Capitulo ~11

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Siento murmullos a mi alrededor. Siento mi cuerpo liviano y los párpados pesados.

Los murmullos comienzan a convertirse en palabras, pero no logro captar de quién o quiénes son los que están hablando. Comienzo a sentir como hormigas se pasean por mi cuerpo y de apoco muevo mi mano para quitarme esa sensación. Al hacer eso, una voz comienza a chillar y yo arrugo el entrecejo por el dolor que causa a mis pobres oídos.

Abro lentamente los ojos y las imágenes borrosas de apoco se van volviendo nítidas, giro mi cabeza a la derecha y veo a todos los chicos amontonados mirando expectantes a mis movimientos, giro al otro lado y me encuentro con el rubio con el que estaba Nico la 'primera' vez que lo vi. Creo que se llamaba Will.

Me siento con cuidado y el rubio con pinta de surfero me entrega una copa con un liquido dentro, al tomarlo entre mis manos lo observo de manera desconfiada.

-Bébelo, así te sentirás mejor.

Algo desconfiada obedezco, y cuando el néctar pasa por mis papilas gustativas haciéndose camino hacía mi garganta, el sabor me encantó. No podía describirlo, simplemente me encantaba. Comencé a beberlo todo de una, estaba apunto de vaciarlo cuando me lo arrebatan de las manos.

-De apoco, que si tomas mucho te puede causar daño. -dice Will dejando la copa en un mueble apartado de mí.

-¿Qué es? -pregunto señalando la copa.

-Ambrosía.

No sé que es eso, pero prefiero no preguntar, ya lo averiguaré después.

Como ya me sentía mejor bajo de la camilla, mientras todos observan atentos mis movimientos. Sin ni siquiera mirarlos camino hacía la salida, y cuando estoy apunto de poner un pie fuera mis piernas fallan y me enredo provocando que perdiese el equilibrio.

Abro los ojos al no sentir mi cuerpo impactar contra el suelo, no me acuerdo cuando fue que los cerré, pero al abrirlo observo unos hermosos ojos verde mar mirándome con preocupación.

-¿Estás bien?

Sigo mirándolo y cuando capto que no estamos solos me suelto de su agarre y me reincorporo.

-Sí, gracias.

No alcanzo a dar un paso siquiera cuando me envuelven en un eufórico abrazo.

-¡Por Afrodita!, Danielle me tenías preocupada. -dice Piper mientras me abraza, yo solo le palmeo la espalda algo aturdida.

-Tampoco fue para tanto. -le resté importancia.

La morena se separa un poco de mí para ver mi rostro.

-Si que lo fue, si te pasa algo ¿Cómo podrás cumplir con la profecía? - suelta Piper y enseguida se separa de golpe tapándose la boca con ambas manos.

Todos la miraban de forma reprobatoria, y yo sin entender nada.
Hace unos días atrás Leo me contó que las profecías eran asignadas por el Oráculo para los semidioses, y estos debían cumplirlos para mantener la estabilidad del mundo, o algo así.

-¿Qué profecía? -pregunto mirándolos a todos, ninguno responde y solo se dedican a evitar mi mirada.

Molesta decido averiguarlo por mí misma. Comienzo a caminar en dirección a la casa grande dejándolos atrás.

-¡Danielle! ¡¿Adonde vas?! - Grita Jason, yo no contesto y sigo con mi camino.

Al llegar un Quirón en forma de centauro me da la bienvenida y pregunta que es para lo que e venido, y yo sin pelos en la lengua contesto:

-Quiero saber acerca de la profecía.

Él parece tensarse, me mira por un momento y luego asiente de forma lenta, me guía hasta una escalera que llevaba al ático, y me dice que lo suba, pero antes me dice algo que me dejó sin palabras:

Confesiones de una mestiza [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora