Como ya había comprobado con anterioridad, Drake no era ningún experto a la hora de dar explicaciones y Tessa debía saberlo mejor que yo pues, cogiendo el toro por los cuernos, decidió ilustrarme en su lugar sobre el asunto de los guardianes.
Comenzó mencionando algo que ya me habían dicho antes: que la función del Palacio Cristalino era educar a los futuros líderes de cada especie. Sin embargo dicha misión se había topado de lleno con un inconveniente evidente: ¿Dada la desconfianza y separación entre las especies, quién enviaría a su heredero al trono fuera de sus fronteras y en solitario?
Para aliviar esa inquietud estaba la figura de los guardianes.
No eran una especie en sí mismos, sino amigos, sirvientes o conocidos del representante principal de la especie, normalmente de una edad aproximada y a los cuales se les permitía ingresar a la academia si éste aceptaba hacerlo. Cada alumno podía tener un máximo de dos guardianes a quienes se le otorgaba la posibilidad de residir e incluso formarse en el Palacio, no obstante sólo podían habitar el lugar mientras él no se graduara. Eran algo así como carabinas que ayudaban a transmitir más seguridad a los padres.
Eso me hizo plantearme algo: ¿No habría sido más sencillo presentarme como guardiana de alguien en vez de como sucesora? ¿No nos ahorraría a Weissman y a mí el marrón de la adopción?
Pero, como si mi expresión delatara lo que me pasaba por la mente, Drake añadió a la explicación de Tessa el matiz de que no todo el mundo podía obtener una plaza de guardián: Dicha posición sólo estaba al alcance de aquellos con un linaje lo suficientemente especial o representativo como para que mereciese la pena el esfuerzo de educarlos si optaban por ello.
Cómo no. Por un instante había olvidado el esnobismo y apego a la élite subyacente en aquel sitio.
A continuación Tessa se salió por la tangente y se explayó un buen rato hablando de los gemelos Ao y Aka Tsume, pues por lo visto eran un ejemplo de manual de guardianes: No sólo ocupan dicho cargo en la academia, también pertenecían a un linaje especial de licántropos dentro del Clan Garou cuyos miembros nacían con el único propósito de proteger a su matriarca. Y al llegar a ése punto su faceta de "amante del romance" mentada con anterioridad por Drake volvió a apoderarse de ella:
—¿Sabías que los licántropos del Clan Garou no sólo se enamoran de su pareja? ¡También lo hacen de su matriarca! ¿No te parece genial sentir un amor tan grande que pueda dividirse entre dos individuos? Me pregunto qué se sentirá...
Como a mí los líos amorosos de los lobos no podían interesarme menos decidí reconducir el tema con una pregunta:
—¿Entonces vosotros también tenéis guardianes?
Mis dos compañeros de mesa se miraron entre ellos.
— Sí, claro —afirmó la dragona—. El mío es un wyvern llamado Scorpius, si quieres te lo presento un día de estos.
—A la mía la conoces —afirmó el dragón.
—Blaze, supongo.
—Sí, Blaze cuenta como tal. Puede carecer de control sobre la existencia pero, como Scorpius, pertenece a una raza bastante particular de wyverns —mientras lo comentaba rodó sus ojos escarlatas al recordar algo—, y supongo que cuando nazca su cría se llenará el segundo cupo de alguno de los dos.
La conversación se desvió de nuevo, esta vez hacia dicho huevo y quién se quedaría a la cría de wyvern una vez naciera. Hasta que Tessa dedujo algo:
—Ahora que caigo, supongo que tiene sentido que Diana no tenga un guardián siendo la hija del director.
Pues sí que lo tenía, ¿para qué necesitaría Weissman una carabina en su propia institución?
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Dragon Mate ¡YA A LA VENTA!
Fantasy¡Cuidado! Si lees mi historia conocerás hechos que jamás deberían haber ocurrido o, peor aún, ser revelados a persona alguna. Aunque supongo que, si pese a ello continúas leyendo, será porque eso ya ha sucedido y alguien ha recopilado mis pensamient...