El destino nos une. (LoganBTRyTu)

Capítulo Cuarenta y Seis: Escape y lamentos.

Franccesco cayó al piso derramando sangre por la boca y lo único que en ese momento se me ocurrió hacer fue correr. corrí lo más rápidos que mis piernas ppodían, sentía que en cualquier momento me caería. Mi corazón latía muy rápido.

Un auto negro paró de golpé y yo me paralicé pensando que sería alguno de los idiotas que estaban con Franccesco.

-¡______! – Gritó Logan bajándose del auto.
- ¡Logan! - Fui y lo abracé llorando.
- ¿Te hizo algo? ¿Estas bien? – preguntó precupado tomando mi rostro entre sus manos.
- Si, si estoy bien. – pero las lágrimas no dejaban de caer. – Sólo me golpeó en el rostro.
- Estas llena de sangre.
- Si, creo... creo... que el esta muerto. – dije con la voz temblorosa.
-Sube al auto.
Juntos subimos a su auto y como dijo, fuimos a la comisaria. Le expliqué como fue todo al comisario y juntos fuimos al lugar de nuevo. Él dijo que nos podíamos ir, que ellos se encargrían de todo.

Pero sería cuestión de minutos para que la prensa se enterara, para me titularan de asesina en todos los diarios. Para que mi carrera terminara.

Doris se asutó mucho al verme cuando llegamos a mi apartamento, pero luego se quedó tranquila al saber de que no me había ocurrido nada malo.Después de un relajante baño, me senté en la tapa del inodoro y me miré en un espejo de mano, tenía los pómulos hinchados, uno de mis ojos morados y mi labio inferior aún tenía un pequeño corte que perdía un poco de sangre. Di media vuelta para buscar el botiquin de primero auxilios. Cuando volvi a mi vista al frente allí estaba Logan apoyado en el umbral del baño.
- Logan... – suspiré. – me asustaste.
- Perdón, no era mi intención.
- No , esta bien. – sonreí. –¿ Necesitas algo? – me senté de nuevo en la tapa del inodoro.
- Si. – dijo entrando y arrodillándose para quedar a mi altura. – Quiero pedirte perdón. – tomó mis manos.
- ¿Por qué? – sonreí sin entender.
- Por no haberte rescatado, si tú no te hubieses defendido con ese arma, probablemente ahora lo estaría lamentando. – agachó su cabeza.
- Logan... – Tomé su rostro y lo levanté. – No te sientas mal, tú no conoces la cuidad, tampoco manejas el idioma... – sonreí. – sólo fue suerte, la que tuve.
- Pero no entiendes... – dijo con los ojos cristalizados. – te fallé.
- No lo hiciste. Fue mi culpa por haber ido sola a ese lugar y no avisarle a nadie, sabiendo como era Franccesco. – hice una mueca. – Hiciste todo lo que pudiste, además te preocupaste por mi. – sonreí. – lo importante es que estoy aqui, contigo y Doris.
- No sé que hubiese hecho si algo te sucedía.
Un silencio incomodo se apoderó de la atmósfera. Lo único que se me ocurrió hacer fue abrazarlo, lo más fuerte que pude. Él correspondió ese abrazo y nos quedamos así varios minutos.
- Logan...
- ¿Si?
- Te... quiero.
- Yo no. – dijo seriamente.
- ¿Qué? – me alejé de él.
- Yo no te quiero, yo te... – no podía decirlo.
- Tú que...
- Yo te amo.
- Logan yo creo que...
- _____, James y Kendall estan aqui. – gritó Doris desde la cocina.
- Que te parece si lo conversamos luego, en privado.
- Esta bien. – sonrió.
Salimos del baño y allí estaban los chicos abrazando a Doris.
- ¡Por Dios! Mirate ese ojo. – Dijo sorprendido Kendall. - ¿Estas bien?
- Si, si sólo son golpes.
- Pero cómo fue que te pasó eso... –dijo James.
Comencé a contarle lo que había sucedido.
- Es increible, todo eso en una tarde. – dijo kendall.
- ¿Y Carlos? – pregunté.
- Él ya esta mejor, alguien muy cercano a él se quedó cuidandolo. – sonrió pícaro.
- ¿Quién es? – preguntó Logan.
-Sol. – sonrió James.
- ¿Sol? ¿Sol está aqui? – pregunté sin poder creerlo.
- Si, estos días atrás chateé con ella y le comenté que Carlos había tenido un accidente, y bueno, no dudó en tomarse le primer vuelo hacia aquí, sólo para verlo.
- Aw, es tan tierna. – dijo Doris.
Conversamos un rato más y luego los chicos se fueron Doris, se encerró en su habitación a dormir, con Rex, ya que desde que había llegado no se había despagado de su lado.
Logan y yo nos quedamos en la sala, viendo la tele.
- Nunca te curaste las heridas. – dijo Logan volteando a verme.
- Cierto. – me levanté por el botiquin y volví al sofá.
- Haber dejame hacerlo.
-No es necesario.
- Si lo es, aún me siento mal, aunque sea déjame limpiarte la herida. – sonrió.
- Ok... – alargué.
Lentamente comenzó a pasar una pomada en mis pómulos, luego untó un poco de alcohol en un pedazo de algodón y lo acentó apenas en mi labio inferior.
- Auauau. – murmuré.
- ¿Duele?
- No duele, arde.
- A ver... – se acercó aún más a mí y comenzó a soplar mi labio.
No pude evitar mirar como sus labios se inclinaban hacia adelante haciendo un suave movimiento mientras soplaban mi herida.
Logan dejó de solplar y se acercó quedando a sólo milimetros de distancia. Instantaneamente rodeé su cuello y él puso timidamente sus manos sobre mi cintura...