Después de ese día pasaron varias semanas atendiendo al pervertido ruso prácticamente todo el maldito día, mis condiciones habían mejorado bastante. Me había ganado una mejor cama, mejor mobiliario, ropa de diseñador, y todo por complacer el morbo de un tipo qué se había obsesionado con mi madre desde hace muchos años. Al menos eso fue lo poco que me contó. Recordé a mi padre, y a mi hermano Alex, en lo feliz que éramos juntos, deseaba haberles dicho que los amo antes de partir, abrazarlos y darles muchos besos en el rostro. Imaginé la reacción exacta de mi madre cuando se enterara que solo escapé de casa para convertirme en una prostituta en Los Ángeles y se lamente de la estúpida hija que trajo al mundo. Pude adivinar el inmenso dolor que iba a reflejar su rostro, mientras dejaba que Irina me prepare para el gran acontecimiento...
—Hola, preciosa. ¿Me extrañaste? —Su desagradable voz salió a través de los parlantes.
—Mucho... —me quité un mechón de cabello del rostro, por alguna extraña razón al maldito ruso le gustaba vestirme como una muñeca antigua—. ¿Qué travesuras tiene pensado hacer conmigo hoy, Mal?
El sonido del atomizador del perfume me regresó a la realidad, y aunque me sentía aturdida me pareció extraño. Mi cuerpo se movía de manera mecánica, hasta podría jurar que estaba en piloto automático siguiendo indicaciones al pie de la letra.
—Platiquemos un poco, ¿dónde está tu madre?
—Usted debería saberlo, conoce demasiado sobre nosotros.
—¿Mi amada Mar jamás te habló de mí?
—Jamás mencionó a un tal Malcom, solo a Raymond.
—¡El hijo del maldito alcalde! —Malcom golpeó la mesa donde estaba su computadora portátil—. ¿Y tú hermano?
—Se fue a buscar a Raymond y jamás volvió.
—Y no lograba encontrarte porque te vistes como un maldito muchacho, muy astuto de su parte. Mi Mar siempre fue demasiado inteligente para mi gusto.
—Pues yo no heredé la gran sabiduría que alaba de mi madre porque escapé de casa y aquí me tiene. Llegué a parar a este asqueroso lugar...
—Tu madre solo te quería mantener oculta de mí, pero eres tan rebelde como ella. Es la misma esencia guerrera, digna hija de una gran mujer como Marina Hardy. No te lamentes por eso —Malcom se quitó la ropa para empezar el juego—. Disfrutemos ahora, será la última vez.
—¿Última...? —No sabía si reír o llorar, nadie más me había comprado en ese tiempo—. ¿Le aburrí, Malcom?
—Eso nunca, mi princesa. Cumpliste un mes en esa pocilga ayer, y mañana te pondrán a la venta. Viajaré para verte en persona y traerte conmigo a casa.
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MININO
ChickLit¿Podrías creer que la mujer más hermosa del planeta es un hombre? De la manera más inesperada, Andy consigue convertirse en la mascota de la culpable de su preferencia sexual; Noelia Duval: la más grandiosa diseñadora de modas, anualmente elegida co...