Capítulo 15

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Ya era tarde y todos los campistas se encontraban cenando, mientras yo ayudaba a Clarisse en el tiro al blanco.

Me moría de hambre y ella no acertaba nunca.

-¡Esto es imposible! - Grita furiosa aventando el arco contra el suelo y sacándose con brusquedad el carcaj, para luego caminar hecha una furia hacia no sé dónde.

Tomo las cosas y las guardo en su lugar. Creo que tomaré como finalizada la clase de hoy.

Habíamos estado practicando toda la tarde y ella jamás le daba al centro, aunque estuvo muy cerca cuando disparó por accidente al escuchar las burlas de los hijos de Apolo por su terrible puntería. Pero aún tenía la esperanza de que lo lograría.

El frío se hizo presente y aunque no quisiera tenía que entrar a mi cabaña, la número 1. Que irónico, yo siempre era la segunda en todo y ahora la cabaña número 1 era mía y de Jason... Ag parece que seré la segundona en todo.

Ingreso y el frío del campamento es aplacado por el cálido ambiente de la cabaña, cierro la puerta y el silencio más la incomodidad envuelven el lugar.

Jason y Percy se miran y dan como finalizado lo que quiera que estaban haciendo. El oji- verde me ve con una mirada llena de desepción, aunque debe ser mi idea.

-Buenas noches Jason... Danielle. -Dijo con frialdad y salió sin dejarnos contestar almenos. ¿Y a este que bicho le picó?

Me giro a ver a Jason y antes de que pudiera preguntarle algo se va desapareciendo en la oscuridad del pasillo, y sólo el sonido de una puerta siendo cerrada con brusquedad me alerta de su paradero.

Suspiro con frustración.

¿Y dicen que las mujeres somos complicadas?

Ingreso a la oscuridad del pasillo y me introduzco en mi cuarto.

Tomo mi diario y escribo todo lo que a pasado en este alocado día lleno de estúpidos sube y baja emocional. Y con esos pensamientos me dormí, con la angustia de que me deparará el destino, o en este caso las moiras.

Espero que se apiaden de mi que ya he tenido suficiente.

*-*-*-*-*-*-*

Comencé a despertar, y cuando mis ojos ya se encuentran perfectamente abiertos distingo un cielo despejado y estrellado, me levanto y pequeñas piedrecitas se encontraban pegadas en mis manos. De apoco los ruidos indescifrables se transformaron en el de olas, miro a mi derecha y el mar se encontraba a unos metros de mi posición.

Me levanto con total torpeza y me sacudo.

-Hasta qué alfin despiertas.

Giro hacia el extraño y por instinto llevo mi mano a la muñeca dónde se encontraba mi pulsera, pero no había nada. Comencé a desesperarme y el extraño lo notó.

-Danielle, relajate, soy yo. - Comenzó a decir y a dar pasos en mi dirección. - No te desesperes.

Y como si fuera por arte de magia me calme. No entendía nada en lo absoluto, pero a medida que se acercaba una sensación de tranquilidad y serenidad me inundaba.

Se quedó enfrente de mi y me abrazó, algo torpe contesté. A medida que nos fundiamos en el abrazo el olor a mar inundó mis fosas nasales, y mi corazón se sintió libre denuevo, como si nada hubiera pasado, como si no me hubiera enterado de la verdad, si como no existiera una profecía que arriesgaría la vida de una de mis amigas o la mía, como si ella estuviera de vuelta.

Él me apretó más fuerte contra su cuerpo y dijo:

-Estas tan grande.

Y con eso estalle en llanto. Lloraba como una bebé que necesita de su madre, y en cierta forma era cierto, la necesitaba, pero no la tendría. De eso estaba segura.

Confesiones de una mestiza [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora