Capítulo 4

165 25 0
                                        

Stefanía

Nunca había visto tanto desorden en mi vida, sin embargo no me importaba, algunas personas vendrían a limpiarlo en la mañana. O en la tarde. La verdad es que no me acuerdo cuando, pero espero no tener que interrumpir mi horas de sueño para abrir la puerta a un grupo de desconocidos de una agencia.

Marta, la abuela de Vera, se había ofrecido a ayudarme con toda la limpieza porque dijo que esas agencias suelen cobrar demasiado dinero, más de lo que deberían. Pero no dejaría que ella sola se haga cargo de algo como esto, y a decir verdad, no me importa el precio de nada, lo pago y listo. De todas maneras, el dinero no es mío.

Son las 9:14 de la mañana, ninguna de mis fiestas habían terminado tan tarde anteriormente, pero esta no se parecía en nada a las anteriores, era evidente que cada vez se había corrido más la voz.

Ahora la casa se encuentra literalmente vacía, creí que alguna de las chicas iba a quedarse a dormir, pero después de un rato no vi a ninguna, algunas se fueron un poco más temprano y me interesaba saber si se habían divertido. Aunque dudo que Olivia la haya pasado mal, estuvo tomando toda la noche a más no poder (apesar de que había dicho que no quería emborracharse), Vera se animó a hablar con ese chico del taller, y si no fuera por el idiota que tiró a Juli al agua, todo hubiese estado bien. Malena es otra historia.

Finalmente decido ignorar todo e ir a mi habitación, subo las escaleras de una manera muy vaga y camino por el pasillo hasta mi puerta donde se lee en letras grandes "No molestar", la abrí para encontrarme con alguien extremadamente familiar recostado en mi cama, sus manos se hallaban en la nuca, donde su cabeza descansaba al igual que sus ojos cerrados, pero no estaba dormido, nunca venía para dormir.

- Decime una cosa ¿No leíste el cartel?- Me cruzo de brazos arqueando una de mis cejas y apoyándome contra la pared.

- Si, unas cuantas veces en realidad.- Dijo sin siquiera abrir los ojos.

- Y entonces...- Esperé. Suspiró como si fuera un gran esfuerzo tener que dar explicaciones, se levantó y caminó hacia mí hasta quedar enfrentados, es más alto que yo, pero tengo zapatos altos en este momento y lográbamos estar a la misma altura.

Franco Moreno era el típico chico lindo del que todas estaban enamoradas desde que tengo memoria, había algo en el que resultaba hipnótico ante sus ojos. Y la verdad es que no podía culparlas, el chico tenía un físico para morirse, unos ojos chocolate pero no ordinarios y los dientes más blancos que había visto en mi vida. No era por nada que a él había elegido yo para una relación como la nuestra. Además claro, que nuestros padres eran socios y nos conocemos desde antes de que alguno supiera caminar.

- Emma, Emma, Emma... esas palabras podrían haber impedido que alguien entre a tu habitación, pero yo no obedezco ordenes de un cartel pegado a una puerta, me sorprende que no lo sepas después de tanto tiempo.- Finge estar ofendido. -

- ¿Cuántas veces tengo que decirte que no me digas Emma? No me gusta. Y otra vez, deja de hablarme en doble sentido enfrente de los demás, acordate que fuera de esta habitación, vos y yo no interactuamos.- Estaba empezando a fastidiarme, pero no era gran cosa, él siempre lo hacía -

- Siempre tan sentimental, a veces me llegas al corazón.

Nunca puedo acordarme el porqué de esto, ninguno de los dos nos queremos, por el amor de dios, ni siquiera nos soportamos.

- Te estuve mirando toda la noche.- Siempre sus mismos comentarios para hacer que se derritan ante sus ojos, pero el chico todavía no entiende que conmigo no funcionan esas palabras. -

- ¿Ah, si?- Lo miro con incredulidad mientras me quito los zapatos, ahora quedando por debajo de su altura. -

- Si, y dejame decirte que no fui el único, no sé de dónde es que conoces a tanta gente, pero la mayoría son chicos y esta noche te miraban como si fueras un pedazo de carne.

