EMPIEZA MI OBSESIÓN

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Peridot ni siquiera se movió del salón en cuanto el toque de descanso se dio.

Lapis y Steven si salieron.

–¿ves?–dijo el rizado a su amiga.–al parecer si entendió.

–eso creo. ¡Mejor por mi!

–pero de todos modos hablaré con ella. Aunque sea para hacer amistad.

Steven se metió nuevamente al salón.

Lapis sólo observaba por la ventana y con mucho cuidado. Al parecer todo iba bien, steven le decía quien sabe cuanto, la rubia sólo asentía y sonreía. Al parecer sólo estaba haciendo entrar en confianza, por que después de un rato, Steven se puso serio al igual que la chica y quien sabe cuanto estuvieron diciendo.

Peridot en momentos parecía triste y en otros sonreía, después de un rato, steven sonrió sin quitar aún ese porte un tanto serio y Peridot asintió feliz, incluso para despedirse o para cerrar aquella plática chocaron sus puños.

La campana sonó.

Steven se fue a su lugar, lapis hizo como si viniera de otro lado y pasó a su asiento. Los demás alumnos también empezaron a entrar y otro día de escuela se concluyó con rapidez.

Y como lo prometió, steven llevó de nuevo a Lapis a casa.

–¿entonces?–hablaba lapis.–¿que te dijo?

–que está bien. Que entiende que se a comportado demasiado extraña y que tratará de corregirlo.

–pero...no quiero que sea mi amiga.

–oh claro, le dije eso. Y ella dijo que está bien, que le entristece que no tengas muchos amigos y que es una pena que no quieras una amistad. Pero que lo respetaba.

–por fin! Podré estar tranquila.

–eso creo.–dijo steven nervioso.

–¿crees?

–bueno...es que...¡si! Si podrás.

–steven?

–no, no es nada.

Steven dejó a lapis en casa, está se despidió y se metió a casa.

Esta vez no se fue a su habitación, había una nota pegada en el refrigerador.

"Lapis, hija. Salí de urgencia al trabajo. Llego mañana en la tarde. Cualquier duda o situación llámame, traigo el celular."

Lapis suspiró agobiada y se sentó en el sofá. Vio su celular, ni un mensaje o llamada.

–¡si!–dijo victoriosa.–¡nada!

Hizo la tarea, se preparó de comer y por último se fue a su habitación.

Con cuidado se asomó por la ventana, Nada. Ni siquiera la cortina movida.

Lapis agarró su libro y continuó su lectura con su música favorita.

Peridot estaba en su habitación, acostada en su cama, pensando que hacer. Básicamente el chico fue a darle una orden de alejamiento oral, era muy simpático después de todo, pero no le agradaba la idea de que se llevara tan bien con lapis. Pero prometió no volver a atosigarla.

La tentación en la ventana estaba puesta, pero no quería romper esa promesa de no acosar a lapis.

Bueno, una asomada a la calle no le haría daño.

Vio para todos lados, ni un alma en la calle.

Regresó a su habitación y siguió escribiendo miles de cosas en un cuaderno. La mayoría eran cursilerías dedicadas a lapis, como si fuese chica de secundaria. Escribía en planas el nombre de lapis, corazones con sus iniciales, el nombre de lapis rodeado de corazoncitos e incluso un intento fallido de un dibujo de las dos chicas agarradas de las mano.

–¡idiota!– canturreo la hermana entrando a la habitación.– mamá se va a quedar a doblar turno. Llega mañana.

–claro, está bien.–siguió escribiendo en su cuaderno.

–¿¡que estás haciendo?!–su hermana se abalanzó para quitarle el cuaderno.

–¡espera!–decía molesta Peridot mientras batallaba con su hermana.–basta!

–veamos que escribes en tu diario!–por fin agarró el cuaderno.–a ver...

–espera, no!

–espera...¡¿que?!–ríe.– ¿¡te gusta la corta venas?!

–¡no! No es...

–¿¡no es?! Mira cuantas veces has escrito el nombre de esa perdedora.

–¡tu no sabes...!

–¡ya sé! ¿mamá no lo sabe, cierto?

–no...¡no le digas! ¡se decepcionará!

–descuida! Mejor para ella, no tendrá que gastar en nietos de una idiota.

–¡oye!

–ya entiendo! Quieres ser su novia para psicoterapeutarla.

–¡no!

–lazuli, bella princesa.!–Se burlaba la pálida.– deja caer tus venas y escalaré para llegar a a ti antes de que desangres.

–no seas idiota!–le quita su cuaderno.–ella no es emo.

–¿ah no?

–no!

–entonces...¿por que no le dices que te gusta?

–de por sí me odia, más si le digo que me gusta.

–dicen que del odio al amor hay un solo paso.

–¿eso crees?

–pero para alguien tan perdedora como tú, no funciona.

–basicamente me a dicho que la deje en paz!

–mira hermanita, no es que me agrades, pero te daré un consejo.–se sienta en la cama.– no le digas. Ya no la molestes. PERO, no la dejes sin supervisión. Ve todo lo que hace, todo lo que le gusta y cuando te sepas todo de memoria, ¡dile! Sólo mirala de lejos ¿entiendes?

–¿funcionará?

–claro!.–se levanta y se va a la puerta.– después de todo, quizá note el interés en ti y se sienta querida por primera vez en su miserable vida.

Su hermana se retira de la habitación.

Peridot quedó viendo a la ventana, una idea loca cruzaba por su cabeza.




...
Bxfkfbfh yei! Llevo un montón avanzado de esta historia :D

Tuve que resubir, el orden de los capítulos estaba mal :'c

Walls Covered In BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora