Poesía Bastarda

Parte III de una Aciaga Historia: Abstinencia (2018)

Caminaré por el mundo, sin descanso y solitario,
como un errante vagabundo, sin techo y sin salario.
Acompañado por lo puesto y sin destino fijo,
pues ya no tengo donde ir si no estás conmigo.

Y aunque yo me haya ido por decisión propia,
no quiere decir que en el camino no extrañe tu boca.
Tal vez haya sido todo culpa mía, por mi forma de ser e inseguridades,
pero las semillas que sembré en nuestro huerto no pudieron ser rosales.

Las dejé marchitar, no les puse agua,
también necesitaron sol, y tu sonrisa me faltaba.
Ahora solo pienso en marcharme y dejar que todo fluya,
para evitar así el dolor de ver como otra persona te proclama suya.

Piensas que soy cobarde, por rendirme sin luchar,
por dejar que mis miedos me dominen sin siquiera intentar.
¿Pero que le puedo hacer?
mis emociones son olas gigantes y yo un marinero de papel.

Desconfío, y no es solo de ti,
al caminar siempre miro al suelo para saber si debo seguir.
Lo siento, mi actitud no es la mejor, y te doy la razón
¿Quién va a querer un herido corazón?

De esos que tienen miedo al dolor, aunque ya lo estén sintiendo,
de esos que todavía laten, pero en realidad están muriendo.
Nadie quiere ser querido a ratos,
y que en lugar de muestras de cariño solo hayan malos tratos.

Yo ofrezco mis disculpas, hacer que te sientas mal no fue mi intensión,
son impulsos provocados por el temor a una traición.
No busco justificarme, tampoco espero perdón,
yo sé entender cuando mi tiempo ya pasó.

Y es por eso que me alejo, mereces alguien mejor,
alguien que no sienta miedo de perder lo poco pero con esfuerzo construyó.
Me quiero privar de verte, de saber de ti,
para esperar que con el tiempo te pueda borrar de mí.

A veces recaigo, en la perdida de voluntad,
pues mi parte optimista siempre ha querido una oportunidad,
me niego aceptar que tú me puedas querer,
si no me quiero ni yo ¿por qué tú lo has de hacer?

Me abstengo de buscarte, de hablarte,
en ocasiones hasta de pensarte.
Pero se me ha hecho imposible, no puede haber punto aparte,
ya que en cada conversación no puedo evitar nombrarte.

Y es que te quiero, te quiero como nadie te puede querer,
tal vez más tal vez menos, pero igual que yo nadie lo va hacer.
De todas las formas, desde las que aún el ser humano no puede entender,
hasta los deseos que no digo por vergüenza o timidez.

Lo acepto, actúo con inmadurez,
y mis decisiones las tomo con insensatez.
Soy un egoísta, por no percibir lo que pasaba, hacerme el ciego y seguir como si nada,
siempre te vi tan interesante y hermosa que mis ilusiones se frustraban.

No sé cómo acabar, esto tal vez sea lo último que escriba para ti,
pues no creo haya otra oportunidad,
dejaremos marchar lo que pudo ser,
porque el tiempo nunca deja de correr.