Marzo 18, 2016.
Jos
Su cabello volaba y se sacudía con libertad por todas partes, mientras lo veía gotear sudor por la espalda. Lo escuchaba gimotear con atención mientras se arqueaba continuamente, salvaje; como si quisiere que se le desprendiera un hueso. Sus brazos, atiborrados de venas saltonas, se enterraban en el colchón acompañados de sus uñas igualmente aferradas. El trasero, lo miré. Rebotaba contra la base de mi pene y conforme los segundos pasaban, todo se sentía más húmedo y amplio ahí dentro.
Corrí con suerte al momento en el que me dio la espalda, no le sería fácil verme y, por consiguiente, le sería imposible ver mi cara tediosa al estar follándomelo.
No era que no fuera bueno.
Más bien, resultó aburrido en el momento en el que me acostumbré a tenerlo así unas dos veces al día.
De cualquier modo, parecía que a Alonso no le aburría que lo follase, lo cual de cierta forma revivía mi ego. Ese oxidado ego del cual había olvidado su existencia después de haberme visto obligado a abandonar a Alan hace casi dos meses, con sólo un día (o menos) de haber comenzado a ser novios oficialmente.
El pequeño rubio se retorció cuando acomodé mi posición. Incluso casi desgarra su garganta al soltar en un grito ahogado una expresión vulgar; fruncí el ceño.
Comencé a pensar con rotunda inevitabilidad en Alan. En el hecho de que si no hubiese sido tan cobarde quizá estaríamos juntos en este preciso instante. Y luego me vino a la mente la necesidad de regresar e intentar vencer mi temor interno (y probablemente razonable) a hacerle daño.
Mi pene aún dolía y a pesar de los bruscos movimientos del chico sobre mí, sentí que poco a poco iba perdiendo el deseo sexual hacia Alonso, quien aún gritaba y se retorcía con exageración.
Supuse y ansié que se debiera justamente al inoportuno Alan rondando descaradamente por mi cabeza. Cerré los ojos e intenté concentrarme en la sensación del culo de Alonso tragando mi miembro. Lo único que logré al apretar con tanta insistencia mis párpados fue la imagen de Navarro, una vez más.
Sólo que esta vez, no fue como lo había pensado hace unos minutos. Tal como si mi inconsciente estuviere haciéndome una mala jugada, vi en mi mente a un Alan sin camisa, mirándome. Sabía que era estúpido e pretendía ignorarlo, hasta que mi cerebro creó una escena (en su mayoría imaginaria, quizá por desgracia) donde el chico tomaba entre su mano derecha sus pantalones ajustados... Sus pantalones jodida y visiblemente ajustados. Con sólo tres de sus delgados dedos jugó un rato con el botón, hasta desabrocharlo. Los bajó a medias, y por ahí alcancé a ver sus marcadas y notables entradas: Sentí que la saliva me escurría por la boca. Su piel castaña y suave, perfectamente delineada. Deambulaba por mi cabeza el recuerdo de sus labios hinchados cuando cogíamos; él me veía cuando me cogía. Después imaginé su pene. Su complaciente y dispuesto pene.
También me constaba que eran, por mínimo, veinte centímetros de mera satisfacción.
Gemí. Gemí ronco con el puto pensar del pene de Alan, gemí como una vulgar zorra. Abrí los ojos.
Alonso reaccionó un poco y dio un salto más fuerte. Lo tomé por las caderas y con brusquedad lo hice soltar mi pene, haciendo que se sentara al lado de mí, en la orilla de la cama. Mostró un rostro de confusión y yo mordí mi labio.
-Chúpamela -le ordené, serio.
Ahora él sonrió y asintió. Con obediencia, se puso de rodillas en el suelo y me abrió las piernas. Mi miembro quedó justo a la altura de sus labios rosas, y de un único movimiento dejó que la punta de éste tocara su garganta caliente. Ambas de mis manos se apoyaron en las sábanas, y eché mi cabeza hacia atrás. Más por necesidad que por elección, cerré los ojos de nueva cuenta.

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abreacción. - jn
Fanfictionabreacción: "descarga emocional por medio de la cual un individuo se libera del recuerdo de un acontecimiento traumático".