Hagamos una pequeña pausa para hablar sobre el pudor:
El pudor es el nivel de vergüenza que se siente al desnudarse ante alguien, ya sea un tema de vestimenta o emocional. Dejando el segundo tipo a un lado, el primero es un asunto meramente cultural, por lo cual varía de una persona a otra dependiendo del ambiente en el que haya crecido.
En mi caso, al haber pasado toda la vida entre habitaciones compartidas, baños comunes y revisiones médicas frecuentes (las cuales ahora sospechaba que no sólo buscaban cuidar mi salud), era consciente de que mi umbral en dicho asunto estaba un par de peldaños por encima de la media.
Probablemente por eso mi respuesta a la entrecortada pregunta de Drake fue un frío y sardónico:
—¿Por qué debería llevar ropa? ¿No se supone que este cubículo rarito es mi habitación? ¿Debería haber visto venir que alguien entraría volando por la ventana?
Él, cuyo estado mental no lucía muy estable desde que había sido consciente de mi nudismo, se bamboleaba a un lado con los ojos tapados en un esfuerzo por no ver más de la cuenta.
— ¿Qué? ¡No! Digo... ¡Sí! Digo... —Balbuceaba contra una pared— ¿Quieres hacer el favor de ponerte algo de ropa?
Su exagerado ataque de timidez hinchó mi mejilla derecha con media sonrisa.
— ¿Qué pasa, señor "Cásate-conmigo"? —Lo pinché— ¿No tardaste ni cinco minutos en pedirme matrimonio y verme desnuda es demasiado para ti?
— ¡Eso y aquello son asuntos completamente diferentes! —Gritó a la desesperada— Te lo pido por favor: ¿Podrías vestirte?
Pese a resultar extremadamente divertido meterme con él, decidí acceder a su petición... por si acaso. Ahora podría estar actuando así, pero quién sabía cómo funcionaba la libido de un dragón.
—Yo lo haría, pero... —inspeccioné el suelo de la habitación en busca de algo que ya había echado en falta con anterioridad— al parecer alguien se ha llevado mi ropa.
— ¿Qué? —Drake se quedó paralizado ante mis palabras. Sólo tras una breve reflexión pareció encontrarles significado— ¡Oh! No se la ha llevado nadie, te la habrá retirado el cuarto para limpiarla.
Que él la comprendiese no significaba que su respuesta tuviera sentido para mí, así que insistí:
— ¿El cuarto?
—Sí, así funcionan las habitaciones del Palacio Cristalino —me explicó sin dejar en ningún momento de darme la espalda—. Se moldean de forma acorde a las necesidades de sus huéspedes e incluso realizan algunas tareas menores por ellos.
—Eso suena estúpidamente conveniente —Me habían asignado suficientes veces limpiar las habitaciones de mis compañeros de orfanato como para desear en mil ocasiones que tal cosa existiera, razón por la cual el tema seguía sin convencerme.
—Pero es verdad. Por eso sólo hay una cama, porque era lo único que necesitabas anoche, cuando entraste. Así que si le pides tu ropa u otra necesidad simple, te hará caso.
Drake no se veía en condiciones de mentirme y, como al fin y al cabo no era lo más absurdo que había escuchado en las últimas veinticuatro horas, decidí darle una oportunidad:
—De acuerdo. Esto... ¿Habitación? —Me sentía un tanto estúpida al hablarle a un cuarto inerte— Me gustaría ducharme y vestirme.
— ¿Quién ha dicho nada de ducharse? —Se sobresaltó el chico ante el giro improvisado a sus instrucciones.
—Lo digo yo —me planté—. Suelo ducharme antes de vestirme y eso es algo que, ahora mismo, necesito con urgencia. Más aún tras toda la basura de ayer.
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Dragon Mate ¡YA A LA VENTA!
Fantasy¡Cuidado! Si lees mi historia conocerás hechos que jamás deberían haber ocurrido o, peor aún, ser revelados a persona alguna. Aunque supongo que, si pese a ello continúas leyendo, será porque eso ya ha sucedido y alguien ha recopilado mis pensamient...