Emma se había levantado de un extraño buen humor aquella mañana del día siete, aunque seguía pensando en todo lo que debía resolver siendo Shopie, pero, aún era una dama y podía ataviarse con las comidas más exquisitas, las joyas más caras y los vestidos más hermosos. Podía aparenter y ser la joven más suntuosa de todas. Eso era el lado bueno, el lado malo del asunto era Manuela, Lord Thomas, sus padres, y todas las personas que rodeaban a Lady Shopie Hilleland.
Sospechaba que si seguía actuando como su ama lo haría, al pie de su personalidad, jamás podría descubrir quién había sido ella y lo que había echo con tanta definición, con tal perfección que nadie se había percatado que, con quien convivían, no era la beldad de la familia Hilleland.Emma se sorprendió gravemente por una sorpresa de lo más inesperada comentada en el desayuno.
-Hija mía, hemos recibido ayer, luego del funeral, el testamento que Maybe dejó, se encontró en uno de sus inmuebles aunque bastante desteñido- Comenzó el padre, tomó un sorbo de su té de menta, sin duda era un sabor singular traído de América, era su favorito.
-¿Quien es May...? ¡Oh, claro! Continúa padre- Comentó Emma, simulando una gran tranquilidad, aunque sentía lo contrario.
-Bueno, resultó ser que cada uno heredó algo de ella, que ella quería mucho, como sábes, no tenía hijos legítimos a quien heredarle nada y nos legó algunas de sus posiciones repartidas entre nosotros y sus otros sobrinos en Glasgow- Dijo el padre, Emma pinchó un trozo de fruta y se lo llevó a la boca, se limitó a escuchar lo que Lord Arthur explicaba- Aunque sola, Maybe invirtió en grandes exportaciones del sur de América y productos que allí se encuentran, viajó mucho, coleccionó las rarezas que encontraba, fue una mujer extravagante aún sin haber tenido hijos y por la generalidad de su persona jamás fue duramente criticada por ello y no le interesaba; cuando joven, sus pares la envidiaban por su belleza y sus comentarios acerca de el renacimiento moderno y el arte epistolar, ya mayor, la envidiaban por su vitalidad y la forma en que almacenaba su cuantiosa riqueza. La que ahora, por su voluntad, nosotros también heredaremos.
-Yo heredé la mitad de su colección de peinetas en compañía de Antonia- Ese nombre Emma sí lo conocía, lo había escuchado varias veces de boca de sus amos y se trataba de una de las hermanas de Lady Hilary, a quien al hablar se le escaparon unas lágrimas- Tu padre, tres de los carruajes de oro macizo de su difunto esposo, que en paz descanse, y Claire heredó una cuarta parte de los centenares de vestidos que Maybe poseía, aunque cuando vuelva se los voy a dar, y por último tú, sábes cuanto te quería ella así que tú heredaste a su perro- Informó la madre para dar un sorbo a su té.
¡¿Qué?! Emma no pudo evitar atragantarse y toser con dificultas por tal abrupta noticia... un perro, ¿qué es lo que haría ella con un perro?
-El perro de tu tía se llama Chloe y es un perro pequeño y chillón, pero es muy bonito- Completo la madre y siguió bebiendo el té- Se trata de un Cavalier King, de uno o dos años.
-Lo traerán en tres días de Worcester- Argumentó su padre, masticando una almendra con desinterés.
¡Oh! Al menos, lo traerían cuando faltasen cuatro días y no siete, Emma suspiró y siguió tomando su té, heredar un perro de una persona que ni siquiera conocía pudo haber sido lo más patético que le haya tocado vivir. No tenía afabilidad con los animales domesticados, simplemente podía recordar un pequeño Terrier inglés de color blanco que Lady Shopie había obtenido, y que había terminado obsequiándolo ya que había roto sus zapatos de Mount-Chevallier a mordiscos.
Emma reconcoía que se abatía fácilmente, debía pensar, se retiró a su cuarto y sus padres no se molestaron en decirle nada, en la soledad de su hermosa alcoba, Emma se sentó, la idea de convertirse en su propia ama era de Teresa, ella nunca lo hubiera pensado si Teresa no lo hubiera dicho, la culpa era de su amiga... y de ella misma por considerarla como una buena sugerencia y llevarla a cabo. No era una idea muy complicada de decir, pero ¿hacerlo? ¿suplantar a su ama?Ella sabía bien que solo Shopie podía reemplazar a Shopie a la perfección, ella era única en todo y ahora tenía problemas con Manuela y sus sospechas, heredaba un perro de una anciana que no conocía en absoluto y debía encubrir la huida de Claire y Pedro... ¡y también su propia desaparición!
Emma se desesperaba fácilmente y lo sabía.-¡Basta!- Dijo de un salto, levantándose.
Tenía razón, faltaban siete días, ¡maldición! faltaba mucho... y todo por esa loca elección de que tal vez una sirvienta pueda suplantar a una dama, ella era la loca.
Se recompuso, debía disfrutar lo que pudiera mientras pudiera y no destruir la reputación de Shopie mientras tanto, bueno, solo un poco.Esa tarde, Emma se enteró que la próxima noche su padre organizaría una espléndida tertulia con alrededor de sesenta invitados, selectivamente escogidos. Era su oportunidad. La oportunidad que había buscado desde el principio.
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Lady Shopie #1
Ficción históricaPrimer libro de la saga "Secretos Aristocráticos" [Completa] Ficción Histórica En su lugar como sirvienta en la casa de la familia Hilleland, Emma envidia la lujosa vida que lleva Lady Shopie Hilleland, la hija mayor de un lord francés cuyo poder lo...