Tiempo atrás, Emma había establecido una pequeña lista de las cosas que le gustaría hacer cuando abandonase la servidumbre, si es que eso alguna vez ocurriría. En su cabeza tenía esperanzas de que, si sus patrones lo permitían, podría dejarlos para comenzar una vida en la cual ella mandara y no, no se refería a convertirse en una verdadera lady pues eso sería totalmente imposible, bueno, no demasiado, pero dejaría atrás sus propias falacias y mentiras, las olvidaría y comenzaría de nuevo. Era un trozo de papel arrugado y viejo que había extraído de el extremo de un libro de poesía de Lord Arthur; para ella, esa lista representaba todo lo poético de su vida. En ella marcaba varios puntos que quería llevar a cabo, mencionaba el establecer un pequeño puesto en el mercado, aún no tenía claro de qué, casarse con un comerciante menor antes de cumplir los treinta, ya que ni pensaba seguir los pasos de Honoria, quien no había dejado la casa patronal y estaba predispuesta a quedarse allí hasta el día de su muerte. Un par de hijos también estaban entre sus planes y luego nietos. Visitaría a menudo a Teresa y, si su marido tenía algún pariente, presentarselo a su amiga.
Las expectativas que tenía eran demasiado amplias, o muy altas tal vez, pero lo que pasa cuando son así es que lo más cercano a ocurrir era el fracaso de alguno de estos puntos que ella quería lograr con rigurosidad.En el día cuatro por la noche, llegaron las amigas de Shopie, incluidas lady Matilde, la cual había vuelto de su corto viaje. Ese mismo día, Emma se había dedicado enteramente a planear todo para esa noche, incluidas las invitaciones, las cuales hizo escribir a Manuela.
Emma planeó que esa noche fuese extremadamente especial, además decidió que "sus amigas" se quedasen los próximos tres días. Le quedaba muy poco para volver a ser una insignificante sirvienta y debía disfrutar mientras pudiera. Decidió matar el tiempo con eso. Ordenó a Honoria preparar los más exquisitos dulces y las más deliciosas comidas que pudiera imaginar y preparó las habitaciones para huéspedes a su gusto.
Sus amigas asistieron. Ríeron y comieron sin importarles las calorías, sin importarles lo que pudieran decir sus padre o maridos sobre su peso o su rotunda inmadurez. Simplemente no les importó.
Los tres días pasaron muy deprisa, entristeciendo secretamente a Emma, quien había intentado orientarse en materia de cómo actuar frente a esas "amigas" tan finas.Al irse todas las damas de la mansión, ella se despidió por última vez, las vería de nuevo pero como sirvienta de la casa de los Hilleland, en alguna tertulia o en alguna fiesta, al menos eso era algo, aunque visiblemente muy desagradable. No podía cambiarlo.
Se dio cuenta que por la mañana, la verdadera Shopie volvería a la mansión, no tenía tiempo que perder, eran las 6am de la mañana y era consciente de que lady Shopie vendría a eso de las 11am de la mañana, lo había escuchado el primer día; corrió a la habitacion a oscuras, tanteando con sus manos y guíandose por su tacto, todos se encontraban dormidos en la casa, incluso la pobre Manuela, que yacía tan cansada, entró en la habitacion y sin hacer ruido, sacó de su escondite, las ropas de criada. Urgó en el ropero hasta encontrarlas al fondo de éste.
Se las puso sin hacer el menor sonido y se calzó los zapatos gastados, había tenido su último almuerzo, cena, día. Por un momento sintió pena y tristeza, ¿podría volver a repetir toda esa experiencia? La respuesta sería no, aunque lo ansiara.
Se quitó todos los polvos que la hacíam ver más blanca de lo que en verdad era y se ató el cabello en un rodete con algunos mechones en desorden absoluto y descuidado, guardó cuidadosamente toda la ropa de Shopie y se dispuso a ordenar el cuarto. Lo dejó impecable, tendió la cama, puso los adornos en orden y repuso los aceites de baño que faltaban y barrió silenciosamente el suelo, como si nadie hubiera estado allí, luego salió de la alcoba con melancolía en el rostro, era una pena tener que dejar esa vida tan próspera y llena de lujo cuando la había tenido por varios días. Se había acostumbrado, eso era seguro
Eran las 8am, solo faltaba esperar una hora hasta que todos en la casa despertaran y ella estaría allí, en su antiguo rol, como siempre había estado.A las 9am y en el desayuno, los sorprendió la ausencia de Shopie y definieron que quizá se sintiera un poco mal, también los sorprendió que Emma les sirviera el té. Aunque ella se excusó con que había vuelto muy temprano y un sirviente, el cual no nombró, le había abierto la puerta.
-¡Has vuelto Emma!- Exclama Lord Arthur abriendo sus ojos, despegandolos del periódico, asombrado.
-Sí, extrañaba estar aquí milord-Mintió Emma, sonriendo, volcando un poco de té en la taza de porcelana de su amo.
-¿Cómo está tu primo, querida?-Cuestionó Lady Hilary.
-¿Cómo?... ¡oh, claro! Está mucho mejor señora, gracias- Un silencio que ella mismo decidió acabar se formó en el comedor- He vuelto por la madrugada, ni siquiera había salido el sol y decidí por prudencia, que no los molestaría pues dormían- Y se retiró tambaleando... pensó que casi la descubrían aunque luego, se inquirió si era ella la que pensaba cosas enmarañadas para infligirse dudas ridículas.
A Honoria y a Manuela también les pareció confusa la aparición repentina de Emma en la mansión, nuevamente, y a Manuela le dió mucho gusto, no tendría que tener tanto trabajo ella sola y al menos podría volver a dar una que otra orden difusa.A las 11am, como si la puntualidad hubiese sido una prioridad, golpearon la argolla de plata en la imponente puerta de entrada de la familia Hilleland, un sirviente moreno se dirigió a abrir y los señores se acercaron, más atrás estaban, espectantes, los sirvientes. Shopie apareció, tal cual como cuando se había ido, con una sonrisa espontánea en su bello rostro; cabía decir que todos la miraron confundidos. Nadie entendía nada, no comprendían, no tenían ni idea, solo Emma sonreía para sus adentros, pensando en las dificultades que tendría Llady Shopie desde ahora.
Shopie comenzó a saludar y a abrazar a sus confundidos padres, a quienes tanto había extrañado, ¿qué hacía aquí, como si recién hubiera llegado?
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Lady Shopie #1
Historical FictionPrimer libro de la saga "Secretos Aristocráticos" [Completa] Ficción Histórica En su lugar como sirvienta en la casa de la familia Hilleland, Emma envidia la lujosa vida que lleva Lady Shopie Hilleland, la hija mayor de un lord francés cuyo poder lo...