Emma llegó casi sin aliento a la Mansión, golpeó la puerta enérgicamente y ni siquiera saludó al mayordomo vestido de gris, cuando éste abrió lentamente la puerta. Por el contrario, se apresuró a ingresar a la casa. Había corrido las nueve cuadras y media que la separaban de la casa y estaba exhausta. Respiró profundo un momento, inhaló y exhaló para recuperar el aliento. Encontró a Manuela agitando el plumero contra las blancas cortinas bordadas de tela, que tanto quería Lady Hilary, apenas vió entrar a Emma frunció el ceño:
-Tardaste bastante, ¿y la peineta de Lady Hilary?- Le retrucó con molestia, como si realmente no hubiera comprado la peineta.
Emma no le contestó nada, pasó por al lado sin mirarla, prácticamente tirándole la peineta en el rostro... bueno, no en realidad, pues Lady Hilary se enfadaría si su peineta se rompiera, pero la dejó en el suelo con tal de que quedase bajo la responsabilidad de la otra joven. Manuela se le quedó mirando disgustada, mientras Emma se perdió por el pasillo contiguo, en las paredes a su alrededor descansaban unos cuadros pequeños de escenarios campestres, un taburete más adelante sostenía un plato con una vela incrustada en su centro. Claramente apagada. Se limitó a mirar hacía atrás por si Manuela la había seguido, mientras tomaba el cerillo que se encontraba junto al plato y lo raspó contra el taburete generando una pobre llama. Encendió la vela y de un soplido apagó el cerillo que dejó sobre el pequeño asiento. Retomando su marcha llegó hasta el final del pasilli donde comenzó a bajar una escaleras de madera que desembocaban a otro corredor muy parecido pero más angosto. Había un cierto aroma a humedad y allí no había candelabros ni velas, ni nada de eso; sino una pura oscuridad. A lo largo de ese estrecho pasillo había varias puertas, las cuales pertenecían a los criados. Sí, eran las humildes habitaciones de la servidumbre. Era de esperar encontrar alguna pequeña rata por allí o algún insecto, ese lugar no se parecía nada a la planta de arriba donde todo era lujo y ostentación.
Los pasos de Emma eran veloces y certeros, pero corría como si su mente no pudiera esperar a estar a solas, para pensar la idea de Teresa.
¿Pero por qué pensaba en analizar aquella idea que lo único que podría provocar serían problemas para ella? Sobre todo, problemas para ella.A decir verdad, Manuela no era mala, ni desagradable. Pero a veces se ponía muy nerviosa e inquieta con las cosas que le ordenaba la patrona. Manuela era una muchacha de piel bastante oscura, un poco más que Emma, tenía cabello negro y rizado, ojos marrones, grandes y profundos, contaba con 21 años aunque a veces parecía mayor y formaba parte de la veintena de criados del matrimonio Hilleland. Aunque Emma solo se relacionaba con algunos de ellos, los demás le eran indiferentes.
Luego de bajar corriendo hasta el ultimo escalón y recorrer el pasillo, Emma entró en el cuarto que ella tenía para dormir, pues solo era usado para eso, dormir. Cada sirviente tenía uno, aunque siempre conpartían los cuartos de a dos o de a tres, para ahorrarse habitaciones.
De todas formas, Nadine era la única criada que no tenía que compartir por que su anterior compañera, se había marchado hacía seis meses,por que Lady Hilary le había encontrado marido, no quería pensar que algún día ella tendría que hacer lo mismo.Al llegar frente a su puerta tomó el picaporte y la abrió estrepitosamente; allí, Eve de hayaba sentada en su cama, totalmente de espaldas a la puerta. No era extraño verla allí por que también era su habitación, pero al girarse, asustada al notar que alguien había entrado sin aviso, Emma había logrado ver lo que tenía entre sus manos.
Eve era relativamente nueva en el hogar; tenía 13 años apenas, un cuerpecito delgado, rostro de aceituna, mirada ingenua y poseía una relación bastante amistosa con Lady Claire Hilleland. Ella misma la había encontrado pidiendo en la calle hacía algunas semanas, se había compadecidi y, para que aunque fuese tuviera un techo, se la había llevado con ella para formar parte de la servidumbre. Hasta ese momento, Eve era la esclava más joven de los Hilleland.
Realmente la vida allí no era lo más confortable, pero Lady Claire la había traído con las mejores intenciones. La habitación era estrecha, estaba aquipada por tres camas, una con mantas, las otras dos vacías y recubiertas de heno y paja, un mueble de baja estatura y un pequeño dibujo al carbón adherido a la pared que representaba el puente de Marine Way.
Emma volvió la vista hacía Eve y frunció el seño. Ella tenía entre sus manos, un trozo de pan de buen tamaño.
-Eve, ¿qué pasa?- Interrogó al ver la expresión asustada de su compañera, se acercó un poco a ella y observó el trozo de pan- ¿de dónde lo has sacado?- Lo señaló. No era aún la hora del almuerzo e incluso, ese trozo era bastante para ella sola.
Vió como brotaban lágrimas de sus ojos y Eve abrazó el pedazo de pan, parecía tener culpa.
-¿Qué sucede?- Se sentó a su lado, y logró que apoyase su cabeza sobre su hombro, pasó un mano por su espalda y la rodeó en una señal protectora, a pesar de los cuatro años que las separaban- Tenías hambre, ¿verdad?- Eve no habló, pero realizó un gesto leve con la cabeza que confirmaba la pregunta- Y lo has robado- La muchacha levantó la cabeza y la miró suplicante, sin soltar el pedazo de pan.
-No quize hacerlo... - Murmuró ella.
Emma sonrió compasivamente- Tranquila, no les diré nada a los amos pero debes prometerme que la próxima vez tendrás más cuidado, serás más precavida, no sé que pasaría si la que entró por esa puerta no hubiera sido yo. Ahora esconde eso y ve a trabajar, luego vuelve y cómelo si sigues con hambre.
Eve asintió apenas, se levantó y guardó el trozo de pan debajo de su almohada, para después. Dirigió una sonrisa a Emma y se retiró del cuarto silenciosamente sin antes murmurar algo casi inaudible.
-Gracias.
Pero Emma tenía sus propios asuntos; no culpaba a Eve y no les diría a los señores Hilleland, no la expondría por que podrían echarla y ella volvería a la calle.
Emma tenía sus propios problemas, pensaba en la idea de Teresa, no había estado mal. Teresa era su amiga desde ya mucho tiempo, más bien, la había conocido casi al mismi tiempo que su madre la había vendido.Sus orígenes que venían de un romance poco exitoso, un padre esclavizado y un nacimiento fortuito no le eran muy provechosos. Emma no era tan morena como las demás criadas, es más, podría llegar a decirse que era casi blanca, aunque su piel estaba algo tostada con el sol del verano. Teresa sabía lo que Emma pensaba de la señorita Shopie, sabía que envidiaba profundamente la vida que llevaba, por que era cierto, la vida de Shopie era envidiable en todos sus sentidos... y también era cierto, que Emma soñaba con una vida así... le hubiera encantado ser ella, o al menos, intercambiar lugares, que Shopie viese lo que se siente tener envidia de una persona superior, estar a un rango que sábes que nunca vas a alcanzar y que llegar a ser heredera de la fortuna de un lord inglés, tan inglés como Lord Arthur, era totalmente imposible, casarse futuramente con un hombre guapo y rico de la alta sociedad, ser admirada por todos y... bueno, lo confesamos, envidiada por todos. Pero Shopie jamás sentiría ese sensación de celos, jamás sentiría el hambre de Eve ni la precariedad de su situación.
Shopie era linda, lindísima, pero su hermana Claire no era fea, ella era muy bonita pero todos creían definitivamente que la mayor era superior en todos los sentidos y nada más lejos de la realidad.
Pero la idea de Teresa no era mala, no pudo ser solo un pensamiento pasajero... era una señal, algo que por sí sola, dudaba que se le hubiese ocurrido. Después de todo, si tomaba el lugar de Shopie podría ayudar más a Claire y arruinar tan sólo un poco la impecable reputación de Shopie, seguro que para cuando regresara Shopie, arreglaría todo, siempre lo hacía. Quizá podría ayudar a Lady Claire para que no quedase opacada por su hermana por el resto de su vida y Emma podría tener, al menos por un mes, ese bendito mes, la vida que siempre quizo tener. Solo debía procurar mucho cuidado.
Bueno, ¡era una decisión tomada!
***
Hola, ¿como están?🍩SIGAN MI PERFIL Y CONVIERTANSE EN UNO DE MIS DULCES🍰
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Lady Shopie #1
Ficción históricaPrimer libro de la saga "Secretos Aristocráticos" [Completa] Ficción Histórica En su lugar como sirvienta en la casa de la familia Hilleland, Emma envidia la lujosa vida que lleva Lady Shopie Hilleland, la hija mayor de un lord francés cuyo poder lo...