Fruncí el ceño.

- ¿Y eso a vos por qué tendría que importarte?- Digo, los chicos siempre miran chicas y sobretodo en las fiestas ¿no? ¿Por qué no mirarme a mi?-

- Porque no me gusta que nadie mire lo que es mío.- Lo miro por un momento sin creer la enorme idiotez que acababa de decir hasta que suelta una carcajada.- Tendrías que haber visto tu cara de espanto.- Lo golpeo en el hombro y sigue riéndose.

Decido pasar a otra cosa, si no, él va a seguir hablando. Siempre es lo mismo, yo tengo que interrumpir nuestros diálogos porque me irrita con tanta palabrería y eso de verme tan fastidiosa a Franco parece encantarle.

Asi que bruscamente tomando ambos lados de su cara le planto un beso en el cual pone un tanto en evidencia que lo deseo un poco. Pero no en un sentido romántico, él besa bien, realmente lo hace y con mis actos creo que él se da cuenta de eso.

Responde inmediatamente continuando con la secuencia. Supongo que esto debe gustarle también, aunque la verdad nunca se lo había preguntado. Pero ¿debería?

Doy un pequeño saltito y al instante me toma de ambas piernas levantándome para luego colocarme sobre mi escritorio. Hago una maniobra para sacarme el vestido y quedar en ropa interior y el me imita, quitándose la remera y dejando ver su cuerpo bastante bien trabajado.

Los besos son más de lujuria y deseo, siempre somos bastante impacientes al querer llegar rápidamente a lo interesante: el sexo.

Para concluir con el relato de nuestra pequeña escenita desnudista privada, nos abalanzamos bruscamente (como siempre) en mi cama, donde abre con sus dientes un paquetito rojo que reconozco rápidamente, espero unos segundos y volvemos a lo nuestro...

********************************************************************************

Casi siempre suele ser él quien actúa más rápido de los dos, por lo que esta vez me resultó gracioso, pero es una buena excusa decir que estuve de viaje y extrañaba esto. Digo, no lo extrañaba a él, sino la sensación de adrenalina que me daba la idea de que nadie más sabe de nuestros encuentros y por sobre todas las cosas del sexo sin compromiso.

La última vez que habíamos estado fue luego de la fiesta de fin de año, después yo me fui de viaje a Cuba todo el mes de Enero por mi cumpleaños y cuando volví él estaba de Vacaciones con su familia en Brasil, donde se quedaron hasta anteayer.

Sin embargo, sé completamente que el sí estuvo con otras chicas, y no es que me haya enterado por alguien, simplemente lo conozco. Pero no me afecta en lo absoluto, cada uno estaba por su lado con quien quería, yo por mi parte tuve algunos sucesos con otros chicos pero nada importante.

Es como mi juguete personal, si yo quiero lo llamo y aparece sin problemas, pero a él no le molesta, siempre está disponible y nunca se queja. Esto nos beneficia a ambos, gracias a él, yo no tengo que lidiar con otros idiotas, y en lugar de eso soporto solo a uno. Sin mencionar que ambos sabemos que ninguno le va a causar problemas al otro.

Sé de varios episodios en los que chicas se obsesionaron con él o algo así y ese tipo de cosas le fastidian y mucho. Franco no es de esos que promete, ya su apariencia lo describe perfectamente como para que alguien se de cuenta de que con el no vas a merendar licuados y después al cine a ver una romántica y se podría decir que lo entiendo, yo tampoco soy así. Pero quienes no lo hacen deciden meterse en la boca del lobo creyendo que "pueden cambiarlo".

Se levanta de la cama al fin y yo me quedo ahí desnuda, tapada hasta la cintura boca abajo, mi cabeza mirando hacia otro lado. Puedo oír como se pone la ropa y mi sueño va aumentando.

Volteo para mirarlo pero ya se fue, ahora si puedo descansar.

DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora