Capítulo 32: "Las sospechas verídicas"

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-¿Qué estás intentando insinuar, Shopie?- Exclamó nuevamente Lord Arthur, intentando asimilar las palabras de su hija con los echos transcurridos en estos últimos días. No podía ser. Su hija estaba desvariando totalmente, pero a decir verdad, notaba cierta diferencia en el color de su piel.

-¿Puedo, acaso, ser más clara, padre? ¿Crees que no concuerda?

Arthur se quedó callado, no quería discutir con su hija a esa hora de la mañana, pero se negaba a creer que había sido engañado de una forma tan repugnante, tan perfecta. Cruzó los brazos sobre su pecho fornido.

-Este polvo es para el rostro, aclara la piel muchos tonos más, si la tienes oscura o siquiera, morena, además he dicho claramente que he encontrado esta enagua de criada en el fondo de mi ropero y yo estuve todo este tiempo en la casa de mi prima, ¿cómo se explica eso? ¿cómo se explica?-Comenzó a plantear Shopie con efusivos aires de molestia. Hablaba deprisa y sus mejillas estaban rojas, si sus sospechas resultaban ser ciertas, corría el riesgo de un deshonor a niveles catastróficos.
La pequeña sirviente más allá, con la cabeza gacha y que aún no había pronunciado palabra.

Lady Hilary observó el polvo con detenimiento- Emma era la única criada que podría entrar en tu alcoba cuando se le ocurriese pero... tus acusaciones son muy graves, ¿no se trata de una simple tontería, verdad?- Había vivido episodios en que el carácter burlón de su hija le había costado algunos sirvientes, un par de veces acusó a los sirvientes de haber robado sus joyas nuevas y ella misma las había escondido. Pero esto había ocurrido cuando ella rondaba los nueve años y ahora que ya había crecido le parecía muy extraño que acusara a alguien.

Emma estaba cada vez más inquieta, aunque quería huir, si lo hacía pondría en evidencia su culpabilidad, más de lo que ya estaba. En ese momento, odió a Shopie más que nunca lo había hecho.

Lord y lady Hilary se miraron, intentando descifrar qué era lo que pensaba el otro; se preguntaron si aquella joven criada era de fíar.

-Un simple capricho no sería equivalente a tanto escándalo, si no lo creyera no lo diría, madre. ¿Me crees capaz?- Como la respuesta fue el silencio, ella continuó hablando- Creo firmemente de que algo extraño ha pasado, yo no he estado aquí durante un período de tiempo en el que ustedes afirman que sí he estado, ¿acaso creen que miento? Pues no mentiría sobre una cosa así- Afirma Shopie con impaciencia, quería que todo esto se resolviera para poder descansar del viaje, quería reposar y no le interesaba mucho a quién castigasen- Apúrense y analízenlo deprisa, quiero descansar por el largo viaje que he tenido.

-¿Acaso estás intentando decir que alguien se ha echo pasar por tí éstas dos semanas y no nos hemos dado cuenta?- Pregunta Lord Arthur. Su hija resultaba ser la persona que más apreciaba, ¿acaso era tan ciego como para no ver realmente lo que había ocurrido?

Shopie sonríe al instante- Por supuesto, padre, pero no solo eso, estoy asegurando que quien se ha echo pasar por mí... fue Emma- La criada sólo pudo callar, mientras en el interior moría por gritar, era mejor mantener el silencio y su expresión de sumisa e inocente antes que delatarse por sí sola. Cerró los ojos y los apretó con fuerza.

-¿Qué díces?... ¿cómo podría ser...?-Lord Arthur se hallaba perplejo.

¿Una criada hacerse pasar por su bella, refinada e inigualable hija?¿podría ser cierto?

-Ahora que lo pienso bien... podría ser posible, Emma era la única sirvienta encargada de tu cuarto y ella podría haberse echo pasar por tí, utilizando tus polvos, tus ropas y tu maquillaje. Sería algo bastante sencillo, píensalo Arthur-Argumentó doña Hilary, su hija asintió con la cabeza.

-¡Pero si Emma estuvo ausente todo este tiempo! ¿Lo has olvidado? Resultó ser que ella debía cuidar de un familiar durante tu ausencia-Exclamó Lord Arthur. Emma suspiró en silencio, eso era dirigido en su defensa, se suponía que ella había estado cuidando a su primo y no se había encontrado presente, era un perfecta coartada.

-"Todos son capaces de mentir" dice el refrán- Dijo Shopie, con falsa sabiduría- Además, acabo de darme cuenta que esta enagua que encontré fue dada como obsequio de Claire a Emma hace alrededor de seis meses, aquella vez en que me había quejado y le había cuestionado como había sido capaz de regalar algo a un vulgar siervo. Está confirmado e insisto, Emma se hizo pasar por mí, siempre me debió tener envidia y justamente, no es la única, yo bien sabía que ella me envidiaba pero nunca presté atención, mintió sobre su paradero, aprovechando que yo estaba ausente, influyó mucho en mi pobre hermana Claire, logró engañar a todos, aprovecho la situación y se reunió con mis amigas y amistades, ella se aprovechó, fue lo único que hizo- Dijo Shopie, para luego colocar un largo cabello, detrás de su oreja. Sus padres volvieron a mirarse, incrédulos- Y pueden estar tranquilos, no los culparé por no haberse percatado, aunque sí me desconcierta pues entre ella y yo, hay una gran brecha, muy visible- Indicó, señalando a la sirvienta con su, según ella, asqueroso dedo.

-Bien... naturalmente debemos decidir qué es lo haremos, por que esto no puede repetirse... Emma, espera en tu habitación nuestra decisión, vamos a informarte luego- Concluyó Lord Arthur.

Emma se retiró a su cuartucho en inerte silencio, mientras su corazón palpitaba fuertemente, su nerviosísmo florecía fácilmente de ella y no podía controlarlo, estaría acabada si la descubrían.
Suspiró. Se sentó en su cama y se colocó en posición fetal, intentando calmar sus inquietas manos y abrazando sus piernas, admitía que tenía miedo. En su interior estaba desesperada. No podía dejar de pensar lo que pasaría si llegaban a descubrir lo que había echo. De seguro la castigarían, y en casos extremos, podrían ordenar su detención, para morir lentamente en la cárcel con impunidad.

No tenía los recursos suficientes como para defenderse de acusaciones o castigos, si es que eso pasaba. Ella era solo una sirvienta, no podía hacer nada para salvarse y no podría protestar. Ésta, era otra de las razones por las cuales odiar a Shopie, pero esta vez no era su culpa, Emma era la culpable y lo sabía.En su posición, solo le quedaba esperar.











































Lady Shopie #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora