CASA

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Una chica se encontraba en su habitación, organizando y limpiando por órdenes de su madre.

Esta chica es de piel algo morena, sus ojos son de un azul brilloso y su cabello está teñido del  mismo color que sus ojos. Ella se llama Lapis Lazuli.

Lapis no es muy sociable que se diga, es muy raro que hable con alguien. Pero para su mala suerte, el vecindario en el que vivía había un montón de jóvenes de su edad.

Su madre incluso algunas veces le ordenaba que fuera y hablara con los demás, aunque esta era la única orden que la chica se saltaba.

Pero el día de hoy se a salvado de ello gracias a que tiene que limpiar su habitación. Aunque básicamente ese a sido su cometido, ella misma desordenaba su habitación para no tener que salir y escuchar a los demás que salían a pasear y a divertirse. Simplemente le parecía estúpido.

–lapis.–su madre le hablaba desde la planta baja.–ven un momento.

Ella sólo dio un suspiro agobiado  y respondió que ya iba.

Bajó y fue con su madre que está en la cocina.

–¿que pasó?–dijo lapis con su usual tono melancólico.

–hija, creo que es hora de que tomes un descanso. Has estado trabajando mucho en tu habitación. Te mereces un descanso.

–pero aún no termino. Me falta depurar mis cajones, barrer sacudir, ordenar los estantes...¡me falta mucho!

–pero lo puedes terminar después. ¿por que no sales y te relajas un poco? En lo que voy y traigo la comida y la preparo.

–no gracias. Prefiero seguir arreglando mi habitación.

–¿segura?

–si. Prefiero terminar de una buena vez. Ya sabes lo que dicen: "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy"

–me preocupa que no salgas de tu habitación. ¿tienes algún problema? ¿alguien te molesta?

–no madre. Estoy bien. Sólo que...los demás se me hacen algo...tontos.

–¿por que?

–hablan de cosas sin sentido! Bandas ridículas de música, famosos huecos, los últimos chismes de la farándula...cosas así.

–pues hablan de cosas comunes entre los chico de tu edad.

–tonterías de los de mi edad.

– Mmmm... bueno entonces, te quedas limpiando tu habitación.–fue a la sala seguida de lapis.– no tardo, espero.

–¿llevas llaves?

–¿si no como voy a irme? Claro que las traigo. En fin.–abre la puerta.–no tardo. Cualquier cosa, no dudes en llamarme. Y si cambias de opinión sobre...

–no lo haré.

– sabía.–salió de la casa.

Lapis escuchó el auto irse. Podía regresar tranquilamente a su cuarto.

Su habitación ya estaba recogida, sólo le faltaba poner algunas de sus ropas sucia en el sesto de lavado, lo cual no tardó en hacer.

Y ya una vez terminado todo, se dispuso a escuchar algo de música y leer su libro favorito.

Paz y tranquilidad. Pero su atención se vio interrumpida por el sonido de un camión de carga.

Ella se asomó por la ventana, su cuarto (para desgracia de ella) quedaba con vista a la calle. A veces llegaba a la conclusión de que su madre la había colocado en esa habitación por estrategia.

En la acera de enfrente, estaba un camión de mudanzas. Al parecer por fin se ocuparía la casa de enfrente.

–genial!– exclamó decaída.– más personas con las que me obligará a hablar.

Veía como los pobres de la mudanza batallaban con los muebles tan enormes y lujosos de los que serían sus vecinos.

–con muebles así deben de ser una familia de "narices alzadas"–se dijo para sí.–gente de clase alta que le gusta presumir entre la clase media.

Después del camión, se estacionó un auto de esos casi último modelo color dorado y de ahí descendió una señora de cabello rubio, algo albina y de muy buen porte.

–sip, justo así me la imaginaba.

Miró hacia su cama, debatiéndose si regresar a su amada lectura o si seguir espiando a su nueva vecina.

–no creo que tanto alboroto me deje continuar.–regresó la mirada hacia la casa de enfrente.

La señora está dándoles instrucciones a los de la mudanza, los pobrecillos estaban súper apurados y de un lado a otro con las cosas.

De repente la ventanilla trasera del vehículo se abrió. Dejando ver a una chica igual de albina que la señora, si acaso uno o dos años mayor que Lapis, de un cabello rubio muy bajo casi blanquecino y esta, en efecto y como lo había dicho lapis, su nariz era lo que más se podía notar.

Lapis al notar lo acertado de su predicción, se hecho a reír.

–si, efectivamente. Nariz alzada.–pero dejó de reír en cuanto cayó en cuenta.–una niña de mami nariz alzada con la que me veré obligada a hablar.

Al parecer la chica del auto estaba hablando con alguien a su lado. Lapis quería creer que con su padre, alguna mascota (ya que lapis se imagina que la chica esa era tipo Sharpey  de High school Musical) o quizá traía el auricular de llamadas como toda la gente "importante" que no tiene tiempo de sacar su teléfono último modelo de su bolsillo.

Se veía que la mudanza iba para largo. La chica desde el auto le pregunta a su madre si puede bajar, a lo cual la señor le indica con solo levantar el índice que no.

Para lapis, de por si, se le hacía molesta la idea de vecinos nuevos. Pero la actitud de la chica se le hacía demasiado petulante, y luego imaginar que se vería forzada a entablar una conversación con semejante presumida se le hacía más pesado. Pero mejor no juzgar sin conocer, todos tenemos actitudes muy diferentes dependiendo el entorno.

Lapis despegó la mirada de enfrente y vio que el auto de su madre se estacionaba en su garaje.

–espero que no se haya dado cuenta.–dijo lapis con sarcasmo para bajar y abrirle la puerta a su madre.

...


















Ay mi primera historia Lapidot. Soy nueva en el Lapidot hell ;) denme mi bienvenida.

Walls Covered In BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora