Capítulo 30

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Era de noche y estaba en el campamento.

No había nadie, estaba solitario, ni siquiera estaban las arpías.

De repente, una luz se enciende detrás de mi, era la hoguera. Me acerco y veo a todos los del campamento alrededor de ella, pero esta vez era distinto. Se veían con pena y la nostalgia estaba presente en sus rostros.

Me acerco aún más y veo a los chicos, algunos con lágrimas y otros aguantandolas.

Quirón termina de hablar y se posiciona al lado de él señor D y mantiene la vista baja.

De repente, Annabeth levanta la cabeza y se ubica en el centro.

-Danielle fue una chica excepcional. -Pronuncia con pena.

-¿Cómo qué fue? -Le pregunto, pero nadie parece notarme.

-Al igual que todos, tuvo una vida difícil, pero eso no la detuvo. Ella siguió hasta el final. -Los ve a todos con unas lágrimas asomandose. -No sé si ella me consideró alguna vez como una amiga, pero para mi lo fue. -Ve la hoguera y arroja algo en ella. -Descansa en paz.

No entendía lo que estaba pasando.

-¡Hey! -Grito -¡Estoy aquí! -Pero nadie me escucha

De repente, todo se vuelve oscuridad, hasta que ésta adopta color y forma. El olor del lugar era a mar salado, por lo que deduje que estaba en la cabaña de Poseidón.

Escucho sollozos y me acerco a ellos. Llego a una puerta y la abro despacio, al abrirla me encuentro con Percy en su cama llorando mientras sostenía algo entre sus manos; mi collar. Llego a su lado, y cuando iba a tocarlo una voz me interrumpió.

-Percy... -Esa voz era la de Amanda. -Te traje algo de comer.

-No quiero. -Dice con la voz ronca.

-Pero, Percy...

-¡No quiero! ¡Vete! -Le grita.

Veo como Amanda deja la bandeja con comida azul -tal como le gusta a Percy - en el suelo. Se acerca a él y lo abraza.

-Lo sé. -Susurra tierna. Lágrimas comenzaron a descender. -A mi también me duele. -Se le quiebra la voz. -Aún no acepto que se haya ido.

-Es que no lo entiendes. -Dice con lágrimas en los ojos. -No le dije lo que sentía por ella... Yo...

Y continuó llorando.

Doy un paso, pero la imagen comienza a alejarse y luego una luz me encandila.

Despierto sobresaltada.

Veo a mi alrededor y me encuentro con la fría mirada de Nico puesta en mi, luego me fijo en su compañero de guardia que le hacía bromas a los chicos. Me reviso y noto que no tengo nada. O eso creo.

Veo y todavía es de noche.

-¿Qué hora es? -Le pregunto a Nico.

-Está a punto de amanecer. -Responde cortante.

Me levanto y comienzo a limpiarse y sacarme ramas y hojas.

-Voy a dar una vuelta. -Informo.

-No puedes irte. -Dice Nico y yo frunzo en ceño.

-¿No puedo ir al baño? -Pregunto de mala forma.

-Vamos Nico déjala, que la naturaleza la llama. -Dice Leo mientras termina de colocar un aparato que él había creado con ramas y otras cosas a un lado de Jason.

Confesiones de una mestiza [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora