Mis dedos acariciaron esa frase pensando en qué responder, aunque nada se me ocurrió. Pensé responder un montón de cosas para simular sabiduría, pero sólo se me ocurrían tonterías sin sentido y chistes pésimos. Esa cacería de fortuna me estaba matando lentamente, no tenía la más remota idea de cómo agradarle a un tipo refinado y millonario. ¿Cómo decirle que estaba aterrada, y muerta de miedo? ¿Cómo explicarle que su sola imagen era suficiente para sumergirme en muchas dudas existenciales? ¿Cómo se atrevió a comprar a un ser humano para mascota? ¿Qué clase de persona era en realidad? ¿Qué sería capaz de hacerme cuando descubriera mi sexo real? El sonido del timbre me hizo sobresaltar y observé el aparato algo incrédulo...
«¡Eric me estaba llamando! ¡¿A mí!?»
—¿No vas a responder mi pregunta? ¿Pasó algo malo, Anderson? ¿Dorian te trató de una manera inadecuada? Permíteme aclararle que soy el responsable de su seguridad y bienestar, aunque en este momento me encuentre lejos estaré siempre pendiente de sus necesidades —me quedé sin palabras ante la insistencia y preocupación que encerraba su voz—. ¿Anderson se encuentra bien?
—¿Me creería si le dijera que no existe otra cosa en lo que piense durante el día más que en mi estadía en París? —Confesé esperanzado, pero su risa burlona me obligó a volver a la cruda realidad.
—¿Acaso guarda ilusión con respecto a su futura vida aquí, Anderson? —Su tono de voz fue de sarcasmo puro, y sentí una aguda punzada en el corazón.
—Claro... ¿Sí? Desde luego...
—¡Malédiction! ¡No lo haga, Anderson! Su vida en París no será un cuento de hadas, esto no es una película donde existen finales felices. ¿Entiende eso? Será una mascota con todo lo que eso implica, empezando por dejar atrás cualquier derecho humano.
El coraje se me subió a la cabeza, ¿qué intentaba conseguir con ese desagradable comentario? ¿¡Espantarme!? ¡No le resultaría tan fácil asustarme! Había soportado cosas peores, y estaba cansado de tener que esperar siempre por una señal del destino, no me iba a rendir tan fácilmente.
—Entiendo lo que pretende ocasionar con esa absurda advertencia, señor Brennan. Usted adquirió lo que tanto estaba buscando, y no le será tan fácil librarse de mí. Debe comportarse como un dueño responsable y no abandonar tan rápido a la mascota que acaba de adoptar hace escasos días, eso no me deja muy buenas referencias sobre su persona.
—¡Yo no soy el dueño irresponsable aquí! Escuche, no quiero tener la responsabilidad de su desgracia en mi conciencia, Anderson. Solo es eso, no confunda las cosas. No deseo hacer su vida miserable, pero si usted insiste en venir en eso se convertirá cada día por aceptar ser un gato...
—Por lo menos déjame intentarlo, ¿a qué le tiene miedo? Yo no tengo garras, y seré incapaz de hacerle daño alguno...
—No logré convencerlo, ¿verdad? Usted debe descender de las mulas...—guardé silencio y él soltó un hondo suspiro, no había nada más que añadir—. Es un muchacho obstinado, luego no diga que no se lo advertí, Anderson. Debo irme ahora, tengo un largo día por delante.
ESTÁS LEYENDO
MININO
ChickLit¿Podrías creer que la mujer más hermosa del planeta es un hombre? De la manera más inesperada, Andy consigue convertirse en la mascota de la culpable de su preferencia sexual; Noelia Duval: la más grandiosa diseñadora de modas, anualmente elegida co...