Poesía Bastarda

Parte VI de una Aciaga Historia: La Saudade (2018)

A veces escribo.
La mayoría de veces cosas tristes,
y es que así me siento hace mucho tiempo,
no empezó desde que te fuiste.

No lo entendiste, el miedo me domina,
escribo estas mierdas como las que
suelto en la letrina.
Cómo si a alguien le importará como me siento, ¡ah!

La vida sigue, pero lo vengo diciendo;
yo ya estoy muerto.
El tiempo se detuvo, y no puedo parar
de recordar la felicidad de antes
qué ahora me hace miserable.

Ahora dirás, no hay belleza si no rima,
aún no has entendido.
Maldita sea, que no estoy loco,
bueno, no tanto.

Qué no lo ves, yo te espero,
pero no quiero volver.
Sé que no te fuiste,
te dejé ir, si regresas, no estoy más aquí.

Es hora de cerrar el ciclo...
Jajaja, cuántas veces ya lo he dicho.
Te sientes importante por ser parte de mi miseria,
niña, no eres quien la causa.

Deseando no abrir los ojos
después de ir a dormir,
pero ya no recuerdo
desde hace cuánto tengo estas ojeras.

No voy a explicarlo, no he tomado café,
y tampoco he bebido; no demasiado.
Está noche veré al diablo, le hablaré de ti,
de mí, de la cruz que cargo.

Qué no seré el mesías, pero tengo fieles,
esperan que saque mierda
hablando de lo que les duele.
Y no son para ti, para que te enteres.

Yo solo causo pena, estoy cansado,
pero no hay pastilla que me duerma.
Me quedo viendo al tejado,
esperando que Dios me escuche y haga algo.

Soy un infeliz, no te hablo de mí,
te hablo de lo que me pasa.
No merezco nada, solo justicia.
Cierra mis ojos y lee para mí un salmo.

Ponme a salvo, que aunque esta noche hable con él,
no quiero ir allá después de haberme colgado.
Estaré flotando, quiero ir al cielo,
y escupir todo esto desde lo alto.

Anhelando la tranquilidad que tenía
a los 10 y tantos.
Besos que no nos dimos,
y deseando de tu calor humano.

Solo va quedando el recuerdo de
un sentimiento que se extingue.
Lamentos del pasado
y una sábana con deseos vírgenes.

No es mi nota de suicidio,
me voy a tomar un descanso.