Emma pudo dormir hasta tarde esa vez, cuando eres un criado debes levantarte entre 6:30am y 7:00am y hacer el desayuno de los señores y barrer y lavar y planchar... era la cosa más molesta y tediosa de todos los días, levantarse temprano para trabajar. En ese caso, durmió hasta las 9:00 am, una hora que ella consideraba tarde.
A Manuela le pareció muy extraño el hecho de que la señorita Shopie no quiera que la ayudase a vestir esa mañana puesto que siempre solía hacerlo. Le extrañó cuando su ama había salido bien vestida, con un hermoso traje largo hasta los pies de seda verde con bolados morados y una peineta pequeña color esmeralda, eligiendo dos anillos con piedras verdes en cada mano y un collar violeta, de plata.
No era que le molestara, sino que podía llegar a ser que Lady Hilary se enfadase puesto que asistir a los amos era obligatorio.
Manuela era una persona acostumbrada a su rutina diaria como sirvienta y jamás había anhelado ser ella quien mandase, era práctica y sencilla, sabía cual era su lugar e incluso se le hacía importante por que sin ella, los amos no podrían hacer nada solos, aunque a veces le agradaba ordenar a Emma, a veces, hasta sin darse cuenta.El desayuno, Emma lo tomó con tranquilidad e ntentando parecer lo más sofisticada posible, aunque era consciente de que la sofisticación no formaba parte de su vida cotidiana, por lo cual se le hacía difícil. Principalmente, mantenía unas escasas conversaciones políticas con su "padre", a Lord Arthur le gustaba mucho platicar sobre esos temas, gracias a él se debía lo poco que sabía que ocurría actualmente en el país, y de lo que escuchaba hablar en las tertulias o las reuniones, con Claire se limitaba a unas charlas sobre los nuevos vestidos de Lady Verona y otras mujeres destacadas en la actual sociedad. Con su "madre", la conversación era casi nula, pues se hayaba siempre ocupada en sus actividades; a pesar de todo, Lady Hilary era una mujer muy superficial, que se solía comunicar con sus hijas a través de sutiles miradas de aprobación o desaprobación, o algunas palabras de aliento. Lady Hilary era demandante, pero a sus 36 años era algo común, con su edad, buscaba los elogios de las mujeres de su mismo nivel y las buenas lenguas por parte del periódico, sobre todo cuando hacían buenos comentarios acerca de sus fiestas, por las que la familia Hilleland era famosa.
Emma tomaba el té con elegancia, 1intentando levantar un poco el dedo meñique de la manp como solía hacerlo Shopie, casi se le cae la taza pero logró disimularlo bastante bien. Además, estaba muy ansiosa, estaba tomando té en las tazas que componían la vajilla Isabelina de Lady Hilary, a Emma le parecía porcelana pura, con dibujos de hermosas flores francesas pintados en ellos. También debía tocar el piano, algo que Shopie amaba, y lo cual no le salía para nada, debía coser, tejer y bordar cosas en la que era más habilidosa, tocar el violín, pintar en óleos, y quedaba de más decir, que ella no sabía hacer ninguna de todas estas últimas actividades.
Mientras tanto, del otro lado de la puerta de la cocina, por la cerradura, Manuela siempre espiaba. Lady Shopie había cambiado notablemente,¿qué era eso de que una dama no se bañe todos los días? ¿que era eso de que no supiera realizar la mayoría de los pasatiempos habituales? ¿y que le grite, si ella no había hecho nada malo? ¿y incluso que no quiera que la ayudase a vestir en la mañana?
Esto era sumamente extraño.-¿Qué hace hija, ahí, espiando a los patrones?- Manuela dio un salto del susto, era la vieja Honoria; se alejó de la puerta para evitar que las escuchasen, miró el rostro antiguo de Honoria con duda.
-Nada ma', solo miraba, no quiero sonar entrometida, pero le diré que la señorita Shopie está extraña.
-¿Extraña como m'hija?- Honoria frunció el ceño y sus arrugas se hicieron mas presentes.
