La luz de la mañana llegaba a mi rostro. Con una dificultad semblante, logré abrir los ojos y ver a Justin a horcajadas sobre mí con cara de preocupación.
-____, rápido, levántate, tu madre está tocando la puerta.- Me levanté como si me hubieran puesto un resorte y empujé a Justin dentro de mi armario sin pronunciar ni un solo monosílabo con él.
Abrí la puerta velozmente y allí estaba ella, como siempre, estrenando ropa y zapatos.
-Hija….pensé que te había pasado algo, tu puerta estaba trancada y no te podía despertar…-Murmuró.- Pero dejando eso de lado, vístete y baja, yo debo irme, puedes ir en el autobús de la parada de la esquina.-Besó mi frente.-¡Adiós!- Bajó las escaleras y desapareció de mi vista. Suspiré y volví a ingresar a mi cuarto.
-Puedes salir….-Dije una vez dentro. Él salió y se postró frente a mí.
-¿Quieres que te lleve?-Se apoyó contra el armario.
-Em……¡Claro! Espérame abajo, enseguida voy.-Lo empujé afuera del cuarto y tranqué la puerta.
Empecé a revolver mi ropero en busca de algo de vestimenta. Necesitaba lucir casual pero a la vez atractiva si quería parecer que nada había pasado. Me puse unos shorts de jean oscuro, una camiseta de la bandera de USA, unos botines de cuero con tacos y finalmente un chaleco completando el atuendo del mismo material que el short.
Listo. Bajemos.- Pensé.
Bajé siete escalones, esa escalera de cristal siempre fue empinada, iba por la mitad y un maldito tacón se atascó, lo intenté zafar pero lo que conseguí fue tropezarme con el siguiente escalón y caer…
Cerré mis ojos. Una cálida sensación me abrazaba.
Abrí mis ojos y allí estaba él, mirándome muy atentamente. Yo estaba en sus brazos, como muchas otras veces.
Suspiró notablemente.-Quizás deberías considerar dejar de usar tacones…- Sonrió a medias. Mis mejillas se calentaron. Me puso sobre mis pies y con su mirada me recorrió de arriba abajo.
-¿Vas a un desfile de modas o al instituto?- Dijo con su sonrisa de marca registrada.
-Me gustaría ir a la primera, pero lastimosamente iré a la secundaria…-Caminé hasta la puerta y él me imitó.
El viaje fue relativamente corto dado a que él contaba chistes y hablábamos animadamente. Estacionó el auto y ambos bajamos.
-Te tengo una sorpresa, pero la verás luego…-Sonrió con gracia, besó mi mejilla y se fue.
¿Qué será la sorpresa?
Entré al instituto y enseguida capté las miradas de todos totalmente sorprendidos. Por supuesto que no faltaban las miradas de los chicos monitoreándome de pies a cabeza.
Me dirigí a mi casillero, saqué los libros para cada asignatura que tendría y los puse en mi bolso. Seguí caminando y no me pude haber encontrado con alguien peor.
-Pero miren que tenemos aquí, ____ Lagers.- La voz chillona de Analía sonó en el pasillo acompañada por las voces de sus malévolas seguidoras.-Oí que te secuestraron, ¿estás bien?- Fingió preocupación poniendo su mano en el pecho.-Espero que no…-Todas rieron al unísono.
-Sí, tienes razón, no estoy bien.-Fingí tristeza.-Porque te me acabas de aparecer…
-Auch…-Fingió mueca de dolor.-No sabes “cuanto” me duelen tus insultos….-Comentó irónica.
-No era un insulto, estaba siendo realista.-Dije indiferente. La gente se empezó a aglomerar alrededor de nosotras, después de todo nuestras peleas de insultos eran las más “entretenidas” según los estudiantes.
-Que grosera eres, yo siempre trato de arreglar las cosas y tú siempre te impones.
-CORRECIÓN.- Dije alzando mi dedo índice.-Tú siempre tratas de hacerme sentir inferior y no lo logras…-Todos alrededor rieron bajito.
-¿Ah, sí? Pues creo que entonces lo estoy logrando, sino no me hubieras contestado. –Sonrió satisfecha.
-No, la razón por la cual te contesté fue porque sino ibas a estar invadiendo mi espacio personal durante el resto del día…-Seguí indiferente. Caminé abriéndome paso entre la multitud y me adentré al salón de clase.
Me senté en la primera fila contra la ventana. El timbre sonó y con eso los estudiantes entraron al salón de ciencias. Ya no veía la hora de ver a Sara, estaba ansiosa.
Un chico se sentó a mi lado, me di la vuelta para verlo. Su cabello castaño y largo todo corrido para un lado seguía igual, pero sus ojos, azules estaban más potentes que antes.
-Zack…-Murmuré.-Hace bastante que no te veía.-Sonreí.
-Lo mismo digo, ¿Te encuentras bien?
-Sí, descuida, estoy bien, no me han hecho nada.
-Pensé que te habían hecho daño o algo por el estilo, debo irme, yo no estoy en esta clase, solo quise venir a saludar-Me abrazó. Zack era uno de los más populares, era conocido por ser todo un rompe-corazones, pero yo sabía que él era una buena persona, él era una persona de la que yo había estado enamorada durante un tiempo antes de conocer a Matt. Zack se levantó y salió por la puerta.
La profesora que parecía una uva pasa de lo arrugada que estaba, centró toda su atención en mí.
-___, es un placer tenerte de vuelta. Si tienes dudas de algún tema no dudes en preguntarme.- Sonreí mientras asentía.
-Bueno clase, hoy también tenemos un nuevo estudiante. Ha venido desde muy lejos, y en realidad él es un año mayor que todos ustedes, pero él insistió en volver a cursar este grado con la esperanza de tener aún mejores calificaciones que el año pasado.- Se dirigió a la puerta y la abrió permitiendo que entrara.
Llevaba unos jeans caídos oscuros y una chaqueta de cuero negra que debajo de la misma tenía una camiseta polo blanca. Llevaba unas supras color negras.
-Dinos tu nombre jovencito.-Le sonrió la mujer arrugada.
-Claro.- Él se paró en frente de toda la clase.- Mi nombre es Justin, Justin Bieber…-Dirigió su mirada a mí, me miraba con complicidad en sus ojos.
Mis ojos casi se salen de sus cuencas al verlo. ¿Qué mierda hacía él aquí?
Pude ver por el rabillo de mi ojo a todas las chicas mirándose al espejo comprobando su maquillaje, y a Analía abrirse otro botón de su camisa rosa y ajustada.
-Elige donde sentarte.-Monitoreó todo el salón con su mirada. Caminó con una sonrisa pegada al rostro y se sentó en el asiento vacío a mi lado. Sentí todas las miradas de las chicas quemarme en la espalda, pero decidí ignorarlas a ellas y al estúpido de Bieber.
-¿Quieres decirme qué haces aquí?- Susurré una vez que la vieja empezó a escribir en el pizarrón verde.
-¿Me extrañaste?- Hizo pucherito.-Yo sí lo hice.
-Aún no contestas mi pregunta.-Me crucé de brazos y lo miré irradiando rabia.
-Digamos que como te fuiste de la casa ya no tengo a quien molestar, así que me inscribí en tu escuela.- Sonrió cómplice.- ¿Te gustaría divertirte rompiendo algunas reglas?- Ronroneó.
-No.-No tenía ganas de meterme en problemas, acababa de llegar.
-Eres una amargada….-Refunfuñó en su asiento.
-Veo que acabas de llegar y ya tienes a varias pretendientes.-Dije tratando de no sonar celosa ante la idea de él saliendo con alguna de ellas.
-Lo sé, nena…-Sonrió vanidoso.- A donde quiera que vaya todos me adoran y babean por mí.
-Maldito narcisista…-Gruñí por lo bajo.-Atiende al frente y deja de hablarme.
No lo miré más por el resto de la clase, pero sentía su mirada sobre mi perfil. Sonó el timbre y yo salí impulsada a la salida. Me sostuvo del brazo antes de que lograra salir.
-¿A dónde crees qué vas?- Me miró con sospecha.
-A encontrar a Sara. Quiero verla.- Me moví inquietamente bajo su agarre.
-¿Es una chica pelirroja?- Frunció el ceño.
-E….sí, ¿cómo lo sabes?
-La vi en la enfermería, se veía muy pálida, estaba con fiebre o al menos eso le escuché decir a la mujer que la atendía. Se estaba yendo a su casa antes de que viniera a este salón.
-Maldición…-Tenía con más personas las cual poder estar, pero extrañaría a esa pelirroja chillona.
Estaba a punto de salir cuando él me cogió de la cintura y me posicionó contra la puerta. Su rostro estaba muy próximo al mío. Su respiración chocaba contra mi frente dado a que él era más alto que yo.
-Me quedé con ganas del beso que ayer no me diste.- Me miró fijamente por unos segundos e inclinó su cabeza para estar a mi altura, yo no podía reaccionar y no sabía la razón. Unió nuestros labios. Sus manos estaban en mis caderas ahora, pegándome a él como un chicle. Nuestras anatomías encajaban perfectamente, como si hubieran sido creadas juntas y luego hayan sido separadas. Sus dedos acariciaban la piel de mis caderas dado a que mi blusa era un poco corta. Se sentía tan bien estar así con él, pero esto impedía que me olvidara de él.
-No…-Dije casi inaudible. Hizo caso omiso de mis palabras, siguió besándome con más potencia.-Justin….no…-Me volvió a ignorar. En lugar de dejar de besarme, me pegó aún más a él y puso sus manos en mi trasero mientras suavemente lo apretaba.-Maldición, Justin, suéltame, nos pueden descubrir…-Lo separé de mí y él se me quedó viendo embobado.
-Ya te he dicho que no me beses.-Murmuré triste.
-Pero no entiendo porqué te molesta.- Dijo como un niño pequeño.
-Porque así no podré hacer que me dejes de gustar, y eso es lo que estoy tratando de hacer. Además te he dicho que quiero que cuando alguien me besé lo sienta igual que yo, que no lo haga solo por compromiso ni por diversión, que lo haga porque realmente quiera hacerlo.
-Pero me gusta besarte…-Dijo triste.
-Pero es más que gustar, debes de necesitarlo, y que cuando lo hagas te sientas en otro mundo, como si estuvieras soñando, y sé perfectamente que tú no lo sientes así. Tú sigues amando a esa chica que te traicionó.
-No, no lo hago, yo no amo a nadie.-Eso hizo que todas mis esperanzas de que él se enamorara de mí desaparecieran.
-Como digas.-Abrí la puerta y salí ágilmente para evitar que me volviera a tomar del brazo.
Guardé mis libros en el casillero y lo cerré. Analía venía caminando junto a su séquito de perdedoras.
-Atención todos, ¿puedo tener su atención?- Dijo mientras aplaudía en el medio del corredor.-Gracias.-Dijo una vez que consiguió lo que quería.-Quería mostrarles a todos esto…-Sacó de su bolso un cuadernito color lila, se me hacía muy familiar…-Este es el diario íntimo de ___ Lagers, sus más oscuros e íntimos secretos están aquí guardados….
¡Santa mierda!
-¡Analía! ¿De dónde sacaste eso?- Traté de arrebatárselo pero ella fue más rápida. La gente se amontonó cada vez más.
-Veamos que dice….-Aclaró su garganta.-Querido diario…-Dijo haciendo una mala imitación de mi voz.- Hoy veré a Sara…bla bla bla, aburrido…-Dijo pasando página por página. Su expresión cambió al toparse con otra hoja-Mhm, esto parece interesante, ___ ¿qué es esto?- Dijo con sorpresa en sus ojos grises.-No sabía esto de ti…-Dijo haciéndose la interesante- Querido diario…-Dijo una vez más. Traté de arrebatárselo nuevamente, sin éxito.- No me gusta Justin Bieber…-Sonrió de oreja a oreja. Maldición, recuerdo perfectamente lo que puse ayer cuando llegué a casa.- No me gusta Justin, creo que quizás me esté enamorando de él…-Me giré y allí estaba él mirándome fijamente, con sorpresa, todos reían.- Adoro sus ojos, su sonrisa, su cabello y toda su fisionomía.-Rió escandalosamente. Las lágrimas ya estaban saliendo.-Amo como toca su guitarra, como canta, como pronuncia mi nombre cuando hablo con él.-Cerré mis ojos para evitar que más lágrimas salieran de ellos.- Es muy dulce, tierno, adorable, rebelde, él es perfecto…-No pude seguir escuchando. Salí corriendo mientras me abría paso entre todas las personas, no quería seguir escuchando ese tormento. Las lágrimas caían a montones por mi rostro mientras corría a todo lo que las piernas me daban, no sabía a dónde me dirigía, pero tenía por seguro que quería alejarme. Subí escaleras, esquivé corredores y doblé varias veces.
Caí rendida al suelo, ahora definitivamente Justin nunca volvería a hablarme en su vida luego de tan memorable discurso de esa sucia perra…