¿Podrías creer que la mujer más hermosa del planeta es un hombre?
De la manera más inesperada, Andy consigue convertirse en la mascota de la culpable de su preferencia sexual; Noelia Duval: la más grandiosa diseñadora de modas, anualmente elegida co...
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—Lo mejor para mi linda mascota —su actitud me consternó, era difícil descifrar a simple vista—. Come, Minino. Necesito que te alimentes bien.
—Eh... Debo cepillarme los dientes primero, amo. Soy un gato muy aseado —ella rió ante mi comentario y me soltó para que pudiera pararme—. Despertó muy temprano para mandar a prepararme de comer, no debió molestarse por mí.
—No es para tanto y tampoco es molestia alguna, no había dormido tanto en mucho tiempo...—en definitiva esa mujer era extraña—. ¿Te gusta el Croissant?
—No lo sé, nunca lo he comido —dentro de mi baño personal me quise desmayar de la emoción y estrangular a esa mujer al mismo tiempo, respiré profundo y salí más tranquila—. ¿Irá al trabajo?
—Ven aquí —ella palmeó el colchón seductoramente, esperaba que se tratara de alguna propuesta indecente—. Aún tengo tiempo para comer contigo, gatito.
—Gracias, tengo un amo muy amable —comencé a comer entre sus caricias y pequeños besos en mi mejilla—. ¿Qué debo hacer mientras usted no esté en casa?
—Brennan se encargará de los pendientes, pero no estará contigo todo el tiempo así que pórtate bien —ella se animó a comer conmigo—. Vendrán unas personas hoy, no olvides que ahora eres un hombre. Eric ordenó tramitar tu nueva identificación —con su ayuda acabé rápido la comida—. ¿Quieres llevar mi apellido o conservarás el tuyo?
—¿Su apellido? Me encantaría, pero de ese modo pensarán que lo nuestro es incesto —dejé la bandeja en la mesita de noche y ella se echó a reír con soltura—. No tengo pinta de ser su hijo, pero podría ser su hermano o quizás un primo...
—¿Quién se atrevería a cuestionarme? Tengo más poder que el gobierno, gatito —continuó riendo, luego sostuvo una campanilla, la tocó y se acercó más a mí—. Me encanta como hueles, tienes aroma a mí, todo en ti grita que me perteneces...
Noelia hundió su nariz en mi pelo bajando por mi cuello, sus manos desataron mi bata con rapidez y tomó uno de mis senos con suma autoridad. Me sujetó de las caderas para ayudarme a subir a su cuerpo. De inmediato hice contacto con su pene endurecido, empecé a mecerme sugerente porque su roce sobre mi clítoris era la misma gloria. Ella tiró su cabeza hacia atrás dejándose arrastrar por mis movimientos que imitaban el acto sexual, mi bata abierta con mi piel a su completa disposición que no dejó de explorar en ningún momento, me manipuló donde esperaba, ya había encontrado el lugar exacto dónde debía masturbarme. Comencé a subir su falda porque me estorbaba, y de pronto ella me apartó de golpe rompiendo la magia.
—Lo lamento, olvidé que a usted no le gustan las mujeres —ella abrió la boca para decir algo, pero el timbre de su teléfono interrumpió su cometido—. Adelante, atienda la llamada. Sólo soy su mascota y no necesito explicaciones.
—Creo que no me expresé bien contigo...—Noelia respiraba con dificultad, estaba acelerada y su piel enrojecida se veía más apetecible. Se levantó apresurada, el tono de su móvil no dejaba de sonar—. No puedo llegar tarde a mi propia empresa, precioso. Disfruta tu día, Minino.