Concupiscencia (2019)

36 2 0
                                    

El crepúsculo se mecía en aquella nuestra morada,
el ambiente está helado, casi congelaba.
Sus manos en mis hombros,
nuestras pupilas conectaban.

Aprendí lo mucho que dicen las miradas,
y es que una boca muda no oculta las ganas.
¿Insinuaciones sutiles o provocaciones descaradas?
Me deje ir sobre ella como una cascada.

La tomé en por la cintura después de una nalgada,
nos miramos fijamente sin decir una palabra.
Enredé una de mis manos en su cabello,
mientras con la otra apretaba sus senos.

Besos apasionados, largos intercambios de saliva,
noche de morbo intenso que curó muchas heridas.
Tendidos en el suelo arropados por una sábana,
desnudos y con ansias, pues el deber nos llama.

Tanto esperamos por un momento así,
y hoy será la noche que me fundiré en ti.
La pasión nos quema, el deseo no se pueden ocultar,
el concepto de entregar nuestra virginidad.

Contemplé su figura, sus estéticas curvas,
su piel tan suave, su humedecida vulva.
Sus duros pezones no dudé en morder,
movimientos tan sensuales me decían "cómeme".

Rozando su cuerpo por cada rincón,
frotando su silueta y contemplando su perfección.
Explorando con mis dedos lo que tiene dentro,
para posteriormente empezar la penetración.

Y nos quedamos inmersos en nuestro sudor,
desnudos completamente a causa del calor.
Ella sobre mí, yo en su interior,
hundiéndome completamente en nuestra copulación.

Estábamos en la inopia, desentendidos del mundo,
nada más importante que el poder estar juntos.
En uno de los movimientos su gesto frunció,
sintió dolor, pero no podíamos parar la agitación.

Ella no quería, mucho menos yo,
estábamos tan unidos que parecía una fusión.
Respiración intermitente, y gemidos sin control,
sin nada más que dejar que corra el amor.

Me bebí sus mieles sin temor a algún tabú,
ella hizo lo propio con la misma ímpetu.
Cabalgaba sobre mí, era la cima del éxtasis,
para explicar lo que pasó no hará falta paréntesis.

Poesía BastardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora