Entró por la puerta antes que yo y volteó a verme, con un gesto bastante peculiar. Como de sorpresa. Le sonreí y fruncí el ceño con sutileza. Cerré la puerta tras de mí. Él regresó su vista a su alrededor, pareciese que analizaba cada detalle de éste.
―Jos – me dijo, mientras se volvía. – Mi casa cabe unas diez veces aquí.
―No tanto – corregí, ahora yo observando el lugar.
Avancé enfrente de él. Cuando sentí que no venía conmigo, me giré. Lo miré con duda y él asintió continuamente. Comenzó a seguirme.
Subimos las escaleras a primer piso con un poco de rapidez. Seguimos más arriba y lo dirigí a mi habitación. Antes de hacerlo, habló.
―Es linda ― agregó, refiriéndose a la casa.
―Y no viene cualquier persona – comenté. Alan se sonrojó con disimulo. – Es herencia de mis abuelos. La he mantenido con el sueldo de algunos trabajos de medio tiempo en los que me desempeñé hace algunos años.
Abrí la puerta de mi recámara, dejándole el paso a mi contrario. Él se adentró con pasos lentos, ahora observando con cuidado.
Levantó las cejas y se acercó a la orilla de mi cama.
―No sabía que tocabas guitarra ― confesó.
Ambos nos sentamos en la orilla de la cómoda. Tomé el instrumento y lo coloqué en mis piernas. Lo acaricié con las yemas de mis dedos y luego volteé con Alan.
―Prometo tocarte algún día.
Él asintió, con un leve pero notorio brillo en sus ojos oscuros.
―Son casi las 11:30 – avisé, guiando mi mirada al reloj que estaba en la pared. - Vas a dormir conmigo.
Navarro dudó unos segundos. Yo reí.
―No era pregunta – aclaré. – Además que en la habitación de huéspedes hay fantasmas.
Él soltó una risa nerviosa. Mordió su labio y clavó sus ojos en los míos. Luego llevó su vista a mi cuerpo en general. Yo desvié mi rostro.
―No me mires así – pedí. – Hablaba de dormir. Dormir realmente. Sólo compartir cama, no fluidos.
Alan lanzó una carcajada que lo hizo reclinarse un poco hacia atrás. Yo reí también y me levanté.
Quitó sus zapatos y subió sus piernas a la cama, para, posteriormente, acomodarse con las piernas cruzadas sobre ésta. Le sonreí.
Giré sobre mis talones y fui a mi armario, que estaba unos metros a la izquierda. Busqué en uno de los cajones ropa para Alan.
Sentí su presencia a mis espaldas pero no me volví. Seguí rebuscando en el pequeño apartado las prendas. Su aliento llegó a mis oídos. Me dio un pequeño escalofrío.
― ¿Qué haces? – preguntó.
―No dormirás así, ¿verdad? – me giré, viéndolo de arriba abajo. Le entregué un pantalón y una camiseta en las manos.
Me sonrió y agradeció. Indicó que iría a cambiarse.
― ¿Dónde está el baño?
―El baño está en reparación – bromeé. – Lo siento mucho, señor Navarro, pero tendrá que verse en la necesidad de cambiarse aquí. Enfrente de mí.
― ¿Tu casa es un total caos o es que forma parte de un boicot para que duerma contigo y me veas quitarme la ropa? – bromeó, de igual manera. Reí.

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abreacción. - jn
Fanfictionabreacción: "descarga emocional por medio de la cual un individuo se libera del recuerdo de un acontecimiento traumático".