Capítulo 16:

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 —¡Lo tengo! Tú déjalo en mis manos, primor

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—¡Lo tengo! Tú déjalo en mis manos, primor...

Me quedé en silencio ante la plática de esos dos extravagantes sujetos. Brandon me señaló el vestidor dándome un par de camisetas: una gris y la otra blanca. Me vestí incómodo al notar que no tenían nada de extraordinario, eran solo simples prendas de color entero. Cuando salí pude percibir la magia del lugar; personas que iban a las carreras de un lado al otro, flashes disparándose, clientes impacientes, locaciones que se armaban en pocos segundos.

—¡Pequeña! —Ponce dio una fuerte palmada, y al instante apareció una menuda chica con un cinturón lleno de accesorios para el cabello—. Quiero que luzca tierno y femenino, pero a la vez fabuloso, ¿entiendes? 

La estilista afirmó frenética mientras me indicó el lugar donde debía sentarme— Por aquí por favor.

Me quedé absorto observando detenidamente cómo arreglaba mi cabello, ella no pronunciaba palabra alguna, sólo se concentró en hacer bien su trabajo. Me sentí raro, como si no existiera o no importara mi opinión al respecto, ¡joder! ¡Era mi cabello!

—¿Todo bien, chat de rue? —Dorian se acercó a inspeccionar mi peinado cuando la pequeña estilista acabó su hazaña—. Quedaste perfecto.

—Me siento un maniquí... —resoplé algo frustrado.

—¡Bienvenido a mi mundo, Anderson! Avísame cuando te sientas despreciable, será el momento que tu fama estalle como fuegos artificiales —me tensé ante las palabras de Dorian que me sonrió divertido apartándose para que Brandon hiciera su trabajo.

—¡Muy bien, Andy! Ahora dame tu pose más tierna. ¿De acuerdo? Sólo permanece sentado y posa —miré fijamente hacia el lente de la cámara profesional que sostenía Brandon en las manos, estaba muy nervioso, comencé a sudar preso del pánico.

—¿Está bien así? —Cuando menos lo esperé el flash se disparó...

—¡Vamos, Darling! Más ternura —Dorian vociferaba divertido mientras me removía incómodo en la estrecha banqueta—

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—¡Vamos, Darling! Más ternura —Dorian vociferaba divertido mientras me removía incómodo en la estrecha banqueta—. ¡Hazme quedar deslumbrante en París! ¡Con actitud! ¡Una foto de perfil! ¡Brilla!

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