Stefanía
Desde el día que Juli se lastimó a sí misma me di cuenta de lo valiosa que es la vida, de lo poco que la sabemos aprovechar y de que aunque alguien siempre sonría, no quiere decir que sea una persona feliz.
Pasaron tres meses desde que nuestra amiga explotó y nos dio mil razones que la llevaron a hacerse eso, situaciones que me hicieron enojarme conmigo misma por no estar ahí cuando ella me necesitó. Porque aunque trataba de convencerme que no es nuestra culpa el que no haya comentado nada, una parte de mi cree que porque no le dimos cierta confianza.
En fin, nos dimos cuenta de que necesitamos estar para ella. Y eso fue lo que hicimos para que deje de sentirse tan miserable, hasta su mamá hizo un cambio, en algún momento llegue a pensar que ella ya se encontraba bien, pero en sus ojos todavía había un poco de oscuridad, que me decían que todavía le faltaba algo, o alguien.- ¿Todavía lo extrañas?- le preguntó abiertamente.
- ¿A quien?- Contesta tomando una frutilla sin mirarme.
-Dale Juli, conmigo no.- pone los ojos en blanco y decide hablar.
- Ya te dije lo que pienso sobre eso, es lo que tiene que ser. Si prefiere estar atrás de su novia e ignorar el resto de las cosas, allá el- su mirada cae.
- Si, eso ya lo escuché. Varias veces en realidad. Y estoy segura de que esa es la respuesta lógica y en la cual querer sostenerte, pero no lo que sentís.
Me mira con sus ojos marrones claros y pestañas largas dudando, hasta que levanto mis cejas para insinuar que prosiga y finalmente parece frustrada, sin salida.
- Claro que se que así tiene que ser, que eso es lo qué pasa e intento convencerme. Pero ¿sabes que? Nunca en mi vida me sentí tan conectada a alguien y esta vez en enserio, se que antes fantaseaba con todo el mundo, pero me sentía tan cómoda estando con Bau, él era tan bueno que dudo encontrar a alguien así otra vez...
- Obvio que lo vas a encontrar, todo lo bueno que das va a llegar con un gran paquete al final. Y si las cosas no se dieron con Bauti es porque ese paquete debe ser muchísimo más enorme.
- ¿Y si el que viene tampoco me quiere como algo más que su amiga? Ya me canse un poco de las plásticas que siempre se quedan con los más lindos y buenos.
- Bueno pero ahí lo tenes, no valen tanto la pena si todos son unos superficiales. Ya vamos a ver si un buen cuerpo y linda cara te hacen msentir mejor cuando te sentís triste. Además, la belleza es tan subjetiva.
Me doy cuenta que está a punto de contradecirme pero finalmente no dice nada, solo sonríe como si no quisiera hablar más del tema y me abraza. Normalmente no me gustan los abrazos, pero por esta vez decido quedarme en el hasta que se vuelve tedioso.
- Bueno, está bien- le digo alejándome- suficiente afecto por hoy, tengo que ir a mi casa porque todavía no termine el trabajo de historia.
- ¿Qué contexto elegiste?
- Segunda Guerra Mundial- me levanto tomando mis cosas.
- Hubieras elegido algo menos complejo.
- No me culpes por amar la historia mundial- le tiro un beso desde la puerta y salgo de la casa.
Termine mi trabajo hace una semana, pero tenía que estar en otro lado desde hace unos quince minutos. Como dije, desde qué pasó lo que Juli, todas estamos más unidas, pero mis secretos son solo míos y no puedo permitir que salgan a la luz.
Por suerte él vivía no tan lejos de la casa de Juli, eso significa que si caminaba no iba a tardar tanto, una vez que toco timbre sale y sonríe entusiasmado de verme.
- Hola- besa mis labios con ternura- tardaste.
- Estaba en la casa de Juli, teníamos que hablar.
- No hay problema, pero te extrañe- de la mano me lleva a su habitación escaleras arriba.
- ¿Qué decís si nos vimos hoy en la escuela?- me río tontamente.
- No es lo mismo, ya quiero que sea oficial.
- A mi no me molesta que la gente se entere.
- Dame tiempo- besa mi mejilla. Me pareció raro, esas palabras solían salir de mi boca, pero esta vez las cosas eran distintas.
Una vez que le doy una sonrisa de suficiencia me dirijo a la cama y me siento, haciéndole saber que quiero que venga. Cuando hace lo que le pido ahora soy yo quien le toca la mejilla y besa, sentándome en sus piernas muevo mi cadera y noto como las cosas se van tensando...
Un celular nos interrumpe y aunque quiero que no conteste, lo hace de todos modos. Su mirada se dirige a todos lados y finalmente me mira nervioso.
- Hola- habla- En mi casa ¿por qué? ¿Qué? ¿Afuera? Per..- mira el teléfono confundido y con un poco de pánico.
- ¿Qué pasa Theo?- pregunto y el piensa.
- Eh, nada. Necesito que me hagas un favor, quédate acá solo por diez minutos, acaba de llegar alguien.
- ¿Alguien quien?
- No importa, yo como máximo en quince minutos estoy acá, pero no bajes.
- Está bien.
Antes de irse me guiña el ojo y cierra la puerta detrás de él.
———————————————————
Furiosa miro la hora en mi celular, habían pasado dos horas desde que Theo me había dejado sola en la habitación y sabía que con quien sea que había estado hablando, todavía seguían ahí abajo, porque la música se escuchaba hasta acá.
Vuelvo a recorrer toda la habitación y decido qué ya no soporto que me tome el pelo, abro la puerta con todo mi enojo y bajo las escaleras ruidosamente esperando a que me escuche y todo lo que tengo para decirle.
- DIJISTE HACE DOS HOR...- Desde el sillón dos miradas se centran en mi, la de Theo con toda su confusión, y la peor con un poco de confusión y enojo, la de Franco.
- Stefanía- me habla el último parándose.
-Hola- le respondo indiferente y el se concentra ahora en Theo, quien parece avergonzado.
- Te lo puedo explicar- empiezo a no comprender y hablo yo.
- ¿Explicarle? ¡Me dijiste que él ya sabía!
- ¿Qué es lo que se supone que tengo que saber?- levanta una ceja el castaño.
Ambos se miran por un momento y finalmente decido irme, no tengo porque presenciar su estúpido lo que sea qué pase, pongo los ojos en blanco y camino a la puerta, abriéndola y saliendo.
Una vez fuera me pido un remis y lo espero conectando todo, ahora tenía sentido el porqué de escondernos, vernos en su casa y en la escuela apenas saludarme. La situación no solo me molestaba, me hizo sentir mal, porque estaba empezando a caerme bien Theo, estaba empezando a quererlo un poco y el no quería que los demás se enteraran.
Se abre la puerta bruscamente y Franco me observa como si estuviera decepcionado. El remis llega y rápidamente subo, no lo miro, pero se que él lo hace mientras me alejo.
Es entendible que esté enojado, pero técnicamente no es mi culpa. Franco y Theo son mejores amigos, él debería haberle dicho, porque ahora soy yo quien queda como la que estuvo con ambos amigos y no le importo más nada.
Por otra parte, me enoja que se me haya cruzado por la cabeza pensar que en un futuro podría pasar algo más con Theo, porque ahora me entero de que me estaba ocultando de Franco, parece que no le importo tanto como él decía.
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Destinados
Teen FictionAlgunas tienen mucho en común, otras muy poco. Algunas sufren mas, otras hacen sufrir. Algunas sienten, otras simplemente no parece que lo hagan... Vera, Malena, Julieta, Stefania y Olivia son cinco amigas con historias y maneras de ver la vida dife...