—Bonsoir, Eric. El es Andy, pero eso lo sabes porque hasta hace poco lo viste por cámara, no puedo creer que no logres reconocerlo por el color de su cabello —Dorian me invitó a subirme a la limusina, y yo obedecí completamente intrigado.
—Bienvenido a París, Anderson. Será un placer estar a tus órdenes —mi supuesto dueño me saludó apropiadamente ni bien me acomodé en el asiento.
—¿Cansado, chat de rue? —Dorian sacó su teléfono y se dispuso hablar en un fluido francés
La voz de Dorian se hizo lejana ante mis nuevas dudas existenciales, definitivamente Eric no era mi dueño, ¿entonces quién era el misterioso exnovio de Leroy? Un miedo atroz se apoderó de mi ser aunque el exquisito olor no me permitió enfocarme, me maravillé con el interior del auto que casi tenía el tamaño de mi anterior habitación. Los asientos eran de un color beige claro perfumados de perfección, un minibar con bebidas de toda clase, dulces, snacks, cosméticos y curiosos frascos de perfumes que terminaban de dar esa mágica atmósfera de fragancia sofisticada. Pero lo que finalmente me atrapó fue la ventana: hermosas y pequeñas casas me regalaban el polarizado paisaje, personas vestidas con extraños atuendos invernales me obligaron a sonreír, la mayoría usaba sombreros de distintas formas y dimensiones. Luego los edificios más grandes y prominentes invadieron las aceras, era hermoso, todo en París lo es.
Transcurrió largo rato de camino cuando de pronto todo el enojo, la vergüenza y la decepción del momento se esfumaron ante el precioso edificio de mis sueños que descubrí tras el oscuro vidrio. El imponente castillo hecho de mármol y cristal que sólo había visto en fotografías nublaron mi visión, y me quedé sin aliento. Era aún más impresionante poder contemplar la construcción de cerca, era tal cual lo había memorizado desde niño, mi mandíbula se desencajó de su lugar y bajé de la limusina completamente alucinada, una vez de pie corrí para tocar esas finas paredes doradas, y comprobar que no se tratara de un espejismo.
—¡No puedo creerlo! ¡La fortaleza de Versalles! ¡Es la Fortaleza de Versalles! —Lloré de emoción saltando entre nubes de algodón con toda la determinación del mundo, hasta llegar al portal del castillo que tantas veces había recortado de las revistas de moda y alto glamour—. ¡Mi amada Fortaleza de Versalles! ¡Está aquí! ¡Es la Fortaleza!
Un portero perfectamente uniformado me detuvo el paso hacia mi nueva vida, la realización de mi gran sueño. Mi verdadero dueño debía trabajar en ese lugar, estaba seguro de ello.
—Bonjour Monsieur —el carismático hombre me colocó su mano cubierta por un inmaculado guante blanco a la altura del pecho, no entendí una mierda de lo que dijo pero igual le sonreí, tal vez porque en ese preciso momento todo me pareció espléndido—. Pourriez-vous me montrer votre code de connection?
—¡¿Pero qué diablos crees que haces!? —Dorian llegó a mi encuentro, y por su expresión se notaba a kilómetros que no le hizo nada de gracia mi pequeño recorrido previo. Enredó su brazo con el mío y me regresó arrastras hacia dónde estaba Eric—. ¡No vuelvas a precipitarte de esa manera! Nadie debe verte entrar, ¡¿es que no lo entiendes!?
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MININO
ChickLit¿Podrías creer que la mujer más hermosa del planeta es un hombre? De la manera más inesperada, Andy consigue convertirse en la mascota de la culpable de su preferencia sexual; Noelia Duval: la más grandiosa diseñadora de modas, anualmente elegida co...