Me desperté, supongo que me quedé dormida de tanto llorar, porque está amaneciendo. Ya pasaron 2 días desde mi “pelea” con Justin, y él ni me dirige la palabra.
Me puse mis vans crema con una blusa que hacía juego. Luego unos shorts de jean gastado.
Necesitaba que alguien me escuchara, y ese solo podía ser Harry. Toqué su puerta y él no tardó en dejarme pasar.
-¿Te sigue ignorando?- Alzó sus cejas a la par. Ambos nos encontrábamos en sus sillones color caqui.
-Sí…-Murmuré- Pero no entiendo porqué.
-Yo sí, él me contó que no siente lo mismo que tú.
-Sí, lo sé, pero no entiendo porqué se distancia tanto.
-No le he preguntado. Habla con él, haz el intento…
-Ok…-Salí de ese cuarto y toqué la puerta de Justin. No contestaba, toqué una cuarto vez y finalmente apareció. Lucía unos bóxers a la cadera de color rojo y su torso estaba totalmente expuesto a mis ojos.
-¿Qué?- Preguntó frío y apoyado en el marco de la puerta.
-“¿Qué?” ¿Es enserio? ¿Por qué mierda estás tan irritado?- Me crucé de brazos.
-Tú eres la que está irritada y tú sabes porqué.
-No, no sé porqué.
-¿Ah, no?- Rió sin humor- Pues porque no soportas el hecho de ser rechazada, te está matando por dentro…-Sonrió cínico.
¡Bingo! Punto débil localizado…
-No-Dije seca.- Me da igual, pero no soporto que me ignores.
-Tú no tienes nada que hacer aquí, ya vete a casa.
-¿Eh?
-Eso, tú no tienes nada que hacer en esta casa. Tú te habías quedado solo por mí, pero ahora ¿Qué otra razón tienes? A mí no me tienes más, vete a casa…
Mi corazón martilló fuerte dentro de mi pecho, un dolor agudo se desplazó por todo mi cuerpo.
-Tienes razón…-Dije con mi voz quebrada. Me fui de allí hasta mi cuarto. Abrí mi maleta y arrojé con furia todas mis prendas al interior.
Salí en busca de Harry.
-Harry…-Le dije una vez volví a ingresar a su cuarto.
-¿Qué te paso?- Me miró con preocupación, yo aún seguía llorando como una bebita.
-Solo llévame a casa, por favor.- Rompí en llanto recordando sus crueles palabras.
-Todo va a estar bien- Me abrazó.- Vamos…-Tomó mi maleta y me ayudó a bajar la escalera. Nos adentramos a la camioneta negra y en menos de 10 minutos estaba de vuelta en casa.
-¿Vas a estar bien?- Me tomó de los hombros.
-Sí, gracias por todo, te llamaré luego.- Besé su mejilla y entré cerrando la puerta detrás de mí.
Suspiré de satisfacción, pero el dolor de mi pecho aún no cesaba.
-¡Mamá!- Grité esperando a que apareciera. Una silueta caminando sobre unos tacos de medio metro apareció desde una esquina.
-¿___? ¡Hija!- Sus ojos se llenaban de lágrimas y no pasó mucho tiempo antes de que ella me estrechara en sus brazos.-____.....-Sorbó su nariz- Mi bebé, no sabes lo que te he extrañado, soy una pésima madre, no merezco perdón…
-No digas eso, luego hablaremos de esto, pero ahora mismo iré a dormir, ¿vale?
Luego de subir las escaleras, entré a mi habitación y arrojé la valija del otro lado y le escribí un mensaje de texto a Sara:
