Capítulo 15:

204 25 44
                                    

—Anderson… Andy Anderson

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Anderson… Andy Anderson... —me rasqué la cabeza por los nervios caminando en dirección al sofá, intenté parecer sereno aunque por dentro estuviera más enredado que una telenovela turca—. Aún tenemos una conversación pendiente... —Dorian me guiñó un ojo con suma complicidad—. Será un placer escucharte.

Me daba la impresión que estaba vendiendo mi alma al mismo diablo, pero no me importó mientras consiguiera un hogar, comida, una cama calentita y alguien que me mantuviera a salvo. Era suficiente felicidad para mí después de todo el infierno del que había escapado. Si el exnovio de Dorian era tan adinerado como para que una escoria como Ignacio Claver y su amigo el psicópata ruso no se metieran conmigo, todo estaría bien. Esperaba que con esa misteriosa persona mis planes de ser cantante se hicieran realidad pronto, tal vez él pueda entender mis anhelos por cambiar los prototipos de la industria musical y llevar una imagen distinta a los fanáticos oyentes. Había perdido todo incluso la libertad y no era de extrañar, pero el universo me estaba dando una nueva oportunidad muy lejos de esa ciudad. Volvería al principio, estaba seguro que encontraría mi propósito en este mundo. 

Dorian insistió en que le contara mi odisea, quería saber cómo llegué a caer en las garras de Claver, escuchó muy atento todo mi extenso relato guardando silencio, y me ofreció pañuelos entre las silenciosas pausas. Al finalizar mi increíble historia me abrazó reconfortándome, me dijo palabras de aliento hasta que en algún momento me quedé dormida entre sus brazos. Elevé mis plegarias entre sueños implorando que el señor Leroy no resultara ser un enfermo mental que había escapado de algún manicomio, parecía buena persona pero no podía dejarme engañar, no debía confiar en nadie... 

Al menos eso me había quedado de lección.

—¡Darling! ¡Despierta! ¡Arriba! —Los gritos del temporalmente dueño de mi existencia me sobresaltaron por el susto, me senté de golpe y observé todo el espacio cayendo en la cuenta que no había sido un sueño, eso realmente estaba sucediendo—. El desayuno espera, gatito.

—¡Ahora salgo! —Me apresuré a darme una ducha algo avergonzado por la trágica escena que brindé la noche anterior, sorprendentemente ese día me sentía mejor, más aliviado, necesitaba sacar ese veneno de mi sistema—. Buenos días, su señoría.

No fui capaz de disfrutar la grandiosa vista que me regalaba el balcón aquella mañana, jugando con el tenedor en mi plato de desayuno mil preguntas se pasearon por mi mente con respecto a mi extraño destino. Dorian me platicaba muy animado sobre sus proezas en la moda de las cuales él se había hecho cargo a pedido de su exnovio a la cual apodaba cariñosamente como: "el infeliz cretino", intenté seguirle el ritmo de su parloteo pero mis temores afloraron también en mi rostro... Lo supe gracias a que mi afeminado acompañante me lo hizo saber, en esa ocasión vestía un extravagante traje rojo lleno de lentejuelas que hubiera podido empañar la visión de cualquiera que se cruzara con él, se notaba que le gustaba ser el centro de atención.

MININODonde viven las historias. Descúbrelo ahora