CLASES

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Todos los alumnos entraban en pánico en la institución. Todos iban de un lado a otro, buscando salones, casilleros o algún conocido que pudiese ayudarles.

Pero Peridot tenía ubicada ya su aula, el trámite del casillero estaba hecho desde hace una semana antes. Así que sin problemas llegó a su grupo mucho antes que varios. No había casi nadie en el salón, sólo ella y un par de chicas que andaban en sus asuntos.

–que extraño.–se dijo.–¿me habré equivocado de aula?

El timbre sonó en toda la escuela, informando que ya era la hora de entrada.

Nada de compañeros aún.

–disculpen...–dijo Peridot hablándoles a las otras chicas.–¿que salón es este?

–el 4F– contestó una de las chicas.

–¿en que grupo vas?–pregunta la otra.

–voy en el 301.

–descuida, en un rato llegan.

–ustedes son también del grupo?

–si.

Las chicas siguieron en lo suyo.

Peridot estaba nerviosa, no llegaba nadie, pero estaba en el aula y grupo correcto.

La profesora entró al aula, saluda a las pocas presentes y escribe en la pizarra la fecha y el temario de ese semestre.

Peridot y las otras chicas empezaron a escribir lo que la profesora anotaba.

Pero el apunte fue interrumpido por los golpes apresurados en la puerta.

–profesora! ¿podemos pasar?!

El resto del alumnado se encontraba fuera del salón.

La maestra sólo asintió.

Todos entraron  en manada milagrosamente por la puerta y tomaron lugar. A Peridot le alegró ver de nuevo a Lapis, irían en el mismo grupo.

Las clases continuaron con normalidad. Cuando todos los alumnos salieron del salón, Peridot se dirigió con lapis.

–Lazuli!–dijo la chica.– Uh...estaba pensando, ¿que te parece si te acompaño a casa? Ya ves que somos vecinas y pues...sería bueno que nos acompañáramos.

–como sea.–termina de guardar sus cosas.– vamos .

Peridot iba feliz de irse. con lapis, mientras que la otra le daba igual.

Peridot platicaba de demasiadas cosas que a lapis no le importaban en absoluto.

–y fue por eso que mi madre se mudó para acá.–terminaba la rubia.–¿y tu como fue que...?

–gracias por acompañarme.–dijo lapis con seriedad.

Peridot no se había percatado de que ya habían llegado.

–oh claro. No fue...

–adiós.

Lapis tomó camino rumbo a su casa, abrió la puerta y entró sin siquiera despedirse.

–¿como te fue en...?

–Bien, estoy en mi habitación.

Lapis volvió a su habitación, agarró su libro y siguió su lectura.

Todo iba en calma, empezó a llover. Le encantaba que pasara eso, lluvia y lectura. El mejor día.

Después de cansarse de leer, lapis se asomó por la ventana a ver cómo caía el agua en su ventana y en la calle.

En la otra casa, una de las ventanas de la planta de arriba había encendido la luz, la rubia estaba cerrando una de las cortinas, pero no las cerró completamente por distraerse en ver a su vecina en la ventana.

La de lentes saludó desde la ventana a la pelíazul, pero está hizo como si nada.

La de lentes se metió a la casa, no tardó en salir. Colocó una hoja en la ventana y volvió a llamar la atención de la azul.

Lapis sólo volteó, le hizo símbolo de amor y paz. La rubia le señaló la hoja.

"7645098873 marcame"

Lapis solamente levantó su pulgar en aprobación, pero obviamente no lo hizo.

Peridot volvió a meterse en la casa y salió con otro letrero.

"Hey lazuli! Oye...mensajeame."

Lapis se retiró de la ventana y regresó con un cuaderno y contestó.

"No tengo dinero para un mensaje."

"Bueno...entonces pasame tu #"

"No tengo celular"

"Y tu música? Es de celular :D"

"Pero no tengo número"

" Plz :("

"Nos vemos mañana"

Lapis se retiró de la ventana.

–que molesta!–exclama lapis y se acuesta en su cama.

Su madre no tardó en llamarla para cenar. Lapis bajó como si nada y la cena transcurrió con tranquilidad.

–mamá, voy a seguir en mi habitación.–dijo mientras dejaba sus trastes en el fregadero.

–tarea?

–demasiada.

Lapis apenas subió el primer escalón cuando sonó el timbre.

–abre por favor hija.

Lapis dio un resoplido, se dirigió a la puerta y miró por el ojillo de la puerta a quien estaba del otro lado, la de lentes.

–no es nadie mamá.–dijo yendo directamente con su madre.–quizá algún bromista.

Volvió a sonar el timbre.

–checaré de nuevo.

Lapis volvió a ver a la de cabellos rubios parada en frente de la puerta.

–nadie–volvió a notificar.–torpes bromistas.

El timbre sonó por tercera vez.

–ahora voy yo.–dijo la madre de lapis.

–no, no. Espera, yo voy!

La madre de lapis se adelantó, vio por la mirilla de la puerta y abrió.

–buenas noches.–saluda la madre de lapis.

–buenas noches señora.–dice tranquila.–uh...bueno, vengo a regresarle la charola que nos dio ayer.–le extiende el plato.– Estuvo muy delicioso. Y pues, me han mandado a devolvérselo con algún agradecimiento.

–gracias.–toma el traste.–¿que es?

–es flan da' çreâm.

–se oye curioso y delicioso. Muchas gracias.

–de nada.–hizo una pausa.–¿estará su hija?

–claro! Dejame le hablo.

La Madre jaló a la pelíazul hacia la puerta.

–las dejo, tengo algunas cosas que hacer.–se retira.

–¿que quieres?!–dijo irritada lapis.

–solo vengo a pedirte disculpas por lo de hace rato. Creo que no fue la manera de pedirte tu número. Creo que parecía una loca .

–¿parecías?

–solo vine a pedir disculpas.

–bueno, pues...disculpa aceptada. Nos vemos.

...

Walls Covered In BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora