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Entré a la casa un par de veces. Volvía a salir, en repetidas ocasiones. Y busqué. Por todos lados. Dentro, fuera. No encontré a Jos en ningún lugar. Estaba desesperado.

Entonces, ya cansado, pretendí no buscar más. Llegué a una conclusión.

Jos me había abandonado por su voluntad.

Aún no logro entender qué pasó en realidad con lo de la extraña llamada que recibió y si ese asunto tendría algo que ver con su repentina huida.

Dejé de pensar tanto. Ahora, de verdad, y muy, muy en serio me sentía como un tonto.

Eran las 12:30 am.

Los únicos taxis seguros que conocía y los únicos que estaría dispuesto a abordar, terminaban sus servicios a medianoche. ¿Por qué Jos no me abandonó media hora antes?

Con mi celular en las manos, llamé a Freddy.

«Su saldo se ha agotado».

Aparte de tonto, pobre.

Por supuesto que no le pediría a Alonso que me llevara. Ya había tenido suficiente con su actitud, la cual, me incomodaba bastante. Justo en ese momento mi cabeza no daba para más. No se me ocurrió alguna otra idea para estar en mi casa a salvo, pronto.

No tuve más remedio que regresar como había venido; a pie. Odiaba ir a pie. Y nunca lo había hecho de madrugada, mucho menos solo.

Inhalé profundamente y emprendí mi camino.

Crucé la calle y segundos posteriores sentí que alguien me seguía. Intenté ignorar la sensación, pero mi paranoia no me permitió voltear para asegurarme de que era sólo mi imaginación.

Las primeras tres calles estaba más tranquilo.

La ciudad estaba vacía. Sólo vi aproximadamente 5 carros pasar. Hacía frío, y pude percibir un poco de niebla. Me gustó. Caminar a mitad de la noche en la acera con ese ambiente solitario, se sentía bien. Y gracias a eso, mi miedo se esfumó.

Hasta que llegué a la última calle.

De nuevo creí que me seguían pero ahora la sensación era más intensa. Apresuré el paso. La presencia de alguien cerca de mí era muy fuerte. Comencé a respirar más rápido de lo normal. El frío que no había experimentado se hacía presente justo ahora. Mi corazón latía muy rápido. Estaba asustado.

Quería mirar atrás, pero no pude. Estaba entrando en pánico.

La calle que quedaba se hizo como una eternidad.

Llegué a la puerta de mi casa.

Justo antes de que las llaves entraran en la cerradura, las tiré al suelo sin querer.

Las tomé lo más rápido que pude.

Tenía ganas de gritar. Estaba muy nervioso.

Abrí la puerta con dificultad, estaba temblando de manera sobrenatural.

Entré lo más rápido posible, y cerré la puerta. Me recargué en ella, intentando regularizar mi respiración. El alivio recorrió mi persona.

Y todo esto por culpa de Jos.

La casa ya estaba a oscuras, así que supuse Freddy se había dormido ya.

Me dirigí a la cocina, necesitaba algo de comer. Después de tanto, mi estómago necesitaba alimento.

Escuché que tocaron la puerta.

El miedo se apoderó de mí, otra vez.

Eran tres toquidos seguidos, y medio segundo después, otro.

abreacción. - jnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora