Caminé indecisa por la oscura vía del terminal de autobuses pensando en lo que dejé atrás, y en lo que tal vez mamá sufriría por mi causa. Quizás ella era una madre totalmente insoportable conmigo, pero no por eso merecía que le ocasione mayores pesares, suficiente padeció cuando mi hermano mayor se fue de casa, y yo también estaba haciendo lo mismo que Alex. Me sentí miserable pero ella no me había dejado otra opción, debía perseguir mis sueños de grandeza y no volver hasta conseguirlo. Si tan solo hubiera sido una mejor madre para mí, más comprensiva y dulce, de aquellas que apoyan incondicionalmente a sus hijos, yo no me hubiera marchado de esa forma y me habría alentado compartiendo mi historia de éxito. La niebla era molesta a esa hora de la madrugada, demoré mucho en llegar porque preferí caminar desmenuzando mi melancolía. Sería un cambio enorme aunque confiaba poder soportarlo con tal de triunfar en la vida. Me detuve mirando el inmenso letrero que había a un costado de la vía el cual te invitaba a viajar en un anuncio de playa y personas en bikini.
Esperaba ser un cantante famoso muy pronto...
—Disculpe, quisiera comprar un boleto hacia Los Ángeles, por favor —un hombre de avanzada edad me atendió en la ventanilla de la agencia de viajes—. Clase económica de ser tan amable.
—Claro, muchacho —sonreí ilusionada, siempre me pasaba lo mismo y me encantaba—. Son trescientos cincuenta dólares —le entregué el dinero y él se apresuró a teclear en su computador—. Nombre y documentos.
—Andrea Anderson —los ojos de aquel tipo se abrieron enormes por la impresión, y luego su rostro enrojeció por completo. Ahogué una risa, siempre me pasan esas cosas.
—Emm... Disculpe, señorita. Sus documentos, por favor...
—No los tengo, no creí que los necesitaba para viajar en autobús. Pero soy mayor de edad, espero que no haya inconveniente.
—Lo hay, señorita. En estos tiempos no se puede viajar sin la documentación necesaria, no crea que por ser un transporte terrestre usted se libra del reglamento. Deberá presentarlos, caso contrario no podré venderle el boleto.
—Pero... Necesito viajar, ¡por favor!
—Debe traer un permiso de sus padres autorizando el viaje. Lo siento, chico. De seguro tu novia entenderá que no llegues a tiempo —la sonrisa burlona de aquel hombre me molestó de inmediato, ¡maldito estúpido!
—De acuerdo iré a averiguar en otro lado, gracias. ¡Idiota!
Avancé por las diferentes agencias reunidas en el terminal pero en todas ellas recibí la misma respuesta, salí a tomar aire absolutamente abrumado por la situación, no se me ocurría mejor idea que comer algo para pensar mejor qué hacer. Estaba buscando un lugar barato para cenar cuando de pronto escuché unos pasos acercándose desde atrás hacia mí apresuradamente, todo mi cuerpo se tensó al sospechar que se trataba de ladrones, cada vello de mi nuca se erizó cuando percibí a esa gente acercarse cada vez más rápido. Comencé a correr todo lo que mis piernas soportaron pero esos tipos consiguieron alcanzarme sujetándome del cuello, pasaron su brazo por mis pechos jalándome bruscamente hacia atrás.
ESTÁS LEYENDO
MININO
ChickLit¿Podrías creer que la mujer más hermosa del planeta es un hombre? De la manera más inesperada, Andy consigue convertirse en la mascota de la culpable de su preferencia sexual; Noelia Duval: la más grandiosa diseñadora de modas, anualmente elegida co...