-Sí ma', mire, ella me ha gritado cuando yo nada había echo y ayer no se ha querido bañar, además de que no quiso que la ayudase a cambiar-Explicó, intento sonar creíble, quería que creyera en lo que comentaba, y es que le parecía hasta comprobable.
Honoria sonrió burlonamente.-Será por algo, pero Lady Shopie no está extraña, eso le parecerá a usted m'hija- Honoria se dirigió a la mesa de madera gastada que estaba comenzando a perder el color; tomó un cuchillo y comenzó a rasparlo contra las papas que Pedro había traído hacía unas horas.
Manuela frunció el ceño, no le gustó no ser escuchada- ¿No me cree, Honoria?
-¿Cómo piensa que le voy a creer?- Honoria miró a Manuela con frustración, no estaba lo suficientemente despabilada para pensar bien y lo que decía no la convencía. Dejó de pelar las papas para observarla por un momento- Ella es la misma aquí y desde que nació, nomás a usted se le ocurren pensar esas tonterías.
-¡No son tonterías Honoria! ¡Yo lo sé!- Manuela elevó la voz. Que su palabra no tuviera credibilidad la ponía furiosa. Quizá la elevó demasiado.
-¿Todo esta bien, Honoria?- Se escucha la voz de Lord Arthur desde el comedor, poseía una voz grave y seria que podía escucharse
-¡Sí Milord, no se preocupe, aquí está todo bien!- Contesta Honoria con débil voz y el ceño fruncido, mirando a Manuela, quien bajó la mirada con vergüenza- Vuelva a su trabajo m'hija, y no se revele más, vaya a recoger fruta del jardín y apúrese por que hoy pasa la mazamorrera y después,hay que buscar agua del aljibe...- Le ordenó Honoria a Manuela, estaba molesta con ella, nunca se levanta la voz en la casa de los Hilleland a excepción que sean los patrones los que la alzan, y menos lo hace un criado vulgar.
Manuela vuelve a sus tareas, debía acatar pues ya había desobedecido bastante. Fue a recoger frutas, después esperó a que pasara la mazamorrera y luego, recogió agua del aljibe. A continuación se dedicó a fregar los pisos de la cocina, luego debía cocinar junto a Honoria y
eso sería lo que haría en el día, pero ella sabía que la señorita Shopie no era la misma de siempre,escondía algo,estaba distinta...¿La habría suplantado? no,esa idea sería muy absurda,nunca podría pasar.-¿Alguien vió a Emma?- Pregunta la señora Hilary, el ambiente se tensa, al menos, el ambiente de Emma, que toma el té simulando indiferencia, le tiembla la mano, solo pensar en que la descubran, su respiración se acelera, el vestido le aprieta terriblemente, el cuello alto hace que le cause picazón en la nuca- ¡Oh, cierto! Sucede que e todavía está con su primo, aún no me acostumbro a la ausencia.
-Ni yo, querida- responde lord Arthur-¿cuándo volverá?
-Pues...- Comienza Emma, disimulando su nerviosismo, toma un trozo de melón y lo corta- Sigue en casa de su primo pero me envió una carta en la cuál dice que la perdonen por el tiempo perdido, y que en un par de semanas volverá- Dijo, los señores Hilleland asintieron con la cabeza.
Nadie habló luego de eso, el desayuno terminó pronto y todos se volvieron a sus actividades. Después de todo, no era que un criado menos hiciera gran diferencia.
Lord Arthur leyó el periódico, luego debía ir a comer con el Marqués de Sandsick y tendría una reunión, Lady Hilary envió una carta para ir a tomar el té en la Mansión de Lady Verona por la tarde, y Claire presumía sin palabras, taconeando sus nuevos zapatos con piedras por el pasillo, cerca de Pedro.
Faltaba Shopie.***
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Lady Shopie #1
Historical FictionPrimer libro de la saga "Secretos Aristocráticos" [Completa] Ficción Histórica En su lugar como sirvienta en la casa de la familia Hilleland, Emma envidia la lujosa vida que lleva Lady Shopie Hilleland, la hija mayor de un lord francés cuyo poder lo...