar a alguien acostado, cómodamente sobre la cama. Sonreí divertido, era Jace, se veía más tranquilo, sin preocupaciones, como un simple chico más. Hasta parecía tierno.

Alec tomo sus cosas-: ¿Te molesta ir al estudio?

-Alec, es tú casa. Yo vengo a que me brindes tu tiempo, y me ayudes a mejorar en la escuela. Así que... tú decides.

-Bi-bien-sonrió, ¿desde cuándo sonreía tanto?

-Así que... ¿ya son novios?

- ¿Quién? –frunció ligeramente el ceño, mirándome de reojo.

-Ya sabes... -guardo silenció-. Te diré algo, están más sonrientes, pareces más... feliz.

- ¿En s-serio? –paró frente a la puerta, giro un poco para verme.

-Sí, aunque un poco tenso... ¿estás seguro de lo que hiciste?

- ¿De qué hablas?

-Me refiero, a que pudiste apresurar las cosas.

-B-bueno...-bajo la mirada.

-Tus padres, ¿cierto? –me miro serio-. Descuida, ellos deben entenderlo. –Coloque una mano sobre su hombro-. Al igual que tú, ellos deberán pasar por una especie de... duelo. Y no será nada fácil, pero, no vayas a desesperar. Después se darán cuenta, que no importa nada, que sigues siendo Alexander, su hijo. Además, tienes amigos que siempre estarán contigo, además de un chico al que de verdad le importas.

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