35. Venganza y otras cosas

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Al parecer este fin de semana sería bastante tedioso. Las tareas no acababan, me encontraba muy desanimada pero aún quedaba una persona por pagar. No suelo ser vengativa, pero Jeremy también merecía un escarmiento. El hecho que le haya contado todo a quien no debía y que se haya hecho pasar por gay al menos por dos años y luego de la nada decir que no es gay fue chocante. Aunque eso fue algo que dijo Megan, pero el nunca tampoco dijo algo en su defensa. Quiso jugar con su sexualidad siendo un mentiroso, no estaría mal que alguien le diera una dosis de hormonas femeninas en alguna de sus comidas o batidos de media tarde. El problema sería como podría hacerlo aunque ya tenía una pequeña idea y ya los problemas que esto pudiese causarme no me importaban luego del numerito de anoche. Jeremy sería mi última travesura antes de terminar expulsada del colegio por daños psicológicos a mis compañeros y quizá perder la oportunidad de entrar a una gran universidad. Si, aquí está la Ellieh reina del drama.

Drama o no, no iba a dejar pasar la oportunidad que tenía. Debía pasar al colegio a limpiar y recoger la decoración del baile y era el momento perfecto para tener todo a mi disposición y llevar a cabo una "bromita accidentalmente" contra Jeremy. Salí de la casa y me dirigí al centro comercial en busca de una tienda de esas que venden cosas naturales, proteínas, entre otro tipo de cosas. Luego de aproximadamente media hora en busca de las indicadas las encontré.

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Unas pastillitas hormonales no le harían daño, solo le harían sentir como una mujer y notaría como ciertas partes de su trabajado cuerpesito comenzarían a sentir sensibilidad.

Al salir de allí me encaminé al colegio y tal como esperaba, estaba vacío. Así que entré rápidamente y localicé el casillero de Jeremy. Como fuimos tan buenos amigos conocía la combinación de su candado. En la puerta había una fotografía del junto a Megan, PATÉTICO. Dentro estaban las mezclas para sus batidos diarios que llevaba al gimnasio para cada rutina. Me apresuré, abrí los envases y los mezclé con las hormonas. El efecto sería a partir del primer día de consumo, por lo que en menos de una semana podremos ver al farsante cayendo en su mentira por unos días. Cerré el casillero y me aseguré de que no hubiese nadie escondido.

Ya en el salón de baile todo estaba hecho un pequeño desastre. No esperaría por mis amigas así que conecté mi móvil al reproductor de música y comencé el trabajo de limpieza. Me sentía muy bien luego de haber realizado mi travesura del día, hasta comencé a cantar y bailar una de las tantas canciones que mi reproductor sonó

Cantaba a todo pulmón hasta que sentí unos aplausos a lo lejos. Me detuve y su rostro me era bastante familiar hasta que logré identificarlo, Max Rogers.

—No lo haces nada mal, aunque creo que necesitas pareja de baile.

—No veo ninguna por aquí —le dije riendo porque conociendo a los Rogers, les encanta demostrar sus habilidades; mas si se trata de bailar.

—Sabes, ahora yo escogeré la canción y veremos que tal.

Desconectó mi móvil y colocó el suyo. Al sonar la canción pude conocerla al instante, "Let's get it on" por Marvin Gaye. Ese es un ritmo al que nunca podría resistirme y bailar.

Oh, come on

Uuuh

Let's get it on

Cantábamos y bailábamos alrededor de toda la pista. De momento, nos pegamos bastante, bailando con las frentes pegadas, nos movíamos de lado a lado como parejita en un baile romántico. Por un momento pude olvidar todos los problemas que habían podido estancarse en mi mente.

—Oh, mi preciosa damisela gracias por esta pieza —dijo graciosamente haciendo reverencia luego de que terminó la canción.

—Flamante caballero, gracias a usted por tan grandioso momento. —le respondí siguiéndole la corriente y ambos reímos y unas risas se unieron a nosotros.

—¿Podrían dejar de ser tan fresas y patéticos, anticuados literarios? Parecen un par de idiotas —Nahira solo se reía de nosotros. —Max querido cambia esa cara de idiota, ya hasta te pareces a Dylan.

—Oh vamos Nahira, debes admitir que nos divertimos mucho viendo a estos pequeños tontos haciéndonos un pequeño espectáculo. —ahora Lyah se burlaba de nosotros.

—Bueno ya se burlaron lo suficiente mis queridas taradas, pero hay que terminar de limpiar      —dije en un intento fallido de ser seria.

Todos terminamos de limpiar y a mi me tocaba entregar las decoraciones. Max se ofreció en acompañarme y sería bueno tener un poco de distracción por un rato. Luego al regresar a casa, ya terminaría las tareas y quien sabe si sobraba tiempo para tener una tarde de chicas.

El tiempo transcurrió muy rápido y Max resultó ser un chico agradable y bastante gracioso. Aunque pensándolo bien, pasé la mayoría de mi día al lado suyo y si, fue muy bueno. Al llegar aparcamos en mi casa porque no tenía ganas de ir a casa de sus primos, tampoco le daría las razones por las cuales no deseaba ir allí. Pero al bajarnos del coche todo cambió.

—¿Que haces tú aquí? —dijo.

Todas Contra el MujeriegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora